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En marco del proyecto especial conjunto con el Prime Bróker EXANTE compartimos la opinión de Sergio Golubitskiy sobre cómo debe ser un buen simulador bursátil.

Prácticamente todos conocen los juegos financieros del tipo «Monopoly», pero son pocos los que se preguntan hasta qué punto estos juegos son útiles para aprender sobre el comercio real. Esta pregunta también requiere de debates.

El bisabuelo de los simuladores bursátiles - el juego «Monopoly» - fue creado por Elisabeth Maggi en 1903, bajo el nombre de «El Juego del señor de la tierra» (The Landlord's Game). Elisabeth lanzó el juego de forma independiente, y en un principio sus objetivos eran más educativos que de entretenimiento: mostrar los aspectos negativos de la concentración de la tierra en monopolios particulares. En 1934 Charles Deroy dió al juego el hoy conocido nombre de «Monopoly» y lo ofreció a la compañía Parker Brothers para su edición. Los Parker criticaron el juego, haciendo una lista de 52 errores de diseño. Pero en 1935 acabaron de prepararlo y se convirtió en un super hit: en los próximos 65 años se vendieron 200 millones de copias.

El juego se publicó en un tiempo difícil: los EE. UU. Intentaban desesperadamente salir de la Gran Depresión, provocada por el crack de ese mismo sistema financiero, en cuyos tiempos de señorío se desarrollaba el juego. No se descarta que para muchos el «Monopoly» haya sido un respiro ante la situación económica: si no me puedo enriquecer de verdad, por lo menos…

Muchos jugadores del «Monopoly» notaron la paradoja. La suerte sigue más a las damas cuando los jugadores impacientes del género masculino quiebran debido a las aventuras financieras. Pero en la vida, la estadística era todo lo contrario. ¿Por qué? Volveremos a esta pregunta más abajo.

Entonces, ¿Qué es un «simulador bursátil»? Hablando en forma general – es un «juego de operaciones financieras», una «simulación de operaciones bursátiles». Si se quiere, son «operaciones con dinero no real».

Hoy los juegos económicos se pasaron a los ordenadores, y se pueden diferenciar tres tipos de simuladores bursátiles de ordenador:

  1. Juegos comunes con reglas cerradas y número de jugadores limitado. Desde mi punto de vista, este es el menos interesante de los simuladores, debido a que la estructura cerrada impone el máximo de limitaciones para la realización de una dinámica comercial real. Las leyes de movimiento de capital de estos pueden resultar muy distanciadas de la realidad.
  2. Aplicaciones web – a modo de teatros virtuales con movimiento en la misma página web. Tienen personal de servicio, reglas de interacción entre ellos, tramas (regularmente eventos de operaciones reales con retrasos de un día o sin ellos), sus héroes y villanos, sus desafortunados y bufones, etc.
  3. Y al final, cuentas de demostración de agentes bursátiles reales que permiten a los clientes operar en simuladores bursátiles con el uso de un capital condicional (por regla general 100, 200 y a veces 500 mil dólares virtuales). Las cuentas demo, sin lugar a dudas, son la mejor solución de los simuladores bursátiles. De hecho, permiten a los operadores principiantes conocer no solo el aspecto de los elementos de la Bolsa, sino también trabajar con compañías reales y ver el funcionamiento de la economía real. Además es difícil calificar de juegos a ese tipo de simuladores.

Todos los simuladores bursátiles tienen dos problemas, uno de los cuales tiene solución y el otro no.

Problema con solución: imitación del complejo sistema económico

Las operaciones financieras son un sistema económico complejo. Ningún juego de cartas o de mesa para 5-10 personas podrá acercarse a la complejidad del verdadero sistema financiero con millones de agentes. Se necesita no un simple simulador, sino un simulador profesional.

Hubo una vez, cuando los juegos con la palabra «simulador» eran tratados a la ligera. Por ejemplo, en la década de 1980 incluso los juegos más primitivos, donde una persona dirige un avión a una altura constante sobre un terreno plano (desde la cual disparan las bases enemigas), eran llamados simuladores de juego por muchos usuarios. Pero dirigir ese avión nada tenía que ver con la realidad: había que mover la figura arriba y abajo, a derecha e izquierda en una pantalla en movimiento y de vez en cuando disparar. Los despegues y aterrizajes no se solían tener en cuenta.

