La mayor enfermedad del siglo XXI
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¿Tienes miedo de perderte cosas que podrías hacer? ¿Lo que hacen tus amigos en Facebook parece siempre perfecto y te deprimes? Puede que sufras FOMO.

En su segundo año de universidad a Alexa Goins le llegó la oportunidad de su vida: la aceptaron en un programa de estudios en el extranjero de un semestre de duración en París. No obstante, decidir si decir bonjour a la ciudad de las luces no le resultó fácil, si no que fue más bien un peso para ella.

«No podía decidir entre ir o no, porque tenía miedo de dejar de lado todo un semestre de acontecimientos y amistades en mi campus de la universidad», dice Goins, que está ahora en su último año en la Universidad de Asbury en Wilmore, Kentucky. ¿Cuál fue su decisión final? «Decidí no estudiar en el extranjero».

Rechazar la oportunidad de vivir una aventura en París pudo ser la decisión más difícil para Goins debido al «miedo a perderse algo», que en el lenguaje popular se conoce como FOMO (por sus siglas en inglés), pero esta no ha sido la única vez que le ha sucedido. Este verano la joven de 21 años de edad tuvo dos trabajos, dos prácticas y dos puestos de redactora de artículos, ya que no quería desaprovechar las oportunidades profesionales, un fenómeno hermano que denomina «FOMO carrera».

Goins sabe bien lo que se siente al estar socialmente exhausta tras salir de fiesta los viernes por la noche en lugar de darse a sí misma un descanso después de una larga semana. Este dice:

«Tienes miedo de que si no estás esa noche, ocurrirá algo increíble y te acabarás arrepintiendo de no haber salido. Es impresionante, pero es un fenómeno que está impulsado por la cultura de las redes sociales».

Goins tiene razón. En una serie de estudios publicados en 2013 en la revista Computers in Human Behavior (la primera que definió el concepto con fines de investigación), se reveló que el FOMO estaba «fuertemente vinculado» al uso de las redes sociales, y que los menores de 30 años se mostraban más vulnerables.

«Se sabe lo que todo el mundo hace, dónde y todo se muestra entre signos de exclamación», dice Linda Sapadin, psicóloga en Valley Stream, Nueva York, que no participó en el estudio. «No hablan de nada negativo o de lo que cuesta conseguir algo, ni de las dificultades que tienen, todo es positivo. Y así lo hace todo el mundo».

Los aspectos negativos del FOMO van más allá de sentir lástima por uno mismo. Los estudios publicados en Computers in Human Behavior también lo relacionan con las distracciones al volante, lo que también viene respaldado por los datos publicados en agosto por Liberty Mutual Insurance y el colectivo Students Against Destructive Decisions (Estudiantes contra decisiones destructivas). En su encuesta participaron más de 1.600 estudiantes de secundaria y los resultados revelaron que el 34 por ciento de los adolescentes dejan de mirar a la carretera cuando reciben una alerta de aplicaciones como SNAPCHAT, Instagram o Twitter, una tendencia peligrosa que las organizaciones no dudan en relacionar con el estilo de vida de la gente joven de estar «siempre conectados».

El FOMO también puede afectar negativamente a la salud mental. Según los estudios publicados en Computers in Human Behavior, el sentimiento está relacionado con encontrarse con un estado de ánimo peor y una satisfacción con la vida más baja. «La consecuencia es la inseguridad y la indecisión, algo que puede arruinar su vida por completo», dice Sapadin, que trabaja con personas atrapadas en los patrones de auto-derrota y escribió el libro Master Your Fears: How to Triumph over Your Worries and Get on with Your Life (Domina tus miedos: Cómo triunfar ante las preocupaciones y seguir con tu vida). Se convierte en un trastorno de ansiedad, se pierde el equilibrio y no hay manera de simplemente relajarse y apreciar lo que tienes».

Desesperados por estar conectados

Llámese FOMO, el «síndrome de la hierba es siempre más verde», «enfermedad de querer tenerlo todo» o simplemente «envidia de las vacaciones de otros», siempre existirá alguna razón por la que la mayoría de nosotros nos encontraremos mal por sentirnos de vez en cuando apartados. Según han revelado diversos estudios de investigación, tener unas conexiones sociales sólidas es algo fundamental para el bienestar físico y mental, e incluso puede alargar la vida.

