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El intento de unos inversores chinos de eludir los controles sobre el capital que se puede llevar al extranjero les podría haber costado 1.200 millones de dólares.

Manifestaciones en Pekín y Hong Kong. Inversores chinos recorren 8.000 km en avión para presentarse en Ginebra y reclamar su dinero. Esta es hasta ahora la consecuencia de una presunta estafa financiera que robó a 29.000 inversores chinos un total de 1.200 millones de dólares.

Les prometieron un rendimiento del 10 por cierto al mes por operaciones realizadas por API Premiere Swiss Trust AG y empresas asociadas en el mercado de divisas, según se indica en las entrevistas acordadas por seis víctimas y en los documentos que han compartido en los últimos tres meses. Según los inversores, el dinero desapareció de sus cuentas en enero.

«Queremos saber la verdad», dijo Chen Biya, de 43 años, dueño de una empresa de publicidad en Pekín que viajó a Ginebra a finales de marzo con otros inversores para intentar recuperar los millones perdidos. Fueron a reclamar a las oficinas de API, que se encontraban cerradas, ante el fiscal general y se reunieron con abogados. También fueron a Berna y a Zúrich a reclamar ante la embajada china y ante la Autoridad suiza de Supervisión de Mercados Financieros (FINMA), indicó. «Nadie nos ha aclarado nada».

Este flujo sin precedentes de miles de millones de yuanes proveniente de China y que se destina a inversiones realizadas en todo el mundo crea oportunidades para defraudadores así como para gestores legales que intentan acceder a este dinero. El carácter transfronterizo de estos flujos de dinero supone un problema para los reguladores y las autoridades antifraude.

Más vulnerables

«Sinceramente, las autoridades policiales suelen centrarse solo en sus áreas de competencia y actúan de forma muy lenta en este tipo de casos», dijo Steve Vickers de la consultora Steve Vickers & Associates, con sede en Hong Kong, que añadió que las grandes cantidades de capital que tienen como objetivo depositarse en paraísos fiscales, algunas evitando los controles monetarios de China, hacen que los inversores chinos tengan más probabilidades de ser víctimas de delitos transfronterizos.

El fiscal general de Ginebra confirmó que se está investigando a API y a la empresa asociada, Alpen Asset Management Trust Sarl, que según FINMA cuentan con un alto nivel de endeudamiento. De hecho, esta autoridad inició el procedimiento de ejecución concursal de las mismas el mes pasado. En enero, FINMA emitió un aviso público en el que se indicaba que API y Alpen no contaban ni con la licencia ni con la supervisión de la autoridad reguladora suiza, al contrario de lo que las mismas publicaban. Este aviso se publicó 10 días después de que los inversores dijeran que habían descubierto que sus cuentas estaban vacías.

No se pudo contactar con los representantes de API y Alpen, excepto con el antiguo director de API que figura en el registro público suizo, Aleksander Kaja, que se negó a realizar declaraciones. Las oficinas de API en Ginebra fueron desalojadas hace meses, al igual que la oficina de Hong Kong, donde se dejó un documento judicial por impago de alquiler.

Imagen suiza

«Ambas empresas utilizaron su imagen suiza para atraer a nuevos clientes, aunque la gestión de estas se realizaba en el extranjero», indicó Vinzenz Mathys, uno de los portavoces de FINMA, con sede en Berna.

«Esto, junto con las pérdidas de los inversores, ha tenido un efecto negativo en la buena reputación del mercado financiero suizo». Los inversores chinos dijeron que la afirmación de la empresa de que estaba regulada por la autoridad suiza les hacía pensar que era de confianza.

«Suiza es un país conocido por su industria financiera», dijo Han Mingyun, viuda de 65 años de Wuhan, que afirmó que se vio atraída por los rendimientos que le prometieron en una inversión en Suiza y que el único resultado que obtuvo fueron 45.000 dólares de pérdidas. «Se supone que son los mejores y los más seguros».

Cuando le preguntaron la semana pasada sobre la presunta estafa y la utilización por parte de API de la imagen suiza para atraer a inversores de China, el Director Ejecutivo de FINMA, Mark Branson, dijo lo siguiente: «En los centros financieros, las personas siempre se quieren aprovechar».

Manifestaciones en Pekín

En Pekín un gran número de inversores organizaron cuatro protestas. La última tuvo lugar la semana pasada ante la Embajada de Suiza para solicitar al gobierno suizo que cooperara con China en la investigación.

El 20 de mayo protestaron ante la oficina de solicitudes del gobierno en el distrito de Dongchéng para pedir a la policía china que estableciera una unidad de investigación. La Oficina de Seguridad Pública de Pekín y el Ministerio de Seguridad Pública no respondieron a las peticiones enviadas por fax. Dos llamadas de teléfono a la oficina de solicitudes tampoco fueron contestadas.

