Preguntas más frecuentes sobre la cumbre en París
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¿Por qué es tan importante la cumbre del clima, quién estará allí y por qué es tan necesaria?

La ONU lleva 20 años manteniendo conversaciones anuales sobre el cambio climático, pero la reunión COP21 con una duración de dos semanas que comienza el lunes en París es un encuentro mucho más significativo que la mayoría.

¿Quién asiste y qué están intentando conseguir?

Se espera que unos 40.000 ministros, funcionarios, empresarios, activistas climáticos y periodistas se reúnan en el recinto Paris-Le Bourget. Se espera que los delegados de 195 países cierren un acuerdo para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero que los científicos ya han advertido que si siguen así elevarán la temperatura del planeta a niveles peligrosos.

Los gobiernos llevan intentando conseguir esto desde el año 1992, cuando se reunieron en Río de Janeiro y acordaron el primer acuerdo sobre calentamiento global - la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Su objetivo principal era estabilizar los gases invernadero en un nivel que evitaría niveles peligrosos de calentamiento.

Pero al provenir la mayor parte de esos gases de la combustión de combustibles fósiles - que son la base de la economía de todos los países - las conversaciones llevan estancadas desde hace décadas ya que los gobiernos discuten sobre hasta qué punto cada uno debe reducir sus emisiones y quién debe asumir los costes.

¿Por qué se llama la reunión COP21?

COP es la abreviatura en inglés de «conferencia de las partes» (conference of the parties) para hacer referencia a la convención macro de Río de 1992, que ya ha sido ratificada por 195 países. Ha habido 20 COPs desde 1995 - y esta es la número 21, o en la jerga de la ONU, la COP21.

¿Cómo encajan Kioto y Copenhague en todo esto?

Se suponía que el tratado del protocolo de Kioto de 1997 iba a rellenar un gran agujero en el convenio marco de Río estableciendo legalmente objetivos vinculantes para que los países cumplan con objetivos específicos de emisiones. Sin embargo, solo se aplica a los países ricos, que ahora representan una parte cada vez menor de las emisiones globales, y EE. UU. nunca lo ratificó, en gran parte porque este no requería que China redujera sus emisiones.

Para compensar las deficiencias del protocolo de Kioto, los países trataron de llegar a un acuerdo más universal sobre el clima en la COP15 en Copenhague en 2009. Pero ese esfuerzo fracasó, por lo que se puso en marcha una nueva ronda de negociaciones en 2011, cuyo objetivo es fijar en París un nuevo acuerdo en el que la acción de todos los países, ricos y pobres, será necesaria.

¿Tiene la COP21 probabilidades de éxito?

Eso depende de la definición de éxito. El protocolo de Kioto demostró que era imposible obligar a los países a reducir las emisiones, por lo que el nuevo acuerdo se basa en los planes de acción voluntaria. Más de 180 países llevan prometiendo compromisos desde marzo.

Sin embargo, los compromisos no son suficientes para evitar que la temperatura del planeta aumente más de 2ºC desde los niveles preindustriales, un umbral acordado en anteriores COPs. Ya habiendo casi alcanzado un aumento de 1ºC, los científicos dicen que las evidencias de un cambio climático ya están muy extendidas, desde la subida del nivel del mar hasta la fusión de los casquetes polares. El período de cinco años desde 2011 hasta 2015 fue el más cálido de la historia, según informó la Organización Meteorológica Mundial la semana pasada.

Los funcionarios de la ONU dicen que un acuerdo en París todavía puede ser eficaz debido a que muchos países quieren que los compromisos nacionales sean revisados cada cinco años para que puedan ser fortalecidos. Pero no está claro si todos los países estarán de acuerdo con esto. Si el acuerdo final no incluye este tipo de medidas, sería difícil calificarlo como un éxito.

¿Cuáles son los principales obstáculos al acuerdo?

El principal problema que ha frustrado las conversaciones sobre el clima a lo largo de los años es la brecha entre los países ricos, que se han enriquecido mediante el uso de combustibles fósiles tras la revolución industrial, y los países pobres, que intentan hacer lo mismo. Una gran coalición de países en desarrollo que participa en las conversaciones dice que es injusto que tengan que dejar de emplear el carbón barato y otros combustibles fósiles a menos que los países ricos les den una gran cantidad de dinero y tecnología para ayudar a construir sistemas de energía más limpias.

Los países ricos acordaron en 2010 entregar 100 mil millones de dólares al año para 2020 en el llamado financiamiento climático, provenientes de fuentes públicas y privadas, y la OCDE informó recientemente de que al menos 62 mil millones de dólares fueron proporcionados en el año 2014. Sin embargo, la India y otros países han puesto en duda esa cifra y afirman que el acuerdo de París debe exigir a los países ricos que entreguen más de 100 mil millones de dólares al año a partir de 2020.

Los países desarrollados están poniendo obstáculos en incluir una cifra específica en el acuerdo, argumentando que los gobiernos actuales no pueden hacerse responsables de fijar presupuestos tan alejados en el tiempo. Si se mantienen en esa posición, los países más pobres podrán decir que no pueden firmar un acuerdo global que requiera períodos de revisión de cinco años y otras medidas deseadas por los países más ricos.

¿Es ese el único punto de fricción?

No. Una serie de otros desacuerdos giran en torno a temas como el objetivo a largo plazo de un nuevo acuerdo climático. Las naciones ricas en petróleo como Arabia Saudí estarían encantadas de ceñirse al objetivo de limitar el calentamiento a 2ºC. Sin embargo, otros países quieren «operacionalizar» esto detallando un objetivo de reducir las emisiones drásticamente en 2050 y eliminar la contaminación de combustibles fósiles para finales de siglo.

Los científicos afirman que es esto último lo que hay que hacer para detener los cambios irreversibles y peligrosos en el clima, y ​​algunas empresas dicen que unos objetivos claros de emisiones ofrecerían una mejor señal para guiar a los inversores. Pero debido a que el acuerdo de la ONU debe ser acordado por consenso, está lejos de estar claro si se hará efectivo en un acuerdo final un objetivo de emisiones a largo plazo más allá de 2ºC.

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