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Los acuíferos subterráneos más grandes del mundo – una fuente de agua fresca para cientos de millones de personas – se están viendo mermados a un ritmo alarmante, según los nuevos datos de satélite de la NASA que ofrecen una imagen más detallada de las reservas de agua vitales ocultas bajo la superficie de la Tierra.

Los investigadores anunciaron ayer que 21 de los 37 acuíferos más grandes del mundo – que se encuentran de la India a China, los Estados Unidos y Francia – han pasado los puntos de no retorno de su sostenibilidad, lo que significa que se ha sacado más agua de la que ha entrado durante el periodo de estudio de una década. Trece acuíferos han mermado a unos índices que los incluyen en la categoría de los más problemáticos. Los investigadores dijeron que esto indicaba un problema a largo plazo que es probable que empeore en cuanto a la dependencia del crecimiento de los acuíferos.

Los científicos hacía tiempo que sospechaban que los humanos estaban acabando con el suministro de agua subterránea del planeta, pero los datos de la NASA fueron la primera valoración detallada para demostrar que a los acuíferos les estaba costando responder a las demandas de la agricultura, el crecimiento de la población y sectores como el minero.

«La situación es bastante crítica», dice Jay Famiglietti, científico experimentado especializado en agua en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA en California y principal investigador de la Universidad de California, Irvine.

Los acuíferos subterráneos suministran el 35% del agua que usan los humanos de todo el mundo. La demanda es todavía mayor en tiempos de sequía. California, con su escasez de agua, está actualmente utilizando acuíferos en un 60% de su uso de agua a medida que sus ríos y los depósitos por encima del nivel del suelo se secan, un aumento elevado comparado con el habitual 40%. Algunos esperan que el agua de los acuíferos supondrá literalmente cada gota de suministro de agua fresca del estado para finales de año.

Los acuíferos con mayor presión se encuentran en regiones pobres y densamente pobladas, como el noroeste de la India, Pakistán y el norte de África, donde las alternativas son limitadas y la escasez de agua puede llevar rápidamente a la inestabilidad.

El ecologista de U.C. Riverside Cameron Barrows investiga las angulosas ramas muertas y las frondas caídas afectadas por la sequía de un árbol de Josué

Los investigadores usaron los satélites GRACE de la NASA para medir de forma precisa los acuíferos subterráneos del mundo. Los satélites detectaron leves cambios en la fuerza de gravedad de la Tierra, advirtiendo dónde el peso mayor del agua ejercía una mayor fuerza sobre la órbita del satélite. Se registraron leves cambios en los niveles de agua de los acuíferos durante una década, desde 2003 hasta 2013.

«En realidad, esta ha sido nuestra primera oportunidad de ver cómo cambian con el tiempo estos grandes depósitos», dijo Gordon Grant, un hidrólogo investigador de la Universidad del Estado de Oregón, que no participó en los estudios.

Pero los satélites de la NASA no pueden medir la capacidad total de los acuíferos. El tamaño de los suministros de agua ocultos sigue siendo un misterio. Aun así, los datos del satélite indicaron que algunos acuíferos podían ser mucho más pequeños de lo que antes se creía, y la mayoría de las estimaciones sobre reservas de acuíferos muestran «una incertidumbre que oscila en los órdenes de su magnitud», según la investigación.

Los acuíferos pueden tardar miles de años en llenarse y solo se vuelven a llenar lentamente con agua de la nieve derretida y la lluvia. Ahora que se ha comenzado a perforar en todo el globo, se está haciendo especial énfasis en los depósitos de agua ocultos.

«La capa freática está descendiendo en todo el mundo», dijo Famiglietti. «El suministro de agua no es infinito».

La salud de los acuíferos del mundo ha variado considerablemente, sobre todo por la forma en que han sido usados. En Australia, por ejemplo, la cuenca de Canning en la zona oriental del país ostentaba el tercer índice más alto de agotamiento del mundo. Pero la Gran Cuenca Artesiana en el este estaba entre las más saludables.

Los estudios descubrieron que la diferencia se puede atribuir a la pesada explotación minera de oro e hierro y la exploración de crudo y gas que había cerca de la Cuenca de Canning. Estas actividades necesitan agua de forma intensiva.

El acuífero más explotado del mundo – es decir, el que ha sufrido un rápido agotamiento con pocos o ningún signo de volverse a llenar – fue el acuífero de Arabia, una fuente de agua usada por más de 60 millones de personas. A este le seguía la Cuenca del Indo en la India y Pakistán y después la Cuenca Murzuk-Djado en Libia y Níger.

El acuífero de Central Valley en California era el que mayores problemas presentaba en Estados Unidos. Se está agotando para regar los campos de las granjas, donde la sequía ha llevado a una explosión en el número de pozos de agua que se están perforando. Solo el año pasado California aprobó sus primeras regulaciones exhaustivas sobre el agua subterránea. Pero la nueva legislación podría tardar dos décadas en tener plena eficacia.

También tuvo un balance negativo el acuífero del Atlántico y de la llanura costera del golfo, que se extiende por el sudeste de la costa y Florida. Pero otros tres acuíferos del centro del país parecían estar relativamente en buena forma.

Algunos filtros de agua subterránea volvían a los acuíferos, como por ejemplo con la irrigación de los campos. Pero la mayoría se pierde en la evaporación o acaba depositada en los océanos, haciendo más difícil su utilización. Un estudio llevado a cabo en 2012 por investigadores japoneses atribuyó el 40% del aumento del nivel del mar observado en las décadas recientes a las aguas subterráneas que habían sido extraídas, usadas por los humanos y que habían acabado en el océano.

Famiglietti dijo que los problemas con las aguas subterráneas han aumentado debido al calentamiento global, que ha propiciado que las regiones más cercanas al ecuador sean más secas y que las latitudes más extremas hayan sufrido lluvias más intensas y fuertes. Empieza un ciclo de auto-refuerzo. Las personas que viven en latitudes intermedias no solo extraen más agua de los acuíferos para luchar contra las condiciones de mayor sequía, sino que el agua – una vez sacada del suelo – también se evapora y se redistribuye a zonas del norte y del sur.

El martes se publicaron los estudios en el Water Resources Research Journal.

Famiglietti dijo que esperaba que los descubrimientos estimularan las discusiones y más investigaciones sobre la cantidad de agua subterránea que queda.

«Necesitamos pensar juntos en la forma en que vamos a gestionar las aguas subterráneas», «porque nos estamos quedando sin nada».

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