«Queremos que la policía refuerce el proceso de investigación», dijo Han, la viuda, que también participó en la última protesta que tuvo lugar en Pekín. «Personas de todo el país aún están sufriendo las consecuencias de esta estafa».

Los inversores dijeron que eran conscientes de las quejas provenientes de distintos lugares, entre los que se incluyen Shanghái, Zhejiang, Chengdú, Chongqing, Jiangsu, Hubei y Shénzhen, y según creen alrededor de 29.000 personas perdieron una cantidad equivalente a 1.200 millones de dólares. Les recomendaron depositar el dinero en cuentas bancarias en Hong Kong o China, desde las que los representantes de API les dijeron que enviarían el dinero a Suiza.

Controles extraordinarios

Algunas de las inversiones individuales sumaban en total más de un millón de yuanes (161.000 dólares), según un informe de la Televisión Central de China. Los controles del capital chino limitan la cantidad de dinero que puede llevarse al extranjero a 50.000 dólares por persona al año.

Cuando el dinero desapareció de las cuentas de API, los inversores dicen que recibieron un mensaje de la empresa en el que se indicaba que habían sido víctimas de un pirateo informático, por lo que les pedían que tuvieran paciencia para que API pudiera devolver el dinero a las cuentas y compensar a sus clientes. Desde entonces no pudieron volver a contactar con los representantes de la empresa, indicaron.

Los inversores de Hong Kong organizaron una protesta ante la comisaría de Kowloon para pedir mayores esfuerzos, según las fotos publicadas en el sitio web creado por los inversores de API para compartir información, aunque no publicaron la fecha.

Tribunal Superior

El inversor Sun Zhiming denunció a la empresa API Premiere Ltd. ante el Tribunal Superior de Hong Kong. En la denuncia se indicaba que un representante de API contactó con él mediante un servicio de mensajería instantánea. Sun invirtió 147 millones dólares de Hong Kong (19 millones de dólares) en operaciones relacionadas con el oro y divisas extranjeras, que posteriormente desaparecieron. El director de API Premiere es Ong Chew Hoon de Singapur, según se indica en el registro mercantil de Hong Kong.

En las visitas realizadas a las propiedades registradas de Ong en Singapur y Hong Kong no lo pudieron localizar y de hecho se demostró que una de las direcciones era falsa. Uno de los números de teléfono de Ong facilitado por los inversores no se encuentra operativo. Los portavoces de la policía de Singapur y Hong Kong no quisieron realizar declaraciones sobre si Ong está siendo investigado.

La policía de Hong Kong está investigando 136 denuncias por supuesta estafa a inversores que indican haber invertido un total de 415 millones de dólares de Hong Kong en API, según informó una portavoz de la policía que no quiso facilitar su nombre debido a la política de su trabajo.

En los últimos dos años, los representantes de API captaron inversiones en Hong Kong y China, organizaron un evento para inversores en Singapur en el que les regalaban los vuelos y alojamiento en un hotel de cinco estrellas, y ofrecieron incentivos para los que animaran a sus amigos a participar en las inversiones, según indican los inversores.

Yates, Ferrari

El sitio web de API informa de su tradición suiza, al crearse hace 59 años, y en él se ofrecen servicios de trading algorítmico y gestión de capitales. Según se indica en la web, tienen oficinas en Ginebra, Zúrich y Hong Kong y otra que se abrirá «próximamente» en Shanghái. La explicación que ofrecen sobre en qué consiste el comercio de divisas la copiaron de Wikipedia. En su vídeo promocional se pueden ver yates de lujo en el lago de Ginebra, inversores trabajando ante sus ordenadores y un hombre chino que se presenta como el vicepresidente de API para la Gran China montándose en un Ferrari para que el «jefe», al que no se le ve la cara, le muestre la ciudad.

Según Franco Foglia, un abogado de Ginebra que estaba entre los que se reunieron con los inversores cuando buscaban ayuda, al presentarse en marzo en Suiza sin previo aviso, el grupo inversor chino «realizó una visita relámpago al fiscal general, a la autoridad reguladora financiera y a la embajada china en busca de soluciones».

«Estoy convencido de que son víctimas de una estafa y no me quiero ni imaginar lo difícil que debe ser reclamar a la justicia por un delito que prácticamente no comprenden y en un país en el que no entienden ni la lengua ni la cultura», dijo Foglia. «Quienes quiera que sean estos estafadores, se aprovecharon de la buena reputación de Suiza en Asia para atraer a estos inversores».

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