Pero en ciencias, «numerical simulation» es un término estricto que significa modelación exacta al máximo de uno u otro sistema (matemático o físico). Y los simuladores de vuelo moderno modelan realmente el movimiento de un avión en vuelo. Esto ya no es un simple entretenimiento, sino un verdadero entrenamiento para pilotos. Exactamente así debe ser un simulador bursátil – un entrenador profesional.

Un buen simulador bursátil debe satisfacer las siguientes exigencias:

  • Las cotizaciones deben ser presentadas al jugador con la demora mínima. Y aunque se esté utilizando dinero ficticio, durante el juego en tiempo real el usuario pueda concertar sus pasos con las noticias bursátiles y políticas;
  • La imitación de las operaciones debe ser realizada teniendo en cuenta todos los canales existentes, por cuanto cada canal tiene sus reglas específicas de enrutamiento y recepción de solicitudes;
  • Es necesaria la imitación de los detalles reales durante la colocación de solicitudes. Cosas como el slippage (cuando el precio de recepción de solicitudes «huye» del precio que usted vió en el monitor en el momento de colocar la solicitud) y partial fills (recepción parcial, con la cual la solicitud se divide en partes que se reciben parcialmente). Un buen simulador debe también mostrar todo eso;
  • Al jugador hay que proporcionarle noticias. Desde mi punto de vista, esta es una de las condiciones más importantes que caracterizan a un buen simulador, ya que el uso de las noticias es básico para operar de manera plena.

Problema sin solución: imitación de la psicología del juego financiero

Las dificultades enumeradas tienen un carácter técnico y pueden son resueltas casi en su totalidad en las cuentas demo de las compañías de brókeres. Sin embargo, los simuladores tienen otro problema, por el cual cualquier simulador de operaciones, incluso el más moderno, es inútil para capacitar en el manejo real de las operaciones. Ese problema es la falta de un capital personal. En la realidad el 90% del éxito se debe a la disciplina y el control de las emociones. Y es este factor el que le falta al simulador bursátil o no guarda ninguna relación con la realidad.

Aquí tiene sentido recordar la estadística de género del éxito de las mujeres en el juego «Monopoly». Hay estudios que revelan que las mujeres se desenvuelven mejor en las situaciones pacibles. En ningún momento la mujer media se olvidará de que el «Monopoly» es solo un juego, y en estas condiciones demostrará con éxito su lógica natural, tan imprescindible durante la compra de calles y hoteles caros. El hombre, de manera inconsciente, pierde el interés por la realidad, en cuanto entiende que esta realidad es una emulación. Como resultado, comete locuras, gasta el dinero del «Monopoly», cae en la cárcel, empeña casas, confiando en la suerte. ¿Y qué diantres? De todos modos esto no es real.

En tales situaciones utilizo la metáfora: es suficiente jugar al póker sin apostar para entender toda la palidez de las imitaciones bursátiles. La naturaleza de las preocupaciones y el estado psicológico provocada por ganar o perder aunque sea 1 dólar en la Bolsa, o al póker, es la misma.

Conclusiones

Después de todo lo dicho, surge la pregunta: ¿Son realmente necesarios los simuladores bursátiles? ¿Son buenos? La respuesta, aunque sorprenda, es positiva. Los simuladores bursátiles son necesarios porque permiten conocer el lugar de trabajo del operador. Estudiar la interfaz, aprender a colocar solicitudes, etc. Es muy bueno utilizar en calidad de simulador una cuenta demo del bróker con que planea trabajar en el futuro.

Pero es preferible no pasarse mucho tiempo en la fase de jugador. Para entender de verdad el asunto hay que operar con dinero real lo más pronto posible. Aunque no sea mucho. Aunque sea en los instrumentos virtuales del tipo CFD (contratos sobre la diferencia de precio, que imitan las acciones reales y son capaces de dar una rentabilidad similar a estas) o en algún bitcoin de la Bolsa. Ya que registrarse en ese tipo de recursos no requiere de grandes depósitos. Justamente el comienzo de las operaciones con dinero real puede convertirse en un gran paso hacia el trabajo con un buen bróker e instrumentos bursátiles reales.

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