Carlos Barria/Reuters
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La inclusión del yuan en la lista de monedas de reserva del FMI; la oportunidad de corregir uno de los principales problemas de la economía mundial.

La revisión pendiente del Fondo Monetario Internacional de los derechos especiales de giro es mucho más que una reorganización de una cesta de monedas o una decisión sobre si el yuan chino se incluirá o no. Lo que se dirimirá es si el FMI estará dispuesto a tomar medidas serias encaminadas a la transformación del sistema monetario internacional. Y esto tendrá una enorme importancia en la interacción de las monedas y en los mercados financieros.

Los derechos especiales de giro (SDR, por su sigla en inglés) es un activo internacional de reservas. Ofrece a los países el derecho a intercambiar los SDR por monedas de libre uso que complementen sus depósitos de reservas internacionales. Los SDR se denominan en una cesta de cuatro monedas: el dólar, el euro, la libra y el yen.

Cuando surgieron los SDR en la década de los 70, constaba de 16 monedas, y su objetivo era la inclusión. Desde los 80, su objetivo ha pasado a ser la exclusión y convertirse en un sustituto parecido a los activos internacionales de reservas. Su fin, nada más y nada menos, era rivalizar con el dólar. Pero fracasó.

Los SDR se han considerado desde hace tiempo como un intento fallido de intentar realizar algo nuevo. La idea original era buena, a saber, reducir la importancia de las monedas nacionales, sobre todo del dólar, para gestionar la liquidez internacional. Este objetivo fue, y sigue siendo, importante. La economía internacional depende demasiado de la liquidez del dólar. Un ejemplo que viene al caso es la repetida preocupación que existe sobre una fuerte retracción de la política monetaria de EE. UU. El mundo necesita fuentes más diversificadas de liquidez internacional para facilitar un ordenado equilibrio en los ajustes de los pagos.

El interés por los SDR ha variado significativamente, en gran parte, a causa de China. Las revisiones de la valoración de los SDR son, por lo general, cuestiones bastante técnicas. Esta vez, en cambio, la introducción de monedas adicionales es un asunto que está sobre la mesa. China ha adoptado algunas medidas importantes para presionar por la inclusión del yuan.

La inclusión de los SDR viene dictada por una serie de criterios. Uno de ellos es que una moneda debe ser de «uso generalizado». No obstante, el propio criterio refleja el objetivo desfasado de convertir a los SDR en uno de los principales activos de reservas. En su lugar, podría convertirse en un útil marco de trabajo para la introducción de nuevas monedas internacionales. El FMI debe cambiar los criterios de inclusión de los SDR y preservar la verificabilidad en la selección de monedas. La inclusión de monedas en los SDR, por tanto, no debería limitarse al yuan. Importantes monedas de mercados emergentes, además del dólar canadiense y el australiano, podrían cumplir los criterios igualmente.

Algunos marcos de trabajo institucionales suelen respaldar a las monedas internacionales. Algunos ejemplos son el dólar y el sistema de Bretton Woods, el marco y el Sistema Monetario Europeo, y el yen y las cuentas gratuitas de yenes. La propia cesta de los SDR no alterará la composición de las monedas internacionales. Pero puede ayudar a legitimar y despertar la conciencia sobre el deseo de una mayor diversificación de monedas internacionales.

Ayudaría a los bancos centrales a considerar la tenencia de distintos tipos de reservas. Podría ofrecer mayor comodidad a los mercados financieros porque habría más liquidez al realizar transacciones en monedas diferentes y con activos financieros subyacentes. La introducción de nuevas monedas internacionales desplazaría la demanda de forma natural y alteraría los precios relativos. La adopción de un marco de trabajo común para la diversificación de las monedas internacionales podría, por tanto, ser de obligado cumplimiento para evitar una excesiva volatilidad en los mercados de divisas.

La revisión de la cesta de los SDR supone una oportunidad para situar al FMI como catalizador del cambio y promotor de la inclusión. Aunque instituciones multilaterales han seguido mayormente los avances en los mercados financieros, los SDR podrían convertirse una vez más en una fuente de innovación financiera que adelante cambios esenciales en cuestiones monetarias y financieras internacionales. Ayudaría a consolidar las posibilidades de China y de los mercados emergentes en el FMI, algo que la institución y el propio sistema multilateral no necesitan.

La introducción de nuevas monedas internacionales representa la frontera de los mercados internacionales de capitales. La importancia creciente de China y de los mercados emergentes no se ha reflejado hasta ahora en los mercados de divisas y financieros a nivel internacional.

La asimetría entre los flujos reales y los monetarios denota uno de los mayores desequilibrios de la economía internacional. La amplia acumulación de reservas internacionales de los bancos centrales es prueba de ello, ya que supone una significativa reducción en la importancia que los activos de los mercados emergentes tienen en las carteras financieras internacionales.

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