«Si se piensa en la importancia que la aceptación social tiene para la gente y que ha tenido desde hace muchísimo tiempo, en principio tener el síndrome FOMO no es algo malo, si se toma en pequeñas dosis», dice Mark Leary, profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Duke, donde dirige el Centro de Investigación del Comportamiento Interdisciplinario. «Al igual que ocurre con cualquier emoción negativa, hace que se levante una banderita roja que nos dice: "Preocúpese por la calidad de sus relaciones sociales". Es algo humano, natural y probablemente funcional».

Pero cuando esta sensación se vuelve crónica, puede que tenga que reflexionar acerca de la raíz del problema, ya sea por salud mental, como podría ser la ansiedad, o simplemente por pasar demasiado tiempo en Facebook. Para saber cómo de «grave» es su síndrome FOMO, le recomendamos realizar este test, desarrollado por el equipo de investigación de los estudios de la revista Computers in Human Behavior. Leary dice:

«Si vas por la vida sintiéndote como si estuvieras apartado y que te estás perdiendo algo, y te sientes mal por no estar incluido en todo lo que sucede, entonces estamos ante un problema más grave».

Una diferencia entre las personas que experimentan una saludable dosis ocasional de FOMO, y aquellos cuyo síndrome FOMO es constante, es que se pueden hundir en función del nivel de aceptación que tengan en la vida real. Leary dice:

«Se trata de algo así como una persona con hambre, que es más sensible al hecho de que otras personas estén comiendo».

Para otros, el síndrome FOMO podría estar relacionado con el perfeccionismo, como podría ser, por ejemplo, la obsesión de vivir una vida perfecta con la pareja perfecta y disfrutar de unas vacaciones perfectas, dice Sapadin. «Si algo no es perfecto, no será lo suficientemente bueno». Independientemente de cuál sea la causa del problema, siempre puede ser de ayuda consultar a un experto en salud mental.

Hacer frente al FOMO crónico

Mientras que pasaba su tercer año en la universidad en lugar de estar en el extranjero, Goins tuvo que enfrentarse a las consecuencias de su FOMO. «Me perdí la oportunidad de disfrutar de un viaje único y me di cuenta de que a muchos de mis amigos, por los que decidí quedarme, no les importaba mucho que estuviera con ellos», dice.

Goins se fue sintiendo cada vez peor debido a la información que veía de sus contactos en las redes sociales, y que tenía relación con la vida tan envidiable de la que disfrutaban. Esto la llevó a adoptar una «dieta» de redes sociales, y se despidió de Facebook (el principal culpable de su FOMO) durante cuatro meses a principios de este año. «Solo quería llegar a un punto en el que no estuviera constantemente pensando en cómo otras personas pasan la noche del viernes y en lo que me estaba "perdiendo", o ver las impresionantes vacaciones de la gente y lamentarme pensando en cómo me había quedado atrapada en una diminuta ciudad en Kentucky», dice Goins.

«La dieta funcionó». A pesar de que ahora utiliza Facebook por razones académicas y de vez en cuando para mantenerse en contacto con amigos de diferentes partes del país y con la familia, Goins dice que su FOMO está casi totalmente curada. Ejemplo: cuando volvieron a aceptarla de nuevo en el programa de estudios en el extranjero en abril, dijo que sí. Ahora está en París, lo que está siendo en parte una especie de tratamiento al FOMO. «El estilo de vida francés de tomarse las cosas con calma y que no todo sea trabajo y éxito está siendo una gran influencia para mí», dice Goins.

¿No puedes ir a París a curarte del FOMO? Además de alejarse durante un tiempo de las redes sociales, Sapadin recomienda dejar de lado las comparaciones y centrarse en lo que uno mismo quiere en la vida. Ella afirma:

«Eso es algo que tiene que definirlo uno mismo. Recuerde guardar el teléfono cuando esté cerca de personas que le importan. De lo contrario, continuará perdiendo la oportunidad de disfrutar de lo que está delante suya por miedo a dejar de lado lo que no lo está. «Una cosa que las redes sociales parecen mostrar es que se puede tenerlo todo», dice Sapadin. Pero, en realidad, «hay que saber decir "no" a algunas cosas para decir "sí" a los demás».

Leary aconseja adoptar una perspectiva diferente. «Si se para a pensar, es probable que esté haciendo cosas que otros piensen que se están perdiendo», dice. Ver las cosas de esta forma puede ayudarle a «darse cuenta de que se trata de algo único para usted», dice, «lo que ocurre es que las está viendo desde el otro lado».

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