Descubra cómo beber café por la mañana interfiere con la producción de una hormona esencial para el buen funcionamiento del cuerpo. ¿Cuál es, entonces, la hora más apropiada para tomar esta bebida?
El café se ha convertido en parte del mecanismo rutinario de las mañanas de muchísimas personas. Tiene algo de romántico el preparar una cafetera o agarrar una taza de café recién comprada como la primera cosa que hacemos por la mañana. También hay algo de práctico en ello: dar sorbos a cafeína bien caliente lo antes posible nos prepara para el día, o al menos, para las siguientes pocas horas.
Sin embargo, beber café poco después de despertarnos resulta que realmente es un tanto contraproducente. No solo mina el efecto de la cafeína, sino que suele crear en la gente una tolerancia para esta droga, disminuyendo su efecto más adelante.
Nuestro cuerpo produce una hormona llamada cortisol, que se ha denominado la «hormona del estrés» porque suele aparecer cuando estamos estresados o temerosos. No obstante, la misma hormona es un componente clave de nuestro ciclo hormonal natural del día a día, conocido como el ritmo circadiano, que nos ayuda a levantarnos por las mañanas y a relajarnos por las noches. El quid de la cuestión está en que cuando nuestro cuerpo libera cortisol, nos sentimos más despiertos.
El estudio, realizado por el popular canal de ciencia de Youtube, ASAP Science, prueba que existe un momento poco ideal para beber café. Y ese momento es el primero de la mañana, cuando los niveles de cortisol están más altos.
Existen dos problemas básicos al consumir cafeína cuando la producción de cortisol es elevada:
- La cafeína suele interferir con la producción de cortisol. Entonces el cuerpo produce menor cantidad de la hormona y depende más de la cafeína.
- Beber café cuando los niveles de cafeína están elevados nos hace desarrollar tolerancia a largo plazo para la cafeína, que es por lo que tantos bebedores habituales de café dicen que tiene menos efecto en ellos. En efecto, la cafeína sustituye el estímulo que recibiríamos normalmente del cortisol en vez de complementarlo.
Tres veces al día – por la mañana, alrededor del mediodía y por la noche - los niveles de cortisol aumentan. El gráfico de abajo, realizado a partir de un estudio de 2009, muestra los altibajos. Observe que es más elevado entre las 6 y las 10 de la mañana (especialmente alto entre las 8 y las 9). Aunque estos varíen un poco según la persona - depende de a qué hora se levante cada uno - siguen siendo una referencia razonable para gente que se despierta a horas más o menos normales.
Es durante los puntos mínimos mostrados arriba - aproximadamente entre las 10 de la mañana y las 12 del mediodía y entre las 2 y las 5 de la tarde - cuando la gente debería beber café si quieren sacarle el máximo partido a la cafeína. Durante esas horas es cuando realmente más se necesita el café y quizá aún más importante, no interferirá con el mecanismo esencial de nuestro propio cuerpo para mantenernos despiertos.
Los estudios han demostrado que cuando la gente habla de desarrollar una «tolerancia» para el café, normalmente hablan, aunque no lo sepan, de la realidad de que su consumo de café ha fomentado un descenso en la cantidad de cortisol que produce su cuerpo a lo largo del día.
Los bebedores de café que están exhaustos por la mañana sin su café han alterado, probablemente, su ritmo circadiano de tal manera que necesitan el estímulo de la cafeína para alcanzar el nivel de desvelo que solían alcanzar sin él.
¿Le suena? Quizá es hora de replantearse la hora a la que se toma su primera taza de café.