La yihad según la ciencia
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5 descubrimientos sobre el terrorismo en Europa, realizados por sociólogos, politólogos, antropólogos y psicólogos.

A raíz de los ataques terroristas en París del 13 de noviembre que dejaron 130 muertos y más de 350 heridos, Alain Fuchs, presidente del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), ha anunciado una nueva convocatoria de propuestas para la investigación contra el terrorismo. Tras reconocer que cualquier esfuerzo sin efecto inmediato puede parecer «irrisorio», Fuchs ha afirmado que la ciencia puede ayudar a abrir las vías de análisis.

El grupo terrorista islamista ISIS también ha llevado a cabo este año ataques mortales en Túnez, Líbano, Bangladesh y otros países, y ha derribado un avión de pasajeros ruso en la península del Sinaí. Pero el viejo continente está nervioso a medida que miles de europeos han partido para unirse a grupos islamistas en las zonas de conflicto, y existe el riesgo de que vuelvan a casa preparados para llevar a cabo nuevos ataques.

Los investigadores del terrorismo están intentando entender cómo los jóvenes de Europa se radicalizan, mediante la búsqueda de pistas en las vidas de los que han cometido o planeado cometer actos terroristas en los últimos años, se fueron del continente para unirse a ISIS, o son sospechosos de querer convertirse en yihadistas. Estos investigadores, formados por una mezcla de sociólogos, politólogos, antropólogos y psicólogos, están trabajando con información de la policía, investigaciones judiciales y los medios de comunicación y, en algunos casos, llevando a cabo entrevistas. También están estudiando los factores que se dan en las cárceles y zonas socialmente desfavorecidas. Estas son algunas de sus ideas.

1. La religión no es la razón

El aumento de la yihad en Europa ha llevado a la suposición de que hay una radicalización de los musulmanes en todo el continente. Sin embargo, las investigaciones sugieren que la mayoría de los extremistas son, o bien personas que de repente volvieron al Islam, o se convirtieron sin gozar de un pasado islámico, dice Olivier Roy, especializado en el Islam político y en Oriente Medio en el Instituto Universitario Europeo de Italia, cerca de Florencia, y hasta uno de cada cuatro franceses yihadistas es un converso.

El extremismo violento es lo que surge primero, y a este se le añade una etiqueta religiosa más tarde, añade Rik Coolsaet, director de ciencias políticas en la Universidad de Gante en Bélgica, que estudia a los yihadistas y política exterior. Él señala que dos hombres británicos jóvenes que fueron enviados a prisión el año pasado por delitos de terrorismo después de combatir en Siria habían pedido anteriormente por internet los libros Islam for Dummies (Islam para principiantes) y The Koran for Dummies (El Corán para principiantes).

2. El resentimiento es el terreno común

Es difícil hacer generalizaciones sobre cómo las personas se radicalizan en Europa. En la conferencia de Mainz, Roy dijo que muchos extremistas provienen de familias rotas o zonas desfavorecidas, carecen de educación y no tienen trabajo. Un número inferior están bien educados, tienen trabajo y disfrutan de un estilo de vida de clase media. Algunos mantienen relaciones estables y tienen hijos pequeños. Las características que los extremistas parecen compartir son el resentimiento dirigido a la sociedad y la necesidad narcisista por el reconocimiento, dijo Roy.

Los factores sociales pueden contribuir a este tipo de frustraciones, según Farhad Khosrokhavar, investigador del CNRS, que trabaja en la Facultad de Estudios Avanzados de Ciencias Sociales de París. Casi todos los extremistas y terroristas europeos son inmigrantes de segunda y tercera generación, quienes según Khosrokhavar suelen ser «estigmatizados, rechazados y tratados como ciudadanos de segunda clase». Sin embargo, desde alrededor de 2013, el perfil de las personas que se marchan a combatir a Siria incluye una proporción mucho mayor de jóvenes de clase media que en generaciones anteriores, dice.

3. Las cárceles son un criadero para el terrorismo

El vínculo entre el terrorismo y la cárcel se puso de manifiesto este año. Los tres terroristas involucrados en el ataque de enero en París, en la publicación satírica Charlie Hebdo y en un supermercado kosher, así como algunos de los atacantes noviembre 13, habían pasado algún tiempo en prisión.

Muchos terroristas franceses tienen un historial de delitos menores que les ha llevado a la cárcel. Las estancias en la cárcel son un paso muy importante en su camino hacia la radicalización, dice Khosrokhavar, que pasó varios años entrevistando a unas 160 personas del personal de la cárcel y a internos en 4 grandes prisiones francesas, incluyendo a 15 reclusos condenados por delitos de terrorismo. Él afirma que los presos se ven influenciados -y crean vínculos duraderos- con radicales islamistas y redes terroristas.

4. Los «empresarios» del terrorismo

La mayoría de los que se involucran en el terrorismo yihadista en Europa son «inadaptados y gente sin rumbo en la vida» -personas que se unieron a las redes de militantes durante las crisis de su vida a través de amigos y familiares, dice Petter Nesser, investigador de terrorismo en la Fundación Noruega de Investigación de Defensa en Kjeller.

Pero afirma que los actores clave en la actividad terrorista son un número mucho menor de «empresarios». Estos activistas experimentados, movidos por motivos ideológicos, forman parte de redes terroristas transnacionales vinculadas tanto a grupos extremistas de toda Europa como a grupos armados en las zonas de conflicto. Son ellos los que aportan estructura y organización a la mayoría descontenta, a través del reclutamiento y el adoctrinamiento.

5. Molenbeek no es la capital europea del terrorismo

Varios de los terroristas implicados en los últimos ataques de París, y los autores de ataques anteriores en Europa, habían vivido en el barrio de Molenbeek de Bruselas, que cuenta con una gran comunidad musulmana, en su mayoría de origen marroquí. Esto ha llevado a algunos políticos y medios de comunicación a etiquetar al barrio como la capital del terrorismo de Europa y a echarle la culpa a factores como la marginación social o una aparente falta de integración de los musulmanes.

«Esto podría inducir al error», dice Nesser. Los puntos calientes yihadistas han surgido en toda Europa en entornos que van desde suburbios pobres, universidades y facultades, hasta las prisiones. El ingrediente clave en la propagación del yihadismo en cualquier lugar es una masa crítica de emprendedores yihadistas, dice.

El hecho de centrar la atención en Molenbeek oscurece el hecho de que el yihadismo europeo es transnacional, afirma Nesser, y que sus principales impulsores son los conflictos armados y los grupos militantes involucrados en esos conflictos. Este añade:

«También es injusto y estigmatizante para los habitantes de este suburbio de Bélgica».

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