El Estado Islámico pierde enemigos
Sergey Guneev / TASS
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El conflicto entre Turquía y Rusia no va a beneficiar a la lucha contra el terrorismo.

Cuando Turquía destruyó un avión de guerra de Rusia al que había advertido de mantenerse lejos de su espacio aéreo, las consecuencias amenazaron con destruir las posibilidades de cualquier gran coalición de potencias internacionales para cambiar el curso del caos en Siria, al menos por ahora.

El fatal incidente aéreo del martes se intensificó de inmediato, y se complicó, lo que ya había sido un asunto difícil anteriormente, al tratar de superar las divisiones y adversarios de toda la vida en un pacto para luchar contra su principal enemigo común, el Estado Islámico.

El altercado aéreo turco-ruso endureció rápidamente las posiciones mantenidas por todos los lados. Mientras que EE. UU. y su aliado Francia insistieron en sus demandas para resolver el conflicto sirio, Rusia y su aliado Irán se adhirieron a las suyas.

A esto se añadió la guerra de palabras con el presidente ruso Vladimir Putin, que dijo que Turquía, aliado de EE.UU. y Francia, financia el terrorismo, unas acusaciones ampliamente difundidas en la televisión rusa en un día en de gran propaganda.

Mientras tanto, el presidente Barack Obama y el presidente francés François Hollande presentaron un frente unido, al hablar en la Casa Blanca el martes en la que fuera su primera reunión desde los atentados de París. Hablaron de los cambios que Rusia debe introducir en su estrategia militar en Siria y en su posición en una resolución política del conflicto antes de que la coalición liderada por EE. UU, que incluye a Turquía, coopere con Moscú en la lucha contra el Estado Islámico.

Las exigencias de los líderes de EE.UU. y Francia, entre las que se encuentra la cuestión clave del futuro del presidente sirio Bashar al-Assad, a quien Rusia apoya, han sentado las bases de lo que será una tensa reunión entre Hollande y Putin el jueves.

El derribo del avión ruso es probable que vuelva a dibujar las líneas de combate en Siria y que afecte a las percepciones rusas de la intervención de su país, según indican los analistas.

«La misión de Hollande era llegar a algún tipo de coordinación con Rusia», dijo Alexei Makarkin, subdirector del Centro de Tecnologías Políticas. «Ahora bien, es muy, muy dudoso que sea posible coordinar acciones. Lo máximo de lo que se puede hablar ahora es evitar dispararnos los unos a los otros».

La visita de Hollande a Moscú de esta semana se suponía que sería un momento culminante para el plan de Putin de atraer a más países a su tienda antiterrorista, así como cualquier posible acercamiento con Occidente después del aislamiento por su intervención en Ucrania y la anexión de Crimea.

No obstante, Obama, después de expresar una nueva apertura a la coordinación con Rusia desde que se reunió con Putin en Turquía la semana pasada, el martes lo que hizo fue aislarlo al hacer las siguientes declaraciones:

«Rusia en este momento es una coalición de dos, Irán y Rusia, para apoyar a Assad. Tenemos una coalición mundial organizada. Rusia es un caso aparte».

Al mismo tiempo, los líderes de EE.UU. y Francia han tratado de demostrar una cooperación reforzada en su coalición.

Hollande dijo que la prioridad inmediata en la campaña militar en Siria es recuperar el territorio actualmente controlado por el Estado Islámico y asegurar la frontera con Turquía.

Obama pidió a la Unión Europea poner en práctica un acuerdo que requiera a las aerolíneas compartir información de los pasajeros.

«Al dirigirse a Francia, los terroristas estaban atacando al mundo», dijo Hollande.

La parada de Hollande en Washington fue parte de una gira internacional repentina para construir una «única gran coalición» de naciones contra el Estado Islámico, a lo que se refirió la semana pasada.

