Los terroristas en contra de los turistas
Zohra Bensemra/Reuters
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Los turistas huyen de Túnez y el sector se prepara para una larga crisis.

«El turismo de Túnez pasa por un mal momento», dijo Massoud Riahi, que se gana la vida vendiendo collares de plata a las afueras del museo del Bardo.

Los ingresos de Riahi se han desplomado desde el atentado que tuvo lugar en el edificio en marzo, provocado por militantes armados, y en el que al menos 22 personas perdieron la vida. La masacre del pasado viernes en un complejo hotelero situado en la costa tunecina hará que la situación se complique aún más.

Riahi hizo estas declaraciones desde su puesto fuera del museo, un palacio del siglo XV de la capital Túnez, días después de que hombres armados con fusiles Kalashnikov empezaran a disparar a turistas que estaban en una playa en Susa, acabando con la vida de un total de 39 personas.

Aunque Túnez ha podido mantenerse al margen de la situación de inestabilidad vivida en Libia, Siria y Egipto desde 2011, la violencia está afectando a su economía, que desde la revolución que acabó con el mandato del presidente Zine El Abidine Ben Ali no llega a recuperarse.

Las agencias de viajes británicas Thomson Airways Ltd. y First Choice Holidays Plc dijeron el sábado que después del tiroteo repatriarán a 2.500 turistas. El turismo representa el 7% de la economía de Túnez, según el Fondo Monetario Internacional, y es una de las principales fuentes de divisas del país.

«Esta tragedia es peor que la del Bardo», declaró por teléfono Mohammed Ali Toumi, director de la Federación Tunecina de Agencias de Viajes. «Puede que haya hoteles que cierren y se declaren en quiebra. Alrededor de 700 agencias de viajes que cuentan con 14.000 empleados se verán afectadas por este ataque terrorista».

La masacre complicará los intentos de reducir la desigualdad económica y el paro, razones por las que se forzó la salida del gobierno de Ben Ali. El crecimiento económico, que se situaba en una media de 4,7% en los últimos cinco años hasta 2010, disminuyó hasta un 1,7% en los primeros tres meses del año, según muestran los datos del banco central.

Puestos de trabajo en el sector turístico

Alrededor de un 15% de la población activa de Túnez está ligada de forma directa o indirecta al turismo, según fuentes del FMI. Antes de que se produjera el atentado del museo, Riahi dijo que ganaba alrededor de 100 dinares (51 dólares) al día vendiendo collares, mientras que estos días llega a casa con solo cinco.

«Los terroristas conocen la importancia del turismo en la economía de Túnez y por eso han actuado así», dijo Moez Joudi, economista y presidente de la Asociación Gubernamental de Túnez.

El número total de turistas del primer trimestre ya se mostró más bajo que en 2010, declaró por teléfono Razan Nasser, economista sénior de las zonas de Oriente Medio y África del Norte de HSBC Holdings Plc. Aunque los efectos del «lado negativo» sean más limitados, «la recuperación se ha visto perjudicada, sobre todo al sufrir dos ataques consecutivos y no un caso aislado de terrorismo», indicó.

Cae el precio de los bonos

El precio de los eurobonos de 1.000 millones de dólares de Túnez cayó después del tiroteo. El rendimiento aumentó en 15 puntos básicos, el más alto desde que se vendieron las obligaciones en enero, hasta un 5,81%, según la información aportada por Bloomberg.

El gobierno recurrió al mercado mundial de obligaciones para conseguir 3.800 millones de dólares y financiar así el déficit presupuestario de este año. Más de la mitad de esa cantidad será financiada con préstamos externos, según se indica en el presupuesto del estado.

«Otro bono es algo que podrían tener en mente antes de estos incidentes», dijo Nasser. «Es difícil saber lo que pueden estar pensando ahora. El tiempo es clave a la hora de emitir deuda y la confianza del inversor internacional se ha visto alterada».

Túnez firmó un acuerdo de préstamo con el FMI en 2013 por un cantidad de alrededor de 17.500 millones de dólares y desde entonces ha implementado una serie de medidas económicas, entre las que se incluyen la consolidación de todas las disposiciones tributarias en un único código.

Este año el FMI aprobó una extensión del acuerdo de siete meses para que el gobierno tuviera más tiempo de llevar a cabo las reformas bancarias y fiscales.

«Es más difícil poner en marcha las reformas en un clima económico de dificultades», dijo Nasser.

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