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Artur Mas vuelve a recibir un no en la segunda sesión de investidura.

El guión de la semana más larga de Artur Mas se cumple a rajatabla. La mayoría independentista que el lunes sirvió para aprobar la declaración de inicio del proceso independentista no ha vuelto a manifestarse en las dos sesiones de investidura, el martes y el jueves, que ha supuesto dos fracasos anunciados para Artur Mas. El volantazo que el miércoles quiso dar el president con una propuesta a la CUP, que descargaba poder de la presidencia en 3 grandes vicepresidencias y sometía a su Govern a una cuestión de confianza en 8 meses, no ha sido suficiente para lograr el voto favorable y ni siquiera la abstención de la CUP. El acuerdo, de haberlo, tendrá que esperar.

Artur Mas ha utilizado su turno de intervención para explicar la oferta hecha el miércoles a la CUP en una reunión en la que también participaron Oriol Junqueras y Marta Rovira. La propuesta de Mas supondría ser investido president, la línea roja que la CUP sostiene pese a la presión impuesta por Junts pel Sí, que amenaza con volver a las urnas en marzo si Mas no es convertido en president. Pese a eso, Baños se ha mostrado optimista respecto a llegar a un acuerdo en los próximos días. De hecho, la CUP ha convocado un encuentro entre los sectores de la izquierda independentista para el día 29 de noviembre, que podría desembocar en una Asamblea Nacional extraordinaria para debatir sobre su posición en las actuales negociaciones.

La CUP ha asegurado que su «no tranquilo» debe ser leído como una forma de «ampliar la base social del independentismo». «Dijimos durante la campaña que no seríamos muleta ni bisagra», ha recorado Baños, «queremos ser un muelle, que tensa pero garantiza que el procés llega más lejos». Baños ha reconocido que las ofertas de Mas son «un primer movimiento» pero ha asegurado que sería muy fácil encontrar el acuerdo si se hubiera propuesto otro nombre para la investidura. Mas ha valorado que Baños reconozca que su propuesta es un movimiento y que no quieran llegar a las elecciones, pero les ha reclamado que «si unos se mueven, debe moverse todo el mundo para que haya un acuerdo».

Tanto Artur Mas como Antonio Baños se han referido a la mayoría parlamentaria independentista de 72 diputados, aunque de formas muy diferentes. El candidato a la presidencia ha asegurado que la composición salida de las elecciones del 27 de septiembre debería dar como resultado un nuevo Govern independentista, como única forma de cumplir con las resoluciones del Parlament. Por su parte, el de la CUP ha reprochado a Junts pel Sí estar buscando una mayoría de 64 diputados para lograr la investidura, cuando lo que deberían buscar, en su opinión, es un acuerdo con el total de los diputados independentistas.

En su turno de réplica, Artur Mas ha advertido a la CUP de que su negativa a convertirle puede malograr el resultado del 27-S y la declaración independentista. Después de recordar que el Govern siguió adelante con el proceso participativo del 9-N después de estar suspendido por el Constitucional, ha asegurado que también seguirán adelante con la declaración independentista, aprobada el lunes por el Parlament yu suspendida el miércoles por el Constitucional, tal como este miércoles aseguró la vicepresidenta Neus Munté. Mas ha asegurado:

«Preferimos tener dificultades y ser coherentes pero cumplir el mandato de las urnas».

La oposición reprocha a Mas «poner en peligro el autogobierno»

La jefa de la oposición, Inés Arrimadas, ha cargado contra Mas acusándole de poner en peligro el autogobierno de Catalunya, como ya hizo en el primer debate de investidura. También ha reprochado al candidato de poner en peligro a los funcionarios, al hacerles elegir entre la obediencia al Constitucional o al Govern, una actitud que según la líder de Ciutadans es «irresponsable» e «inconsciente». «No permitiremos que arrastre a los funcionarios en su locura», le ha advertido, después de reclamarle que no «entregue Catalunya a la CUP».

El pacto con la CUP ha sido también tachado de error por el líder del PSC, Miquel Iceta, quien considera que ceder ante los anticapitalistas es «un camino sin retorno» y «renunciar a gobernar para todos». «No queremos ver cómo se pone a subasta nuestra presidencia», ha asegurado el socialista. En términos más duros se ha referido Xavier García Albiol, portavoz del PP, quien ha considerado que Mas «devalúa la presidencia para contentar a la CUP», formación a la que ha tachado de «la más radical de Europa». Además, el exalcalde de Badalona ha asegurado que Mas «ha suspendido la autonomía catalana» al situarse fuera de la legalidad.

Para Lluís Rabell, de Catalunya Sí que es Pot, la hoja de ruta que propone Junts pel Sí no puede llegar a la República catalana, pero sí empuja a «la derecha más rancia» en el Gobierno de España. Para CSQEP la única salida al actual debate independentista es «tejer alianzas» con fuerzas del Estado, a las que ha saludado reconociendo su compromiso con el derecho a decidir de los catalanes. Rabell ha utilizado su intervención para confrontar con las posturas de Ciutadans, a los que ha recordado que el Parlament –«una de las pocas instituciones de legitimidad republicana», según ha recordado– es fruto de una «desobediencia del pueblo catalán».

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