Diferencias en el estatus del refugiado
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Quienes buscan asilo en Europa dicen que su clase y sus orígenes pueden convertirse en pasaporte para la salvación o la extorsión.

Mientras que Europa se enfrenta a la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, el destino de las personas que cruzan el Mediterráneo está cada vez más determinado por los sistemas de clases basados en dinero, origen étnico y religión.

En estas rutas transnacionales los inmigrantes hablan sobre un mercado en rápido desarrollo de tráfico humano en el que el dinero o el credo pueden garantizar un viaje más seguro, más recursos o mejor trato.

La discriminación comienza al principio de los viajes de los inmigrantes ya a manos de los traficantes que buscan maximizar sus beneficios, y termina con las autoridades europeas, que se apresuran a gestionar las cifras abrumadoras de personas que llegan y dándoles prioridad según la nacionalidad.

Refugiados prioritarios

En Grecia, este fin de semana las autoridades han desplegado un ferry con capacidad para 3.000 pasajeros hasta la isla de Kos para dar acogida a los refugiados provenientes de Siria que llegan en cifras récord. Miles de personas que buscan asilo en la isla y que provienen de Irak y Afganistán se han quedado sin hogar y solo tienen acceso esporádico a comida. La espera para que se tramiten sus documentos es mucho más larga.

Los sirios tienen prioridad porque el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha informado a los gobiernos de que son refugiados «prima facie», lo que significa que debe garantizarse protección humanitaria inmediata para ellos porque están huyendo de una zona de guerra.

Los países de la Unión Europea han acordado recientemente la reubicación de unos 32.000 refugiados desde Grecia e Italia, pero han dicho que solo lo harían con personas de nacionalidad siria y eritrea, ambas designadas como refugiados prima facie por la ONU.

Los procedimientos de primera acogida deberían ser los mismos para todos, dijo Barbara Molinario, portavoz de la agencia de la ONU. A los sirios se les considera refugiados prima facie, pero «las personas de otros países podrían tener también solicitudes de refugio válidas y deberían evitarse las generalizaciones», añadió.

En Kos muchos lugareños ven a los sirios - que prácticamente son vecinos a través del Mar Egeo - como personas culturalmente similares a ellos. «Los sirios son más civilizados y muestran más respeto», dijo Lefteris Kefalianos, residente de Kos que vende materiales de construcción.

Unos 124.000 refugiados e inmigrantes llegaron a Grecia por mar entre enero y julio de este año, lo que supone un aumento del 750% con respecto al mismo periodo del año pasado, según la ONU. A Kos, una isla con unos 33.000 residentes, han llegado más de 22.000 desde enero y las autoridades locales estiman que unos 4.000 se encuentran actualmente en la isla.

En otras partes del Mediterráneo los botes que transportan a los emigrantes desde Turquía y Libia a Europa ofrecen un sistema de precios con dos niveles, dándoles los asientos más seguros a cubierta para aquellos con recursos financieros. Este sábado, 40 migrantes murieron atrapados en la bodega de un buque en un charco de «agua, combustible y excrementos humanos», según la marina italiana; quienes se encontraban en la cubierta superior sobrevivieron.

Una vez se encuentran en Europa, algunos inmigrantes más pudientes pueden permitirse alquilar habitaciones de hotel mientras que se tramitan sus papeles. «Entre los inmigrantes, he estado recibiendo sobre todo a personas sirias», dice Yannis Sotiriou, dueño del hotel Camelia, cercano al puerto de Kos. Otros propietarios de hoteles dicen que rechazan a otros inmigrantes porque los sirios parecen más respetuosos.

Arezo Malalooti, investigadora en Altai Consulting, empresa que dirige las investigaciones para ACNUR, ha dicho que la ola migratoria histórica hacia Europa se estaba volviendo «excesivamente comercializada», pues los inmigrantes están siendo tratados cada vez más como «productos de marcado» con una clara jerarquía basada en recursos y nacionalidad.

«El dinero es lo que realmente motiva a los traficantes, pero algunos datos permiten pensar que los musulmanes son mejor tratados en Libia» dijo.

Los testimonios de los inmigrantes que realizan las rutas desde África y Oriente Medio muestran cómo la nacionalidad y la fe pueden ser a veces un pasaporte para la seguridad; en otros casos, abuso y extorsión.

Las condiciones claramente diferentes de los inmigrantes que acceden a Europa están provocando grandes roces. Durante el fin de semana se desataron peleas entre las diferentes nacionalidades de solicitantes de asilo en Kos por la poca atención que estaban recibiendo por parte de las autoridades y el aparente mejor tratamiento a los sirios.

