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Las cosas simples que necesita saber para aprender a tomar las decisiones correctas.

El presidente Obama solo lleva trajes azules o grises. Tal y como le dijo a Vanity Fair, es una forma de gestionar su fuerza de voluntad.

«Intento aligerar las decisiones», dice. «No quiero tomar decisiones sobre lo que como o lo que me pongo. Porque tengo demasiadas decisiones que tomar».

El que Obama se centre en la rutina se basa en estudios. El psicólogo social Roy Baumeister ha descubierto que la voluntad es como un músculo que puede estirarse o tener fatiga con el uso.

Es una reflexión crucial, dado que un estudio de 2011 realizado a un millón de personas en todo el mundo descubrió que las personas creen que el autocontrol es su mayor debilidad o fallo de carácter.

Tal y como Baumeister detalla en su libro Fuerza de voluntad: Redescubrir la mayor fuerza del ser humano y una historia publicada en la revista del New York Times Magazine, la fuerza de voluntad y la toma de decisiones están interconectadas. La casa en la que creció, el número de decisiones que ha tomado hoy y lo que están haciendo hoy sus amigos afecta a sus decisiones de maneras extrañas. Le presentamos cómo.

1. Tome las decisiones más importantes por la mañana antes de que experimente el «agotamiento del ego»

«Freud especulaba que el yo, o el ego, dependía de las actividades mentales que impliquen la transferencia de energía», dice el New York Times. «Sus experimentos demostraron que existe un almacén finito de energía mental para el autocontrol que se ejerce». Con el transcurso del día, las reservas de energía se van agotando.

2. El cerebro necesita glucosa para poder tomar buenas decisiones

«Incluso las personas más sabias no tomarán buenas elecciones cuando no estén descansadas y sus niveles de glucosa estén bajos», dice Baumeister al Times. «Es por ello por lo que los verdaderamente sabios no reestructuran la empresa a las 4 de la tarde. No adquieren compromisos durante la hora del cóctel. Y si una decisión ha de tomarse tarde un día, saben que no han de hacerlo con el estómago vacío». Los minoristas de alimentación descubrieron esto hace décadas.

Los investigadores vieron que «justo cuando los compradores están agotados tras haber tomado todas sus decisiones en los pasillos, con su fuerza de voluntad reducida, tienen más posibilidades de caer en cualquier tipo de tentación, pero son especialmente vulnerables a los dulces y a los refrescos y cualquier cosa que les ofrezca un rápido chute de azúcar».

3. Nuestro suministro finito de «poder de toma de decisión» significa que tomar una serie de decisiones puede ser agotador

Lo que explicaría por qué ir de compras es tan cansado. Los investigadores vieron en un test de matemáticas que los compradores que «habían realizado la mayoría de las decisiones en las tiendas eran quienes más rápido dejaban de comprar».

4. Una vez que se está agotado mentalmente, hay más posibilidades de tomar malas decisiones

«Comprometerse es una habilidad humana compleja y por ello una de las primeras en rechazar cuando la fuerza de voluntad está agotada», informa el Times.

Al final del día, cuando estamos más cansados física y mentalmente, tenemos más posibilidades de no ir al gimnasio después del trabajo y de beber más durante la happy hour.

5. Desarrollar rutinas ayuda a eliminar el estrés y conservar la energía para las decisiones importantes

«Las personas con más éxito, según han descubierto Baumeister y sus colegas, no utilizan su fuerza de voluntad como un mecanismo de defensa desesperado para frenarlos del desastre», informa el Times. «Más bien, conservan la fuerza de voluntad desarrollando hábitos y rutinas eficaces en la escuela y el trabajo para poder reducir la cantidad de estrés en sus vidas. Utilizan el autocontrol no para atravesar las crisis, sino para evitarlas. Se conceden a sí mismos el suficiente tiempo para terminar un proyecto, llevan el coche al taller antes de que se rompa».

6. Si quiere más fuerza de voluntad, duerma mejor

Los estudios equiparan la carencia de sueño - dormir menos de seis horas por la noche - con estar borracho. Tal y como dice Kelly McGonigal, psicóloga de salud de Stanford, la carencia de sueño afecta a la corteza prefrontal, una parte del cerebro asociada con la toma de decisiones.

Cuando se tiene carencia de sueño «la corteza prefrontal se ve especialmente afectada y pierde control sobre las partes del cerebro que crean antojo y el estrés responde», dice la psicóloga. «Desenfrenado, el cerebro reacciona exageradamente al estrés ordinario y de cada día y a la tentación».

7. El inconsciente juega un papel fundamental a la hora de ayudarle a tomar buenas decisiones

La decisión de Obama de «tengo que consultarlo con la almohada» - sobre si asaltar o no el recinto de Osama Bin Laden - se adapta a las recomendaciones de psicólogos respecto a la toma de decisiones complejas.

«Como la atención consciente es limitada, debería reclamar la ayuda de su inconsciente», según el Harvard Business Review.

Aun si no tiene la opción de retrasar su decisión durante mucho tiempo, involucrarse en otro asunto hará que su mente se aparte del dilema y dejará que aflore el inconsciente.

8. Sus decisiones están influidas por sus amigos y su familia

Los avances en la ciencia de redes - el estudio a los grupos sociales - ha revelado la cantidad de cosas que tendemos a pensar que son individuales, como si engordamos o dejamos de fumar, son realmente colectivas.

