¿Qué pasa con la pasión?
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En general todo el mundo cree que debería dedicarse a su pasión. Pero, ¿es verdaderamente una condición esencial para alcanzar el éxito?

En una reciente biografía de Elon Musk, el columnista del área de tecnología de Bloomberg Ashlee Vance habló sobre cómo los emprendedores han transformado la industria del automóvil eléctrico, han lanzado cohetes al espacio, han desarrollado la tecnología solar y han ideado planes para colonizar Marte. Vance destaca la diligencia de Musk y su fervor inquebrantable, y no sólo su inteligencia y excentricidades. Al igual que Steve Jobs, Musk es un perfeccionista caprichoso, con tendencia a experimentar momentos de rabia debido a la pasión que le pone a las cosas.

Cualquiera que lea sobre la vida de Elon Musk pensará que la pasión es un requisito previo para alcanzar el éxito. Esta idea se ha puesto en entredicho en los últimos años. Cada vez más la pasión se etiqueta como un mero cuento post hoc, un cliché vacío que suena bien en los discursos. Cal Newport, profesor asistente de la Universidad de Georgetown y autor de So Good They Can’t Ignore You (Tan bueno que no pueden ignorarlo), insiste en que el mantra de la pasión es poco original y engañoso:

El objetivo no debe ser encontrar la pasión, como si hubiera estado presente sin descubrirla desde el principio, sino crear una.

Recientemente un equipo de psicólogos dirigidos por Patricia Chen, una estudiante de posgrado de la Universidad de Michigan, publicó una investigación que aporta nueva información sobre la relación entre la pasión y el trabajo. El equipo entrevistó a 794 personas y descubrió que el 70% cree que la pasión se basa en integrar una habilidad intrínsecamente gratificante en una determinada línea de trabajo, lo que Chen denomina fit theory (teoría del ajuste). Según este paradigma, es fácil entender casos como los de Musk y Jobs, es decir, personas que fueron perseverantes porque su trabajo encajaba con una de sus pasiones.

El otro 30% de los participantes del estudio indicó que la pasión por el trabajo se desarrolla y cultiva con el tiempo, lo que Chen denomina la teoría del desarrollo. Según este punto de vista, que es similar al de Newport, debemos pensar en nuestras habilidades e inclinaciones como algo moldeable en vez de fijo. La pasión es el resultado de la práctica persistente y deliberada.

Mediante estos cuatro estudios, los psicólogos descubrieron que aquellos que piensan que la pasión puede ser desarrollada tenían la misma probabilidad de sentirse satisfechos con su trabajo a largo plazo que los que buscaban el ajuste perfecto. Estos resultados sugieren, como indicaron Chen y su equipo, que la gente puede «alcanzar niveles similares de bienestar en el trabajo con la teoría del ajuste o con la del desarrollo».

Este trabajo de investigación ayuda a los psicólogos a comprender mejor la naturaleza de la pasión. Sin embargo, aún se basa en una definición muy delimitada, según la cual ser un apasionado de algo significa esencialmente disfrutar de retos particulares que de otro modo serían agotadores. Además, asumir esa pasión es la base para tener una vida profesional gratificante.

Nos gustaría introducir dos conceptos más para ampliar lo que queremos decir cuando hablamos de pasión. La investigación psicológica muestra que la satisfacción de la vida se correlaciona con la capacidad de evaluar algo desde múltiples puntos de vista. Y así, al ampliar el significado de la pasión, también nos damos a nosotros mismos más oportunidades para encontrar significado y satisfacción en la vida que llevamos.

Leidenschaft

En alemán, la palabra pasión es Leidenschaft, que significa literalmente capacidad de soportar la adversidad. Es una palabra mucho menos optimista, no como la perogrullada en la que se ha convertido la palabra en inglés. Si eres un apasionado de algo de las culturas germánicas, no necesariamente tienes por qué disfrutar de ello. Leidenschaft significa que hay que saber que la búsqueda será desagradable, pero que se tolera porque el resultado valdrá la pena. Los alemanes pueden sentirse apasionados por una actividad sin sentir la necesidad de llevarlo a su profesión o preocuparse por los ideales más elevados. Desde este punto de vista, el trabajo es un medio para un fin, lo que permite la búsqueda de la pasión durante las horas fuera del trabajo.

Cierpienie

En Europa del Este, la pasión también puede ser entendida como cierpienie (que más o menos se traduce como «sufrimiento» en polaco). Es una palabra que describe tener una vocación, pero sin ningún tipo de implicaciones de obtener placer de la misma. No tienes más remedio que soportarlo, incluso cuando el resultado no es necesariamente positivo.

Un buen ejemplo de ello es Phil Hansen, un artista que desarrolló una lesión permanente del nervio en la mano tras pasar años practicando el puntillismo, una técnica de dibujo y pintura en la que se utilizan pequeños puntos para crear una imagen más grande. Debido al temblor de la mano, Hansen ya no podía dibujar líneas rectas, y lo que antes eran puntos comenzaron a parecer «renacuajos». Con el tiempo dejó la escuela de arte y abandonó el arte por completo.

Cuando su médico le animó a «enfrentarse» a su problema, Hansen decidió desarrollar un nuevo enfoque de la materia en base a su lesión. El resultado fue un nuevo género de trabajo creativo. Hansen hizo retratos de cerillas, grasa y alimentos. Seguía utilizando las manos para dibujar, pero en lugar de crear imágenes de puntos perfectos, dibujaba imágenes compuestas en su totalidad de garabatos.

En el sentido norteamericano de la palabra, el arte es la pasión de Hansen. Pero es más preciso describir su vida con la palabra cierpienie. Sigue teniendo dolor en las articulaciones y todavía no puede dibujar en línea recta, por lo que no tiene más remedio que soportar su limitación. A pesar de su brillante charla TED, el resultado suele ser negativo, como suele ocurrir con casi todos los trabajos creativos. El producto final es normalmente el resultado de decenas de intentos fallidos.

Aunque es importante valorar el trabajo que es gratificante, vamos a dejar de hacer publicidad a la idea miope de que la vida sin pasión, ya sea algo que se encuentra o que se crea, no vale la pena vivirla. Los adultos que trabajan no se sienten apasionados o realizados por un lado, o sin vida y miserables por otro. Esa es una visión del mundo demasiado simple, en la que los trabajadores de una triste oficina se enfrentan constantemente a los Elon Musks.

En cambio, deberíamos reformular nuestro propio concepto americano de la pasión para incluir otras definiciones que adoptan un sentido más amplio de lo que podría ser una vida significativa. Brian Little, psicólogo de la Universidad de Cambridge, dice en su libro Me, Myself and Us (Yo, yo mismo y nosotros):

«Tener muy pocas bases sobre las que apoyarse o que estas estén poco asentadas puede crear problemas, sobre todo cuando la vida va demasiado rápido e intentamos encontrarle sentido. Estas bases pueden llegar a ser nuestra propia jaula».

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