La sociedad capitalista en la que vivimos nos incita al gasto. Sin embargo, ¿dónde está el límite? Si te identificas con alguno de los siguientes 9 síntomas, es posible que estés viviendo por encima de tus posibilidades.
En la mayoría de los casos, la tendencia es vivir hasta el límite de lo que nuestros ingresos nos lo permitan.
Esta inflación del estilo de vida se convierte en un problema cuando nuestros gastos empiezan a superar a nuestros ingresos, generándonos problemas para gestionar nuestra economía personal.
Y lo que es peor aún, muchas personas que están empezando a sufrir la inflación del estilo de vida ni siquiera son conscientes de ello, ya que han pasado demasiado tiempo acostumbrándose a vivir de esa manera.
Entonces, ¿cuál es la manera de reconocer e identificar este hábito potencialmente desastroso? Estos son nueve síntomas claros que hay que tener en cuenta.
1. Deudas excesivas en la tarjeta de crédito
Aunque es una práctica habitual para muchos de nosotros el usar la tarjeta de crédito e irla pagando poco a poco (hay un valor en recoger los puntos de recompensa si eres un usuario disciplinado), las deudas excesivas en la tarjeta de crédito que no podemos pagar comienzan a acumular intereses.
Con el tiempo, los intereses y los cargos por demora nos costarán mucho más que la cuenta inicial. Cuando el pago a plazos de una tarjeta de crédito se convierte en parte habitual de nuestro presupuesto, es un síntoma claro de que tenemos que bajar el ritmo y gastar menos para poder pagar nuestras deudas. Empieza por separar pequeñas cantidades de dinero destinadas a cubrir esta deuda lo más rápido posible.
2. Evitar tareas básicas de control del dinero
Es común postergar la realización de un presupuesto o la comprobación del saldo de nuestras cuentas. No es de eso de lo que hablo. Me refiero al hecho de evitar intencionadamente cualquier tarea relacionada con el control de nuestro dinero.
Por lo general, esto sucede cuando sabemos que el panorama que nos vamos a encontrar es deprimente, por lo que es mucho más fácil evitar la tarea y esperar lo mejor. Lo más efectivo es ponerse al día dedicando una cierta cantidad de tiempo a la semana o al mes (para mí el mejor momento es los domingos por la tarde) para comprobar el estado de nuestras finanzas y determinar en qué tenemos que apretarnos el cinturón para la siguiente semana.
3. Poco cuidado con los ingresos
Como suele decirse, «más dinero, más problemas» y es un dicho típico de las personas que empiezan a ganar más dinero de repente para, a continuación, empezar a gastar más. Es también una señal inequívoca de que hay que ajustar el presupuesto para poder dar un respiro y más kilometraje a nuestro salario.
Los problemas a la hora de adaptar el presupuesto son un síntoma de la inflación del estilo de vida.
4. Los ingresos se gastan antes de haberlos recibido
Otro término para esto es «vivir al día». En estas circunstancias, los gastos llegan a ser tan agobiantes que es necesario esperar a la siguiente nómina antes de poder pagarlos siquiera. Cuando esto ocurre, se convierte en una pescadilla que se muerde la cola, en la que nos encontrarnos tratando constantemente de ponernos al día. La solución obvia es recortar gastos de donde se pueda, pero también tomar conciencia de nuestros ingresos y nuestros gastos y decidir si es necesario realizar cambios drásticos, como mudarse a un piso más pequeño, comprar un coche más barato, etc.
5. La gente con unos ingresos parecidos no gasta tanto dinero como tú
Hay muchísimas circunstancias atenuantes que pueden hacer que dos personas que se encuentran en la misma banda salarial vivan vidas a simple vista muy distintas; por ejemplo, que una sea soltera y la otra tenga dos niños. Pero al margen de esto, habría que buscar las similitudes entre tu estilo de vida y el de tus compañeros que hacen lo mismo que tú. Si hay una clara desconexión, esto podría indicar que estás viviendo por encima de tus posibilidades.
Si tú y tus compañeros ganáis aproximadamente el mismo dinero y uno de vosotros se va a pasar unas vacaciones fastuosas y cae en gastos que para la mayoría no son viables, entonces probablemente hay un problema; y si se trata de tu problema, entonces es hora de sentar la cabeza.
6. Compras compulsivas y la «fiebre por comprar»
A todo el mundo le gusta tener cosas nuevas. El encanto y el misterio de las cosas nuevas (no importa cuál sea nuestra edad) tiene siempre un peso importante, aunque desaparezca tras un breve espacio de tiempo. Pero si sientes la necesidad y el ansia que acompaña a una nueva compra, es un indicativo de que comprar se ha convertido en un hábito para ti, lo que va en detrimento de tu economía y, quizá, de otros aspectos de tu vida. A menudo se trata de un asunto que puede erradicarse con autodisciplina, pero si sientes que has perdido el control, puedes buscar la ayuda de un profesional.
7. Te aburres en casa
Comprar cada vez más cosas puede convertirse en un círculo vicioso, lo que conduce al aburrimiento que, a su vez, conduce a hábitos de gasto aún más peligrosos. ¿Te sientes inquieto cuando estás en casa? ¿Sueles conectarte a internet o ir a un centro comercial para comprar algo que no necesitas, simplemente por tener algo que hacer?
A veces, yo mismo me siento culpable de esto y es por eso por lo que intento planear actividades y cosas que hacer con amigos, para esas veces en las que sé que, de lo contrario, estaré en casa sin nada productivo que hacer. Mantenerme ocupado refrena mi deseo de comprar compulsivamente cosas que no necesito y consigo ocupar mis fines de semana haciendo cosas con las que parece que he gastado dinero, aunque no lo haya hecho.
8. No te preocupas de buscar gangas
A veces un estilo de vida por encima de nuestras posibilidades es simplemente cuestión de no ser ahorrador (o, según yo lo veo, ser vago sin más). Conozco a muchas personas que gastan mucho más dinero del que necesitan gastar sencillamente porque no son capaces de ver la posibilidad de ahorrar que tienen justo delante. Puedo asegurar que yo ahorro miles de euros al año porque no compro absolutamente nada sin un cupón o un descuento (si puedo evitarlo).
9. No sientes la necesidad de ahorrar dinero
Quizá el síntoma más significativo de que estás gastando demasiado y viviendo por encima de tus posibilidades es que has descartado por completo la idea de ahorrar. Das por hecho que no es necesario o que es imposible hacerlo. La verdad es que ninguna de estas dos cosas es cierta.
Si ganas una pequeña cantidad de dinero, puedes contribuir en algo a tu cuenta de ahorros. Es una buena forma de empezar si te has dado cuenta de que tu estilo de vida es demasiado costoso de mantener. Una vez que reduzcas los gastos, establece un retiro bancario automático para ahorros y empieza con una cantidad semanal pequeña. Aunque solo sean 15 €, ya es un gran comienzo. Roma no se construyó en un día, ni tampoco tu brillante futuro financiero.