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El futuro de Mariano Rajoy en Moncloa está en manos de Albert Rivera. Y el presidente de Ciudadanos no quiere votar su investidura.

Las encuestas publicadas, la última por el CIS de este jueves, conceden hasta 128 escaños al Partido Popular, un grupo insuficiente para lograr la investidura sin el voto favorable de Ciudadanos.

Rivera ha ido clarificando su discurso en este aspecto: «Queremos ganar a Rajoy y a Sánchez, no apoyarles; si no ganamos, estaremos en la oposición». Y se ha mostrado favorable a la hipótesis de ser investido si no era el partido más votado: «La pregunta es si Sánchez o Rajoy apoyaría a Ciudadanos. Si somos segundos o primeros, tendrán que mojarse. Si tengo la mayoría del Parlamento... cualquiera sabe que tiene que gobernar con la mayoría de escaños». Y sentenció: «No voy a apoyar a Rajoy».

Rajoy, por tanto, necesita un mínimo a 150 diputados para seguir en La Moncloa, siempre y cuando Ciudadanos se mantenga entre los 60 y los 70 que le dan las encuestas. Es decir, el presidente en funciones del Gobierno necesita 30 escaños más de lo que le dan las encuestas para ser investido con la abstención de Rivera.... Salvo que se produjera otra hipótesis hasta el momento descartada por Pedro Sánchez: que el PSOE también se abstuviera para permitir la investidura del PP.

Tras la restauración de la democracia tras la dictadura de Franco, el presidente que ha sido investido con menos escaños fue José María Aznar, en 1996, con 156 escaños.

¿Y si el resultado se acerca a lo que pronostican las encuestas? Estaríamos una situación semejante a la que está viviendo Artur Mas: la lista más votada se vería con grandes dificultades para formar Gobierno. Tras las elecciones autonómicas, Ciudadanos ya exigió la dimisión del candidato del PP, el expresidente Pedro Sanz, para dar el Gobierno autonómico a los conservadores.

Lo que está teorizando el equipo de Rivera, no obstante, es la posibilidad de quedar segundos el 20D –como le dan algunas encuestas–, por detrás del PP y por delante del PSOE. En ese contexto, consideran probable, si suman los números –que de momento no suman, según los sondeos–, recibir el apoyo de Pedro Sánchez para la investidura de Rivera. Pero deslizar esta hipótesis, desnuda su estrategia: que Rivera considera el escenario de perder las elecciones.

Por ello, Rivera prefiere centrar su discurso en «ganar o ir a la oposición», más que en cábalas para ganar una investidura.

Rivera en alguna ocasión ha llegado abrir la puerta a la incorporación de ministros de otros partidos en un hipotético Gobierno presidido por él: «Si hay gente con talento que quiere incorporarse a nuestro equipo, incluso si otros partidos tienen una buena idea, pues por qué no. He visto a Obama incorporar a Hillary Clinton, a la que le ganó las primarias, y a otra gente propuesta por los republicanos. He visto a Sarkozy incluir a gente del partido socialista [en alusión al ministro de Exteriores entre 2007 y 2010, Bernard Kouchner]. Los buenos liderazgos no temen al talento, ni siquiera al que tiene matices ideológicos».

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