¿Por qué todas las empresas han empezado a confiar en los fabricantes chinos?
Entre los compradores en el mundo occidental, continúa vigente la idea de que «Hecho en China», hablando claro, indica basura. Muchos aún valoran marcas que presumen de que un producto ha sido fabricado en, vamos a decir, Italia, aun cuando un creciente número de productos italianos provienen de fábricas que pertenecen a chinos y en las que trabajan chinos.
Sin embargo, la calidad de la ropa hecha en China está aumentando rápidamente. La industria textil de China invierte desde hace décadas en tecnología de fabricación y en formación. Además, su mano de obra, en conjunto, ha mejorado en la costura y montaje de la ropa a la vez que China está aumentando su participación en términos de ropa en el mundo.
Siguen existiendo, tristemente aún demasiados, talleres clandestinos sombríos y claustrofóbicos. Pero China también es sede de una industria textil altamente cualificada y especializada, estimada por los responsables de la cadena de suministro del mercado de masas mundial de marcas de ropa, e incluso por algunas marcas de lujo porque ofrece la mejor combinación entre precio, rapidez y, sí, también calidad.
«Si tuviera que hacer un vaquero básico para hombre, lo haría en Paquistán», palabras de Edward Hertzman, copropietario de la publicación comercial Sourcing Journal, dice Quartz. «Si tuviera que hacer una prenda de moda femenina me iría a China porque sus capacidades son mejores, su mano de obra es mejor y su remate es mejor y se apañan mejor con ese tipo de moda».
La industria se ha especializado tanto, que ciudades enteras en China pueden dedicarse por completo a la fabricación de determinadas prendas de ropa. En su libro Overdressed, la autora Elizabeth Cline se maravilla de la existencia de una ciudad cerca de Shanghai en la que se fabrican la mayoría de los calcetines del mundo - cerca de 9.000 millones de pares al año - y otra ciudad en la provincia de Zhejian que cuenta con unas 5.000 fábricas que producen ropa para niños. «Existe también una ciudad del jersey y una ciudad de la ropa interior, en las que se fabrican en masa enormes cantidades de estos productos en zonas altamente concentradas».
Ese profundo foco de atención permite que las empresas se conviertan en grandes expertos.
De hecho, marcas de moda de lujo fabrican ahora de manera rutinaria en China. Burberry, Armani y Prada fabrican todo allí, porque es barato, pero también porque consiguen buena calidad para el precio. Incluso la marca japonesa Visvim, conocida por su concentrarse fanáticamente en los detalles, fabrica calzado de lujo hecho a mano allí.
Miuccia Prada fabrica alrededor del 20% de sus colecciones allí. Y, según dijo al diario estadounidense Wall Street Journal, «Más tarde o más temprano, todo el mundo hará lo mismo porque [la fabricación china] es muy buena».
China también tiene su propia industria de la moda de lujo pujante y nacional, con diseñadores chinos que elaboran sus creaciones en su país natal.
La diseñadora china Guo Pei confeccionó el vestido de Rihanna para la Gala Met 2015 en su taller de Pekín
El progreso de fabricación en China es comparado frecuentemente con la evolución de Japón. Considerada ahora como un ejemplo de precisión y eficiencia, en su momento también tuvo una vez reputación de hacer exportaciones de mala calidad. Toyota y su método de «producción ajustada» ayudó al país a recomponer esa imagen, y de hecho algunos productores textiles de China han seguido el modelo de Toyota específicamente. (Es una comparación particularmente apropiada porque Toyota originalmente producía telares, no coches.)
Para Roger Lee, Director Ejecutivo de TAL Group en Hong Kong, la «producción ajustada» es esencial en sus operaciones. El gigante productor de camisas, del que se dice que fabrica una de cada seis camisas de traje en EE. UU., tiene 10 fábricas, incluyendo dos en China. «Antes, cuando comenzabas la fabricación de una camisa, tardabas unas dos semanas en sacarla», dice Lee. «Hoy en día, si metes una camisa, la tienes fuera entre dos y cuatro horas más tarde».
TAL Group, que se denomina a sí mismo «fabricador innovador», se ha vuelto famoso por su eficiencia basada en datos. Pero Lee le cuenta a Quartz que su empresa no está sola: La industria textil china ha trabajado para mejorar en calidad y velocidad para seguir siendo competitiva. Esto se debe a que a medida que los salarios aumentan rápidamente en China, una parte de la fabricación ha pasado a países tremendamente baratos como Bangladesh. «Donde la mano de obra sigue siendo relativamente barata, no es importante ser eficiente de esa manera», dice. Pero «en China, tenemos que ser mucho más eficientes si vamos a sobrevivir».
Eficiencia
Una etiqueta «Hecho en China» no garantiza un buen producto, por supuesto. Es un país grande que aún está en desarrollo, lo que significa que algunas áreas industriales están más avanzadas que otras. Hertzman cuenta a Quartz que determinar la calidad de un artículo solo puede aplicarse de manera correcta «de fábrica en fábrica y de producto en producto». Aun así, hablando en general, según él: «Los directivos de origen tienen mayores expectativas de la moda y los productos con valor añadido que provienen de China que de otros países».
La prueba, según Josh Green, Director Ejecutivo de Panjiva, un sitio que conecta a los profesionales de origen con los suministradores, es que a pesar de que los salarios y los costes de hacer negocio están creciendo en China, las empresas no se han marchado. «[China es] vista por la gente que toma decisiones de compra como algo único y difícil de repetir en ningún otro lugar», comenta. «Si hay algo en lo que China ha avanzado es en convertirse en un rival duro con el que competir».