Las olas de migración que están barriendo el mundo
Antonio Parrinello/Reuters
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Desde el mar Mediterráneo al de Andamán, esta ha sido una temporada de desesperación en la que las pantallas de televisión se han visto invadidas de imágenes de inmigrantes que han acaparado titulares.

De la muerte, hambre y maltrato por parte de traficantes de personas han surgido historias desgarradoras. Desde las nuevas zonas de conflicto permanentes del mundo se han producido nuevos desplazamientos masivos de personas a través de fronteras y entre países.

Desde marzo medio millón de yemenitas han sido desplazados internamente y desde abril cien mil burundeses han huido a países vecinos.

Las estadísticas son abrumadoras: 7,6 millones de sirios que no tenían hogar en su país representan ahora una quinta parte de los desplazados internos (DI) del mundo. ¿Se están ahora registrando más movimientos de personas que nunca?

El mapa del mundo actual es una compleja telaraña de movimientos. Nuestro mapa solo representa las principales tendencias registradas recientemente pero sirve para explicar por qué en 2013 hubo 232 millones de «inmigrantes internacionales» en el mundo (la ONU los define como personas que han vivido durante un año o más fuera de su país de origen).

Esta cifra incluye a refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes económicos, cualquier persona que ha cruzado una frontera de forma legal o ilegal para huir de un desastre o una persecución, o simplemente para buscar una vida mejor.

No obstante, esta cifra está subestimada.

La mitad de los inmigrantes internacionales viven en solo 10 países. El mayor número (46 millones) reside en Estados Unidos. En 2013, EE. UU. acogió a 13 millones de personas nacidas en México, pero recientemente el mayor número de llegadas provienen de China (2,2 millones) e India (2,1 millones).

  • Rusia se sitúa en segundo lugar debido a los fuertes vínculos de Moscú con antiguos países de la Unión Soviética, sobre todo Ucrania y Kazajstán.
  • En Europa, Alemania y Francia acogen la mayor parte de los inmigrantes (de Turquía y Argelia respectivamente).
  • Un gran número de inmigrantes trabajadores del sur de Asia todavía viven y trabajan en Arabia Saudí y en el Golfo.
  • En EAU, los inmigrantes internacionales representan sorprendentemente un 84% de la población.

Crisis mortal en el Mediterráneo

En los últimos dos años imágenes devastadoras de episodios ocurridos en el Mediterráneo han acaparado titulares.

Antes de la caída del dictador libio Muammar Gaddafi, el número de inmigrantes que emprendían la peligrosa travesía había descendido.

Libia, país con grandes recursos petrolíferos, ofrecía oportunidades de empleo y la UE lo persuadía para limitar los desplazamientos.

No obstante, en 2011, año de la violenta caída, se produjo un súbito repunte, y el hundimiento de Libia desde 2012 ha tenido un efecto devastador.

En 2014 más de 170.000 inmigrantes llegaron a Italia, la mayor entrada registrada en un país en la historia de la UE.

La telaraña que se incluye muestra la gran complejidad de las rutas. Algunos de estos viajes son épicos, ya que algunos inmigrantes subsaharianos y del oeste de África cruzan dos mares peligrosos, uno de arena y otro de agua, antes de llegar a Europa.

Estas travesías pueden durar semanas o incluso años y jóvenes de Gambia, Senegal o Nigeria atraviesan varios países, para lo que se ponen en manos de traficantes.

Entre los mayores grupos que han cruzado desde Libia este año se encuentran miles de eritreos que huyen del reclutamiento forzoso, al igual que un gran número de somalíes y nigerianos.

En la región del Mediterráneo oriental un gran número de sirios viajan de Turquía a Grecia, acompañados de afganos e iraquíes.

La guerra civil de Siria ha desplazado a la mitad de la población de la preguerra. Más de cuatro millones de sirios son refugiados en países vecinos y un número mucho mayor son desplazados internos.

Siria es el principal país de origen de demandantes de asilo en el mundo industrializado. Este gran y creciente éxodo es una de las grandes razones por las que el número de personas que se han visto forzadas a ser desplazadas internamente es ahora más elevado que nunca desde la Segunda Guerra Mundial.

También permite explicar por qué, cuando se trata de acoger a refugiados, la carga recae cada vez más en países en desarrollo (86% en comparación a 70% hace una década).

Las escenas gráficas del sufrimiento de los refugiados rescatados en el Mar de Andamán han centrado la atención internacional en estos casos desesperados de tráfico de personas y pobreza.

Los números son más reducidos en el Mediterráneo, pero los problemas son similares.

Viajar hacia el norte a través de México

La frontera entre México y Texas sigue siendo la primera en relación al número de inmigrantes. Los mexicanos se sitúan en primer lugar en cuanto al número de detenidos por las autoridades aduaneras de EE. UU. pero el año pasado por primera vez fueron superados por el total de inmigrantes provenientes de otros países de Centroamérica.

La inmigración mexicana ha disminuido gracias a la mejora de la coyuntura económica en México, pero la degradación de la seguridad ha hecho que un gran número de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos viajen hacia el norte a través de distintas rutas.

Entre las recientes llegadas se incluyen decenas de miles de niños que viajan solos.

Crecimiento de la población mundial

La cuota de inmigrantes internacionales en la población mundial se ha mantenido constante en los últimos años, en torno al 3%.

La población mundial sigue creciendo de forma rápida, así como el número total de personas que no viven en su lugar de origen.

El número de inmigrantes internos es incluso mayor y la cifra de 740 millones está seguramente subestimada. No es fácil mantener un registro de los millones de agricultores chinos que llegan a los centros urbanos cada año.

Además, el número de inmigrantes internos fluctúa en gran medida. Por ejemplo, se cree que medio millón de iraquíes fueron desplazados en cuestión de semanas en junio de 2014.

A esto se le añade las catástrofes naturales, que obligan a desplazarse a una media de más de 27 millones de personas cada año.

La inmigración mundial alimenta debates políticos, pone a prueba alianzas, aporta datos y mantiene ocupados a un gran número de estadísticos.

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