España espera beneficiarse del dinero iraní
Andrea Comas/Reuters
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España espera beneficiarse de la nueva situación de Irán tras el levantamiento de las sanciones por el programa nuclear.

En 1981 Estados Unidos creó la lista de países patrocinadores del terrorismo, a la que George Bush acuñó como «Eje del mal» y que tuvo una escalada en 2010 cuando desde Washington impusieron medidas extraordinarias para castigar a Teherán por su programa nuclear. El levantamiento de estas sanciones (las que se impusieron por violación de Derechos Humanos a raíz de la crisis de los rehenes de 1979 siguen) reabre grandes perspectivas de negocio del que las empresas españolas -y de todo el mundo- esperan fuertes inversiones económicas.

En septiembre de 2015, una delegación encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, al que acompañaron José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, y Ana Pastor de Fomento, se plantaron en Irán junto a 42 empresas para explorar y afianzar posiciones en la carrera por abrir líneas de negocio en el país oriental. El sector petrolero liderado por Repsol y Cepsa es el más interesado, pero compañías de otros ámbitos como ACS, Sacyr o Renfe también estudian sus opciones para sacar tajada. La alta dependencia energética española la convierte en la gran beneficiada de la situación, pero no la única para España.

Gonzalo Escribano, Director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, confirma que Irán va a ser un socio muy importante para España:

«En este momento toca volver a retomar las buenas relaciones que siempre han existido entre ambos países. La apertura de este mercado puede suponer una nueva vía para relaciones comerciales no solo en el sector energético, sino en bienes de consumo, seguros y reaseguros, fletes, la automovilística o los componentes. Además, se trata de una población de casi 80 millones de habitantes, con una clase media con un buen nivel de poder adquisitivo que cada vez va a crecer más».

Tirón del turismo

En el pabellón de Irán de Fitur se respiraba optimismo sobre las perspectivas de la feria dentro de una representación donde se daban cita empresas del sector turístico del país, que veían posibilidades en el evento para establecer contactos para futuros negocios. Tras seis años de asistencia a la feria, en esta edición el país ha acudido con su mayor representación para aprovechar el fin de las sanciones económicas.

Irán ya ha vivido un importante repunte en los últimos años en las llegadas de turistas extranjeros, con una subida desde los 1,3 millones del 2000 hasta los 5 millones de 2014 -el último dato registrado por la Organización Mundial del Turismo- viviendo un fuerte incremento porcentual entre los años 2012 y 2013 cuando aumentó un 24%. En un momento de fuerte inestabilidad en los países del norte de África, como Túnez o Egipto, que ha perjudicado gravemente a su turismo, Irán ha conseguido abrirse un hueco en este sector aunque entre sus puntos fuertes no se encuentra el modelo sol y playa .

En el lado hotelero, en esa misma misión comercial destacan tres nombres turísticos españoles: la cadena hotelera Hotusa, Paradores y Destina. De hecho, Paradores anunció la firma de un acuerdo de colaboración con la empresa iraní Ezam Construction Investment Company, primer paso para un futuro contrato de asesoramiento a la firma persa para la adaptación de edificios históricos como hoteles.

Aportación científica

El aumento productivo previsto por Teherán tiene también como protagonista una comunidad científica fuerte, preparada y que se muestra como la gran fuerza oculta del país. Pese a las sanciones, que no permitían colaboraciones con otras instituciones o importar materiales necesarios para la investigación, Irán edita el 30% de los artículos científicos de la región y acoge una población universitaria de dos millones de personas, del que el 70% son mujeres. Proyectos como el lanzamiento de un Observatorio Nacional con un telescopio óptico de primer nivel dan cuenta de la envergadura científica del país.

Aunque brillan las ventajas, la apertura del mercado iraní también puede suponer una cierta amenaza para sectores españoles, como es el caso de los pistachos. Teherán vendió en 2014 unos 628 millones de euros en este producto, mundialmente conocido por su alta calidad y que representa un 11% de sus exportaciones (excluido el petróleo). España, uno de los grandes productores de pistachos, puede ver seriamente amenazada su consolidada cuota de mercado.

Además, a las previsibles ventajas de la nueva situación de apertura se le contraponen escollos para instalarse en el terreno y situaciones políticas que podrían ser perjudiciales para los intereses españoles. El progreso económico puede verse lastrado por la situación política, como apunta el profesor del ESADE Jaume Giné, aseverando que «el marco político y legal iraní, condicionado por las conservadoras normas islamistas vigentes, debería adecuarse o reinterpretarse conforme a la nueva realidad económica y social».

Fuente: eldiario.es. Autor: Moha Gerehou / Marta Garijo. Bajo licencia Creative Commons BY-SA.

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