Como James Fowler de la Universidad de California, San Diego, y Nick Christakis, de la Facultad de Medicina de Harvard, han descubierto: nuestros comportamientos son contagiosos. Si su mejor amigo se vuelve obeso, usted tendrá un 57% más de posibilidades de volverse también obeso. Si un compañero cercano deja de fumar, usted tendrá un 34% más de posibilidades de dejar de fumar también.

9. A veces, es mejor contarle sus ideas a otros

La ciencia de redes también tiene conocimientos de la productividad. Cuando los investigadores siguieron los éxitos de personas en una empresa aeroespacial, incluidas las patentes y los productos que esos individuos habían lanzado al mercado, descubrieron que a quién conocía un ingeniero determinado era tremendamente importante.

Después de la experiencia, las relaciones que tenía un individuo eran el mejor indicador de éxito. Las personas que tenían relaciones tanto por arriba como por abajo jerárquicamente y entre departamentos tenían más posibilidades de triunfar según los parámetros de la empresa.

¿Por qué? Porque cuando se tienen relaciones de calidad con las personas, se pueden combinar ideas, recoger feedback y ganar compromiso para los proyectos, otra razón por la que las personas generosas triunfan.

10. Puede ser valioso ceder y decir «sí» a las «malas elecciones» de vez en cuando

De manera ocasional ceder a los deseos puede reforzarle, para que no se sienta totalmente agotado todo el tiempo, según el Times. Ayuda a mantenerse en el buen camino a largo plazo. Existe una razón por la que la gente celebra el carnaval antes de la Semana Santa.

11. Si obliga algo a alguien, la decisión se vuelve más fácil

¿Existen decisiones que no tenga que tomar ahora mismo o que alguien pueda tomar por usted?

«En vez de decidir cada mañana si se fuerzan a sí mismos a hacer ejercicio, las personas inteligentes fijan citas regulares para entrenar con un amigo», informa el Times.

12. Si se prepara para los momentos de debilidad, será más capaz de tomar buenas decisiones

«El tomar buenas decisiones no es una cualidad de la persona, en el sentido de que siempre está ahí», dice Baumeister. «Es un estado que fluctúa». Según el Times:

Sus estudios muestran que las personas con el mejor autocontrol son aquellas que estructuran sus vidas para conservar la fuerza de voluntad. No programan reuniones interminables consecutivas. Evitan las tentaciones como bufets libres y establecen hábitos que eliminan el esfuerzo mental de tomar decisiones... En vez de contar con que la fuerza de voluntad permanecerá fuerte durante todo el día, la conservan de tal forma que esté disponible para emergencias y decisiones importantes.

«Las personas que mejor toman las decisiones son aquellas que saben cuándo no han de confiar en sí mismos», dice.

13. Si puede ejercitar su fuerza de voluntad, los estudios sugieren que tendrá más posibilidades de triunfar

En el famoso experimento con marshmallows en Stanford en 1972, se pidió a los niños de la escuela que se sentaran en una mesa con un marshmallow enfrente de ellos y que no se lo comieran, durante 15 insoportables minutos. Si lo conseguían, tendrían una dulce recompensa: un segundo marshmallow.

Tal y como se ha escrito en muchas ocasiones, los estudiantes que pudieron esperar por la segunda golosina tenían puntuaciones SAT más altas y niveles más bajos de abuso de sustancias que sus amigos más impulsivos. Pero el juego de la espera podría no ser la historia completa...

14. Pero a veces lo que parece poca fuerza de voluntad podría ser una toma de decisiones de calidad

Si parece que la oportunidad para actuar podría desaparecer, puede ser mejor no esperar. En 2012, la investigadora de la universidad de Rochester publicó un estudio que retaba al experimento con los marshmallows. Cuando era joven, Kidd empleaba cierto tiempo en refugios para personas sin hogar y recuerda preguntarse cómo el hecho de crecer en una situación tan inestable afectaría a la toma de decisiones.

Aquellos niños, pensaba Kidd, se comerían el marshmallow de inmediato. Pero no porque no tuvieran suficiente fuerza de voluntad. Se habían criado en medio de situaciones en las que no podían confiar en que los adultos cumpliesen sus problemas.

«Nuestros resultados atenúan la percepción popular de que las tareas como la del marshmallow son diagnósticos muy potentes para la capacidad de autocontrol», dijo Kidd. «Posponer la gratificación es solo la opción racional si el niño confía en que se le va a dar un segundo marshmallow tras un retraso corto».

En el estudio de Kidd estaban preparados para pensar que los investigadores eran fiables o poco fiables. En una parte del estudio, el experimentador entregó a los niños un trozo de papel y ceras y le decía al niño que usara esos elementos o que esperase por unos mejores. Entonces se produjo la vuelta: para un grupo de estudiantes, el experimentador llevó marcadores y ceras; para el otro, el experimentador volvió y se disculpó, diciendo que no había materiales de arte más bonitos.

Y después se realizó la prueba de los marshmallows. Los nueve de los 14 niños del grupo «fiable» podían esperar 15 minutos para un segundo marshmallow pero solo uno de los 14 esperó por él.

La moraleja: lo que parece fuerza de voluntad puede ser también confianza.

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