Singapur es único
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La ciudad-estado quiere adoptar un nuevo papel en el mundo: el de profesor y modelo.

Singapur, que tiene el segundo puerto más transitado del mundo, busca ir más allá de su zona portuaria e intentará exportar su propio modelo.

Ante la rápida urbanización que se está produciendo en Asia y en todo el mundo, el estado isleño está forjándose un nuevo rol al clonar su capacidad y modelos, que incluyen entre otros aspectos la enseñanza de las matemáticas, el tratamiento de aguas y el desarrollo de aeropuertos o ciudades enteras. Según dice Malone-Lee Lai Choo, directora del Centro de ciudades sostenibles de Asia de la Universidad Nacional de Singapur:

«Muchas ciudades se fijan en Singapur para aprender sobre distintos elementos».

Según indica, el interés reside en conocer el conocimiento de Singapur a la hora de gestionar diferentes asuntos como pueden ser el tratamiento de residuos o de aguas o la planificación urbana. Las autoridades de Birmania tienen incluso intención de adoptar los jardines de techo de Singapur para las ruinosas calles de Rangún.

Steve Leonard, que está a cargo de la iniciativa gubernamental de convertirse en el país digital pionero del mundo, señala la cantidad de desafíos semejantes a los que se enfrenta el mundo entero, como es el caso del colapso de carreteras o el número insuficiente de plazas hospitalarias.

La purificación del agua, dice, es «algo que Singapur ha llevado a muchas partes del mundo. Es algo que necesitábamos, y esto ocurre igualmente en muchos otros países. Ahora estamos haciendo lo mismo con la tecnología en el ámbito sanitario».

Singapur también cuenta con experiencia en el mercado de la aviación. Su industria nacional comenzó con una base aérea militar en 1929. El año pasado más de 54 millones de pasajeros pasaron por el flamante aeropuerto Changi.

Debido al gran éxito obtenido, la dirección del aeropuerto ha abierto una consultora y una sección de inversión. El grupo del aeropuerto Changi trabaja en la actualidad en 40 proyectos en 20 países que incluyen desde las Maldivas hasta Uganda, y cubren tanto la planificación aeroportuaria como la parte de ingeniería y de espacio comercial.

La iniciativa gubernamental de crear mini-Singapures, es decir, ciudades agradables y eficientes, cuenta con una larga y accidentada historia

El gran dirigente chino Deng Xiaoping, que impulsó el desarrollo de la economía del país en los años 70 y 80, ya mostró su interés al respecto. Este dijo:

«Singapur tiene un buen ordenamiento social y una buena gestión. Deberíamos aprovechar su experiencia y aprender a gestionar las cosas mejor que ellos».

Esta lección no salió del todo bien en la ciudad pionera del Parque Industrial de Suzhou a principios de los 90, en un intento por crear un pequeño rincón de Singapur en China. Hubo algunos problemas entre el antiguo líder de Singapur, Lee Kuan Yew, un hombre acostumbrado a hacer que todo funcionara bien, y las autoridades locales en relación a una zona económica colindante de su rival China.

El anuncio de la instalación de una oleada de multinacionales no llegó a materializarse tal y como se esperaba, ni tampoco las ganancias que los accionistas habían planeado.

John Thomas, antiguo profesor de política pública de la escuela de negocios Harvard Business School y autor de un artículo sobre este tema, dice que «no entendieron que las cosas no funcionaron como en Singapur».

Lo que es posible hacer en una isla pequeña y bien gestionada no se puede transferir a lugares mucho más grandes como Suzhou, dice.

«No tuvieron en cuenta los aspectos culturales, sociales e históricos. No podían crear una pequeña ciudad amurallada con China en las afueras».

Otras ciudades creadas posteriormente han tenido mejores resultados. Tianjin Eco-city, la ciudad sostenible, fue gestionada por los gobiernos de Singapur y China de forma conjunta y se centra en el transporte, edificios y tratamiento de aguas ecológicos. En un discurso pronunciado por Khaw Boon Wan, ministro de Singapur para el desarrollo nacional, este fue más allá al hablar de la ecología como el «corazón» que mueve a la ciudad.

Según explicó «hay que preguntarse si la conciencia medioambiental de los residentes de la Eco-city hace que tengan la ecología en el centro de sus acciones, y ver por ejemplo si reciclan o protegen el medio ambiente, es decir, si son los campeones de un estilo de vida ecológico».

Esto nos lleva al meollo de la cuestión: la separación entre edificios y procesos. Según los observadores, este último aspecto es más fácil de llevar a cabo en una ciudad de 6 millones de habitantes donde el mismo partido político haya gobernado sin interrupción desde la independencia de 1965. Thomas dice:

«Nunca pensé que el modelo de Singapur se pudiera duplicar. Hay partes de Singapur que se pueden duplicar, pero el tamaño de Singapur es lo que hace que puedas controlarlo y no vas a ver esto en ningún otro sitio».

Para el Dr. Malone-Lee, hay muchos profesionales de Singapur que pueden transferir conocimiento tanto en materia de política, arquitectura, tratamiento de aguas o diseño de paisajes. Algunos ministerios del gobierno han creado spin-offs que se han convertido en grandes negocios internacionales rentables.

Recientemente Singapur ha llevado una de sus grandes bazas al Reino Unido: el sistema educativo, que ha hecho que el país alcance los mejores puestos en las clasificaciones mundiales de matemáticas. La iniciativa fue del gobierno y los resultados se han hecho patentes en tan solo un año. No obstante, el profesor Thomas sigue mostrando sus dudas al respecto. Según indica, cuando volvió de Singapur lo invitaron a dar una charla en Puerto Rico para explicar cómo podían adoptar el modelo de Singapur. «Lo primero que hay que decir es que no se puede», señaló.

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