Hay dos reacciones típicas con respecto al cambio climático: la negación o la búsqueda de soluciones. Tesla, de Elon Musk, se decanta por la segunda. ¿Puede ser posible?
En la actualidad, la gran mayoría de la gente cree que el futuro del mundo es desalentador. El cambio climático es real y todavía los niveles de carbono atmosférico siguen aumentando.
Hay dos formas de ocuparse de esto sin perder la esperanza. Una forma es negarlo. Negar el cambio climático es algo que está aumentando en intensidad, aunque la crisis se intensifique. Los políticos parecen incapaces de adoptar acciones decisivas en contra de esta oposición fundada.
La otra forma de afrontar la crisis es buscando soluciones. Y eso es lo que Tesla (NASDAQ: Tesla Motors [TSLA]) está ofreciendo, esperanza en forma de coche eléctrico que funciona con energía solar, energía que se puede almacenar para usarla por la noche, creando una red eléctrica más estable durante el proceso.
A los escépticos esto les parece inconcebible. Pero la gente lo está comprando con dólares de verdad. Esa es la conclusión del informe del primer trimestre de Tesla. La gente lo está comprando.
La carta de accionistas del primer trimestre de la empresa explica que no es necesario que muchas personas compren la idea de Musk para crear un negocio viable. En el último trimestre, solo se fabricaron 11.160 coches Tesla.
A pesar de ello, la empresa logró un “beneficio bruto” de 260 millones de dólares en ventas de 940 millones de dólares. Sí, los costes operativos devoraron con avidez este beneficio bruto, casi la mitad de los cuales fueron costes de investigación. Pero estos costes deberán disminuir como porcentaje de ventas a medida que la empresa vaya creciendo. La pérdida neta, 154 millones de dólares o 1,22 dólares por acción, pareció razonable a los optimistas dado que la empresa no estaba aumentando su conteo de acciones de forma considerable, si se puede decir que 500.000 no es un número considerable.
El resultado inicial de todo esto fue un aumento de 10 dólares por acción en la cotización de las acciones, al inicio de las transacciones cuando el mercado está cerrado. Este beneficio se pasó por alto cuando las cifras se estudiaron más detenidamente, y las acciones que salieron el jueves a 221,16 dólares, bajan a 9 dólares por acción de lo que valían antes de que se anunciaran los beneficios.
Supongo que las acciones subirán a partir de ahí, porque la gente quiere creer que el cambio en la trayectoria del clima es posible sin sacrificar nuestro estilo de vida de alto consumo. Los inversores minoristas van a ver cómo crecen las “gigafactorías”, según los tiempos acordados y según el presupuesto. Creen que se pueden permitir el Modelo X, previsto para este mismo año. Van a ver que Musk cumple sus promesas con la privada SpaceX. Van a creer y van a comprar.
Los escépticos tienen razones para serlo. Musk parece demasiado bueno para ser real. Todavía no se suman cifras. Nadie ha irrumpido realmente en el mercado de la automoción desde Henry Ford, hace 100 años. El mercado se consolidó con Alfred P. Sloan y así sigue. Las acciones de Tesla del mercado mundial siguen siendo infinitesimales.
¡Y esas baterías! Tienen escasa potencia, un precio elevado, son innecesarias, dicen los escépticos. Incluso en las cantidades en que Tesla puede producirlas ahora, están vendiendo. Hay listas de espera tanto para las baterías como para los coches. El único desafío auténtico que tiene Tesla es crecer y los que se quieren creer esta historia dicen que este desafío parece que se está alcanzando.
Entonces, ¿por qué hay que creer? Porque pensar de otra manera significa perder la esperanza. Nosotros queremos creer desesperadamente que la crisis climática se puede evitar y Elon Musk aparece como un héroe montado en un caballo blanco para decir que sí, que es posible, con coches veloces y grandes baterías.
¿Qué impacto tendría esta creencia? Nada de lo ocurrido en este trimestre le afectaría siquiera.