Pocos rasgos psicológicos son tan deseables como la creatividad: la capacidad de tener ideas que son a la vez novedosas y útiles. Sin embargo, también es cierto que la creatividad se ha asociado con una amplia gama de calidades contraproducentes de las que muy pocas veces se habla. Ser consciente de estas tendencias es importante para cualquiera que trate de comprender mejor su propia creatividad, o la de otras personas.
En primer lugar, la investigación ha establecido un vínculo entre la creatividad y los estados de ánimo negativos. No tiene que estar deprimido para ser creativo (es importante tener en cuenta que la depresión paralizante es más destructiva que generativa), pero es cierto que hay cierto respaldo empírico para el estereotipo de que los artistas tienden a ser depresivos o sufren cambios de humor. Como señaló Nietzsche:
«Uno debe tener caos en uno mismo para poder dar a luz a una estrella del baile».
Normalmente las personas que son muy estables emocionalmente son demasiado felices como para sentir la necesidad de crear. Después de todo, si nos sentimos bien, ¿por qué cambiar esta situación?
En segundo lugar, los patrones de pensamiento que definen el proceso creativo y conllevan el desarrollo de ideas originales pueden tener un lado desadaptado. Por ejemplo, la creatividad requiere la incapacidad de suprimir pensamientos irrelevantes e ideas inadecuadas. Y los pensadores creativos también tienden a tener un control de los impulsos más bajo.
Recientemente la creatividad también se ha asociado con la falta de honradez, al parecer debido a que permite a los individuos distorsionar la realidad de forma creativa. Esto no quiere decir que las personas creativas no sean éticas, si no más bien que su menor tolerancia para el aburrimiento y la convencionalidad, y su viva imaginación les aporta herramientas mentales más sofisticadas para engañarse a ellos mismos y engañar a los demás.
Cabe señalar que esta capacidad a menudo se puede poner al servicio de los demás. Los empresarios sobresalientes pueden ser capaces de usar esas habilidades para convencer a otros de su visión. ¿Recuerda el famoso «campo de distorsión de la realidad» de Steve Jobs? Quizás el talento empresarial requiere una cierta capacidad de ver algo que no existe, algo para lo que no existen pruebas, y convertirlo en una visión convincente, así como en productos y servicios para otros.
Diferentes estudios de investigación también han revelado que las personas creativas son a menudo más narcisistas, y que el narcisismo puede de hecho impulsar la obtención de logros creativos.
Esto tiene un sentido intuitivo. Las personas narcisistas se centran en sí mismas y como es natural pasan más tiempo centrándose en el desarrollo de sus propias ideas y menos tiempo preocupándose por complacer a los demás. Sin embargo, es importante señalar que los narcisistas tienden a pensar que son más creativos de lo que realmente son, y la mayoría de las personas no son capaces de evaluar la creatividad con precisión, por lo que también podría ser que a los observadores los engañan de forma más fácil las personas que parecen más seguras y entusiasmadas por sus propias ideas.
En esta misma línea, distintos estudios de investigación muestran que incluso cuando los individuos narcisistas no son más creativos, estos son más capaces de vender sus ideas a los demás, creando, en efecto, una profecía autorrealizadora. Esto está relacionado con los resultados que dicen que el narcisismo a menudo se correlaciona con el liderazgo, lo que incluye que los líderes sean visionarios o emprendedores.
Incluso cualidades aparentemente creativas y deseables presentan a menudo más problemas que oportunidades para la persona que los desarrolla. Podemos poner el ejemplo del inconformismo, una condición necesaria de la creatividad. Podemos idolatrar a los rebeldes en la cultura popular, pero en la vida diaria presionamos a estos inadaptados para que formen parte del sistema.
Del mismo modo, aunque la idea de tomar riesgos y tolerar el fracaso parece algo que atrae, la tendencia natural del ser humano es la de preservar nuestra situación y hacer que nuestro entorno sea tan predecible y familiar como sea posible. Por lo tanto, las personas verdaderamente creativas se perciben a menudo como una amenaza.
Por supuesto, el lado positivo de la creatividad tiende a eclipsar al lado negativo. A nivel individual, la creatividad se ha relacionado con una amplia gama de emociones positivas, como el flujo, el compromiso y el bienestar subjetivo. Cuando a las personas se les asigna un puesto de trabajo en función de su cualificación y se les da autonomía sobre su trabajo, dan rienda suelta a su creatividad y disfrutan de todos sus beneficios. A nivel de equipo, el comportamiento de un grupo coordinado y las sinergias interpersonales convierten a la creatividad en innovación real, lo que representa el lado práctico de la creatividad. A nivel social y de organización, la creatividad siembra las semillas del progreso y cambio. Sin creatividad, estaríamos todavía viviendo en la Edad Media.
Pero si la creatividad es tan deseada y querida por todos como la mayoría de los escritos sobre el tema sugieren, se vería más a menudo y no tendría consecuencias nefastas para las mentes creativas. Muchos de nosotros simplemente queremos «aumentar nuestra creatividad» sin reconocer los lugares oscuros de los que a menudo proviene, o los lugares difíciles donde nos puede llevar. La realidad es que la creatividad es a la vez exigente y complicada.