El presidente chino Xi Jinping estará en Washington la semana próxima para su primera visita de estado oficial a Estados Unidos, y ya se masca la tragedia.
El presidente Obama ha dejado claro que quiere que Pekín detenga la construcción de instalaciones militares en las disputadas aguas del mar de China Meridional. Quiere, además, que China detenga los ataques cibernéticos a agencias y compañías gubernamentales estadounidenses. Algún progreso en la protección de la propiedad intelectual tampoco estaría mal.
Por su parte, al presidente chino le gustaría que EE. UU. devolviera a los cientos de fugitivos económicos chinos que han huido a América, llevándose sus fortunas con ellos. De paso, también le gustaría que EE. UU. dejara de meterse en los asuntos de China en Asia.
Hay numerosas evidencias de que la tensión entre los dos países va en aumento: supuestamente, Obama estaría considerando la idea de imponer sanciones a las empresas chinas por su presunta participación en la piratería, los medios de comunicación del estado chino han redoblado sus críticas frente a EE. UU. y los candidatos republicanos a la presidencia del país han estado lanzando bombas incendiarias retóricas desde la barrera, solo por si acaso.
He aquí cuatro temas candentes que a Xi y Obama les resultará complicado evitar:
1. La ciberseguridad
Se piensa que los hackers chinos están detrás de la enorme brecha abierta en la Oficina de Administración de Personal de Estados Unidos, que dejó al descubierto millones de archivos del gobierno de la nación.
Washington también dice que ha pillado a espías chinos robando proyectos y planes de negocio. El año pasado, los fiscales federales dieron el paso sin precedentes de presentar cargos criminales formales contra cinco espías del gobierno chino por irrumpir en Alcoa, U.S. Steel Corp., Westinghouse y otras empresas.
Pekín dice que esto no tuvo nada que ver con los ciberataques, pero la paciencia de Obama claramente se está agotando. «Llega un punto en el que consideramos este asunto como una amenaza primordial a la seguridad nacional» dijo la semana pasada.
«Les hemos dejado muy claro a los chinos que hay ciertas prácticas en las que están cayendo... que no son aceptables» dijo Obama. «Podemos optar por hacer de esto un área de competencia, que garantizo que ganaremos si tenemos que hacerlo».
2. Los fugitivos chinos
No existe ningún tratado de extradición entre China y Estados Unidos. A pesar de ello, a China le gustaría contar con la ayuda de Washington para tratar de localizar a sus fugitivos más buscados, algunos de los cuales han huido a Estados Unidos con sus fortunas.
Tomemos como ejemplo a un hombre de negocios, Ling Wancheng, que según The New York Times se encuentra en la lista de objetivos de China. Ling es hermano de Ling Jihua, exfuncionario chino que se ha visto envuelto en la campaña anticorrupción de Xi.
Ling Wancheng podría estar al corriente de secretos del Partido Comunista y a Pekín le gustaría tenerlo de vuelta en territorio chino.
3. La propiedad intelectual
Las empresas estadounidenses a menudo se muestran reacias a trabajar con China por miedo a que roben sus secretos comerciales. Esto implica que podrían estar perdiendo oportunidades en la segunda mayor economía del mundo.
La falta de aplicación de derechos de propiedad intelectual preocupa a casi el 80% de las empresas estadounidenses que operan en China, según una encuesta realizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China.
«A pesar de que muchas empresas han creado una infraestructura para la innovación local, son necesarias mejoras significativas en los derechos de propiedad intelectual para que las empresas miembros puedan llevar a cabo una mayor proporción de sus actividades principales de I+D y de innovación en China», comentó el grupo en un informe a principios de este año.
Las firmas estadounidenses de tecnología están especialmente preocupadas por nuevas normas que podrían obligarlas a entregar su código fuente a Pekín y tener que someterse a auditorías invasivas si no lo hacen.
4. El estado de la economía china
Todo el mundo se muestra de acuerdo en este punto: el mundo necesita una economía china más fuerte.
Pero hay algunas preguntas acerca de los esfuerzos de Pekín de este verano para hacer frente a dos retos: el mercado de valores chino ha caído un 40% desde junio y hay signos que demuestran que el crecimiento económico está ralentizándose más rápido de lo que los analistas, y Pekín, previeron.
China todavía mantiene más deuda de EE. UU. que cualquier otro país del mundo y a algunos analistas les preocupa que Pekín pueda descargar más sus arcas públicas. Pero si la economía de China se va a pique, sus vecinos de Asia serán los más afectados.
En todo el mundo ya se siente cómo se corta la respiración. Los problemas de China ya han ayudado a que Canadá y Brasil entren en recesión y han hecho que el mercado de valores estadounidense se desmoronara drásticamente a finales de agosto.
Xi se verá sometido a presión para ofrecer garantías de que Pekín tiene su economía bajo control.