Los diplomáticos franceses, sin embargo, se han distanciado en los últimos días del llamamiento de Hollande por formar una coalición tan amplia. En vez de esto, las autoridades de París han hablado de «coordinación» en los ataques contra el Estado Islámico y han descartado cualquier centro de mando compartido de objetivos de bombardeo en Siria.

El sutil cambio pareció minar la esperanza, incluso antes del derribo del caza ruso, de que los atentados de París serían la razón para propulsar un gran avance en la cooperación militar y política a nivel internacional.

Hollande pareció tranquilizar a la Casa Blanca de que, tras los atentados de París, no había antepuesto la campaña militar contra el Estado Islámico antes que a su posición de que Assad debe irse.

«No podemos imaginar la unión de los sirios bajo el mandato de un presidente que saben que es el responsable de la mayor parte de las 300.000 muertes que se han producido en unos pocos años», dijo Hollande.

A esto agregó que una resolución política «debe dar lugar a la salida de Assad».

Obama amplió su visión de lo que constituye la salida de Assad, lo que sugiere simplemente que su «opción de no presentarse» de nuevo a las elecciones sería suficiente para que EE. UU. acepte una resolución política en relación al conflicto sirio.

Putin, por su parte, reafirmó su apoyo a Assad el lunes en Teherán.

Los desacuerdos sobre si Assad debe permanecer en el poder y, en caso afirmativo, por cuánto tiempo, se han convertido en el principal obstáculo no solo para llegar a una resolución política en las negociaciones en Viena, sino también para lograr una amplia coalición militar que incluya a Rusia.

Obama está junto a Turquía y dijo que el derribo del avión ruso suponía otra prueba más en contra de la estrategia de Putin en Siria de ponerse como objetivo a todos los opositores de Assad, y no sólo al Estado Islámico.

«Esto apunta a un problema constante con las operaciones rusas en el sentido de que están operando muy cerca de una frontera turca, y van tras una oposición moderada que tiene el apoyo no solo de Turquía, sino de varios países», dijo Obama.

Hollande dijo que «significa que tenemos que encontrar una solución a la crisis siria, ya que de no ser así ya sabemos cuáles pueden ser las consecuencias».

El líder ruso acusó el martes a Turquía de financiar al Estado Islámico a través de la compra de petróleo, que podría ascender a cientos de millones de dólares.

«Hace tiempo afirmamos que una gran cantidad de petróleo y sus derivados entran en Turquía desde territorio invadido por el Estado Islámico, lo que representa una importante fuente de financiación para el grupo», dijo Putin en la televisión estatal rusa.

Emisiones de noticias estatales rusas hicieron hincapié en la acusación. «Muchos expertos dicen que Turquía ha apoyado durante mucho tiempo a los extremistas de una manera u otra», se escuchó en una de las emisiones del Primer Canal.

Los intercambios parecen encaminados a envenenar cualquier posibilidad de crear una única coalición, ya que EE. UU. se niega a abandonar a su socio turco, mientras que para Putin sería impensable que hubiera una alianza rusa que incluyera a Ankara.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, dijo que iba a cancelar su viaje a Estambul el miércoles, donde tenía previsto reunirse con su homólogo turco.

Putin no explica cuáles serán las medidas de represalia, pero los analistas dijeron que habría algunas.

Vasili Kashin, analista del grupo CAST especialista en temas de defensa, con sede en Moscú, dijo que aviones de combate rusos pueden centrar cada vez más su atención en los grupos rebeldes sirios apoyados en Turquía, entre ellos los turcomanos.

«Nadie va a atacar a un país de la OTAN y a una potencia con poder militar de importancia, pero las conversaciones sobre el futuro de Siria y los miles de millones de dólares en las relaciones comerciales podrán sufrir las consecuencias», dijo Kashin. Turquía es un cliente importante para la energía rusa y un destino popular para los turistas rusos.

Kashin añadió: «Rusia probablemente expandirá sus operaciones de una forma que afectará negativamente y de forma directa a los intereses turcos en el territorio».

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