El presidente chino ha dicho que el país está abierto a las empresas extranjeras, ha pronosticado un crecimiento estable de la economía y se ha comprometido a luchar contra la ciberdelincuencia con los EE. UU.
En su primer discurso político durante una visita sin precedentes a Estados Unidos, el presidente chino Xi Jinping defendió el ritmo de crecimiento de su país y aseguró al mundo que los mercados financieros de China se mantendrán estables. El líder de 62 años de edad dijo a diplomáticos y líderes empresariales estadounidenses en una cena en Seattle el martes:
«La economía de China se mantendrá en un curso constante, con un crecimiento bastante rápido. Todavía opera en un rango adecuado, con una tasa de crecimiento del 7%... Nuestra economía está sometida a presión, pero eso forma parte del camino que lleva al crecimiento».
Sus comentarios precedieron a una serie de datos que muestran una medición preliminar de la actividad manufacturera china cayendo hasta un mínimo histórico en seis años y medio este septiembre.
Entre los invitados de alto nivel que acudieron a la cena del martes, se encontraban el exsecretario de estado de EE. UU. Henry Kissinger, la Secretaria de Comercio de EE. UU. Penny Pritzker y una serie de altos ejecutivos de empresas como Microsoft, Ford, Apple, Starbucks, IBM y otras muchas.
Sobre el mercado de valores
Aunque el discurso del presidente chino tocó una variedad de asuntos candentes en estos momentos, desde los delitos cibernéticos hasta cuestiones de los derechos humanos, su comentario sobre los mercados chinos era, quizá, el más decisivo para los inversores internacionales.
Xi dijo que el mercado de valores chino ha alcanzado una fase de autorrecuperación y autoajuste tras un período de extrema volatilidad que ha provocado estragos en todo el mundo. A pesar de su tono optimista, los índices de Shanghái y Shenzhen abrieron con una caída superior al 1% durante las operaciones en Asia. Xi dijo también que China no reducirá la tasa de cambio del yuan para impulsar las exportaciones, reiterando la postura de Pekín de que no hay motivo para una depreciación continuada, en un intento por apagar los temores sobre una guerra de divisas en Asia tras la devaluación sorpresa del yuan en agosto.
Justo la semana pasada, la firma de investigación IDEAglobal dijo que China estaba barajando una devaluación del 15-20% de su moneda para finales de 2016, citando una entrevista que había realizado a una «fuente asiática con información fiable».
No obstante, el yuan reaccionó poco a los comentarios de Xi, cotizando a un precio fijo de en torno a 6,38 por dólar en las primeras operaciones; pero los analistas dicen que los mercados apreciarán el voto de confianza del presidente chino a largo plazo. Frederic Neumann, director general de HSBC y codirector de investigación económica de Asia, contó a la CNBC:
«Las palabras que hemos escuchado hoy tranquilizarán a los inversores respecto al hecho de que es probable que no se vean grandes movimientos de divisas. Primero llegará la estabilidad y creo realmente que el mercado bursátil lo apreciará».
Sin embargo, no logra convencer a todos. Jim Rickards, jefe de estrategia global en West Shore Funds, tuiteó después del discurso:
«Cuando Xi dice que no va a devaluar su moneda para impulsar las exportaciones, no hace más que citar un código del G-20. Puede devaluar para lograr el crecimiento interior, y lo hará».
Acerca del PIB de China
En el frente económico, el presidente chino comentó que el desarrollo sigue siendo la prioridad número uno de Pekín: «Debemos centrar todos nuestros recursos en mejorar el nivel de vida. Queremos duplicar la renta per cápita del país».
El presidente chino Xi Jinping durante el banquete de bienvenida al inicio de su visita en Seattle, el 22 de septiembre de 2015
Señaló que la renta per cápita de China es tan solo una séptima parte de la de Estados Unidos, con 70 millones de chinos viviendo bajo el umbral de la pobreza. También describió cómo, de adolescente, le enviaron a trabajar al campo durante siete años, donde los habitantes del campo vivían en cuevas excavadas en la tierra, y aplaudió el progreso que las áreas rurales han experimentado desde entonces.
«Volví hace poco. Ahora las carreteras están pavimentadas y los aldeanos tienen acceso a internet y carne».
La clave para el desarrollo, advirtió, radica en las reformas, añadiendo que China tiene la determinación de salir adelante con reformas estructurales y orientadas al mercado.
Acerca de las relaciones China-EE. UU.
El presidente Xi dijo que desea profundizar en el entendimiento y reducir la desconfianza, advirtiendo de que cualquier conflicto conduciría a un «desastre». Las dos poderosas naciones deben llegar a un acuerdo bilateral de inversiones de alta calidad lo antes posible, declaró.
Pekín está lista también para cooperar con Washington en la lucha contra los crímenes cibernéticos y está dispuesta a establecer un diálogo conjunto, dijo. Antes de la visita de Xi, Washington confirmó que no impondrá sanciones económicas a China en relación con la guerra cibernética, tras haber hecho alusión anteriormente al país asiático en mitad de unas acusaciones por las que Pekín habría lanzado ataques de piratería informática contra objetivos estadounidenses.
Durante años, las autoridades estadounidenses han expresado su preocupación por el nivel de ataques originados en China, incluso cuando Pekín insiste en que no se involucra en este tipo de actividades y que es tan solo una víctima de las invasiones digitales estadounidenses.
La semana pasada, el presidente Barack Obama hizo un llamamiento para crear un marco internacional sobre la seguridad cibernética para evitar que internet sea utilizado como arma.
Sobre política interior
En cuanto a la política china, el presidente Xi dijo que la estricta campaña anticorrupción que ha perjudicado notablemente las ganancias de los minoristas de lujo y de los casinos no tiene nada ver con una lucha de poder interna. «No existe ningún castillo de naipes», dijo, refiriéndose a la exitosa serie de televisión que presenta a un tiránico presidente de los EE. UU. Añadió que el dominante Partido Comunista perdería el apoyo de la gente si no se hiciera nada frente a la corrupción.
Los expertos parecen estar relativamente satisfechos con la actuación de Xi durante su discurso de 40 minutos. Orville Schell, director del Centro de Relaciones EE. UU.-China de la Asia Society, dijo a la CNBC:
«Cubrió la totalidad de la sucesión de serias preocupaciones que tienen los americanos. Está claro que ha hecho los deberes y creo que el discurso conseguirá calmar bastante a la gente»
Xi promete una China más cálida, más amistosa y más servicial; pero la cuestión es, claro está, en qué medida puede cumplir esto, añadió Schell.
«En sus comentarios tocó todas las cuestiones clave y concluyó con una fuerte declaración que apoya una mayor confianza en las relaciones EE. UU.-China» repitió en un comunicado John Frisbie, presidente del Consejo Empresarial EE. UU.-China.