Los refugiados sirios, que reciben un estatus especial por parte de la ONU, llegan a una isla griega tras atravesar el Mar Egeo desde Turquía el domingo.

«Los sirios son refugiados, los otros son inmigrantes», dijo Zacharoula Tsirigoti, jefe de la oficina de protección fronteriza en la policía griega el viernes, cuando fue preguntado por qué el ferry de Kos solo acogía a sirios.

En otras partes de Europa, los gobiernos están debatiendo si los cristianos deberían recibir asistencia porque comparten valores similares con la población local. Recientemente, el gobierno eslovaco dijo que solo ayudaría a reasentar a los refugiados cristianos.

Del Haca, un joven afgano de 22 años que se encuentra en Kos con su mujer embarazada, dice que ninguno de ellos ha comido en dos días. Llevan en la isla casi un mes, esperando a ser procesados.

La larga travesía en el Mediterráneo desde el Norte de África hasta Italia sigue estando entre los viajes migratorios más mortales del mundo. La ONU dice que más de 2.500 personas han muerto intentando atravesarlo desde comienzos de año.

En Libia, el centro del comercio lucrativo en tráfico de inmigrantes desde África a Italia, el sistema que determina la supervivencia de los emigrantes está basado principalmente en la riqueza, según cuentan los inmigrantes.

Los inmigrantes en Kos tuvieron problemas para conseguir comida durante la distribución de ayuda.

Los traficantes buscan maximizar los beneficios a través de una red de extorsión, abuso y diferenciación de precios.

«Los sirios han reunido más dinero, pueden pagar más, por lo que se les coloca en los niveles superiores del barco y a veces incluso compran chalecos salvavidas», dijo la señora Malakooti de Altai Consulting.

«A los subsaharianos se les mete en las bodegas. Si en el barco entra agua, son los primeros en ahogarse», añadió.

Lamin Wandi Dampha, de 17 años y procedente de Gambia, estuvo en la parte inferior de un buque durante dos días en abril.

«No había comida, ni agua, ni luz, ni baño», dijo en un centro de acogida en Pozzallo, Italia. El chico dijo que pagó 300 dólares al traficante mientras que muchos sirios dicen que pagan hasta 1.800 dólares.

Su historia fue corroborada por más de una docena de otros jóvenes de Senegal, Gambia y Nigeria en el mismo centro de acogida en Italia.

Los migrantes africanos cristianos dijeron que los traficantes libios abusaron de ellos por motivos racistas o por odio a los cristianos. Estas denuncias no pudieron ser corroboradas de manera independiente. Amnistía Internacional detalló abusos contra migrantes y refugiados africanos en un informe de mayo que decía que las minorías - niños no acompañados, mujeres y cristianos - eran separados para ser torturados en los campamentos de tráfico ilegal en Libia donde miles de ellos languidecían antes de ser embarcados hacia Italia.

«Me llamaban hamar ["burro" en árabe] y me pegaron todos los días durante cuatro meses, dijo Mike Ikechikum, un nigeriano de 27 años en el campamento de Pozzallo.

Ikechikum se vio inmerso en una situación común y trágica: habiendo pagado unos 500 dólares para llegar a Libia desde su pueblo al noreste de Nigeria, no tenía los 300 dólares que el traficante pedía para llevarlo al barco con destino Italia.

Para ahorrar para el viaje, fue forzado a trabajar sin sueldo durante cuatro meses como mecánico de coches cerca de Trípoli para ganar su pasaje para el barco.

A menudo, tales abusos desaparecen cuando el dinero cambia de manos, dicen los expertos y migrantes.

Los traficantes en Libia, por ejemplo, suelen creer que los refugiados eritreos, que a menudo son cristianos, valen más dinero que los africanos occidentales, porque muchos tienen familias más ricas en Europa, según los investigadores y refugiados eritreos. Abusan de los eritreos o los raptan para extorsionar a sus familias, recibiendo pagos de miles de dólares de sus familiares en el extranjero.

Un niño inmigrante procedente de Afganistán escribió en la pared de una terraza en un hotel abandonado en la isla griega de Kos.

Dampha, el adolescente de Gambia, no tenía dinero para frenar a sus traficantes cuando se convirtieron en abusadores en Libia.

«Querían 500 dinares (365 dólares) para dejar de pegarme con metal caliente, pero yo no los tenía», contó y se bajó los pantalones para mostrar una lesión que iba desde su cadera izquierda hasta la rodilla. «La gente de aquí me dio medicinas. Por la gracia de Dios estoy aquí vivo».

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