Muchas personas creen que son maestros de la multitarea, pero ¿puede ser que se lo estén imaginando?
Nuestros cerebros no son adecuados para la multitarea
El cerebro no está diseñado para realizar múltiples tareas, sino para centrarse en una cosa a la vez, ya que bombardearlo con información solo los ralentiza.
El neurocientífico del MIT Earl Miller señala que nuestro cerebro «no está conectado para realizar múltiples tareas, por lo que cuando la gente piensa que puede hacer varias cosas a la vez, en realidad lo único que están haciendo es cambiar de una tarea a otra con gran rapidez. Y hacerlo tiene un coste cognitivo».
Esta tarea de conmutación constante desarrolla malos hábitos en el cerebro. Cuando completamos una tarea pequeña (enviar un correo electrónico, responder a un mensaje de texto, o publicar un tweet), generamos dopamina, la hormona de la recompensa. Al cerebro le encanta la dopamina, por lo que es recomendable incluir en nuestra rutina mini tareas que nos aportan satisfacción inmediata.
Esto crea un bucle de retroalimentación peligrosa que nos hace sentir que estamos haciendo algo grandioso, cuando realmente no estamos haciendo nada importante (o al menos nada que requiera mucho pensamiento crítico). De hecho, algunos incluso consideran que comprobar el correo electrónico, Twitter o Facebook puede suponer una adicción.
La multitarea disminuye la calidad del trabajo y la eficiencia
Además, hace que sea más difícil organizar los pensamientos y filtrar la información irrelevante, y reduce la eficiencia y la calidad de nuestro trabajo.
Un estudio de la Universidad de Londres mostró que los sujetos que realizaban varias tareas cognitivas a la vez experimentaban una reducción significativa de IQ. De hecho, esta disminución era similar a la que sufren personas que no duermen una noche o que fuman marihuana. Suena aterrador.
También se ha demostrado que la multitarea aumenta la producción de cortisol, la hormona del estrés. Además, los cambios constantes cansan y estresan al cerebro, lo que nos hace sentir agotamiento mental (incluso cuando la jornada de trabajo apenas ha comenzado).
¿Cuál es el mayor instigador del caos de la multitarea? Nuestras bandejas de entrada. Algunos estudios han demostrado que incluso la posibilidad de realizar múltiples tareas, tales como saber que tenemos un correo electrónico no leído en la bandeja de entrada, puede reducir nuestro índice de inteligencia efectiva en 10 puntos. La emoción constante de un nuevo correo electrónico en negrita en nuestra bandeja de entrada nos mantiene siempre distraídos. Un estudio de McKinsey Global Institute reveló que los empleados pasan el 28% de su semana de trabajo revisando el correo electrónico.
El correo electrónico puede resultar problemático, pero las aplicaciones de mensajería instantánea de los móviles son aún peor, puesto que exigen aún más inmediatez que el correo electrónico, lo que hace que estemos incluso más pendientes.
Para evitar esta situación es recomendable programarse la comprobación del correo electrónico. Comprométase a revisar el correo solo tres veces al día (por ejemplo, al llegar al trabajo por la mañana, a la hora del almuerzo y antes de salir del trabajo al final del día). Desactive las notificaciones del teléfono móvil y elija también momentos específicos del día para comprobarlo.
La multitarea afecta mucho más a los hombres
En el caso de los hombres, la multitarea puede provocar una caída del IQ de hasta 15 puntos, lo que vendría a ser el equivalente cognitivo de un niño de 8 años. El daño puede ser permanente.
Un nuevo estudio de investigación ha planteado la posibilidad de que el daño cognitivo asociado a la multitarea pueda ser permanente.
Un estudio de la Universidad de Sussex (Reino Unido) analizó imágenes por resonancia magnética del cerebro de las personas que pasaban tiempo con varios dispositivos a la vez (usaban el teléfono mientras veían la televisión, por ejemplo). Las imágenes mostraron que los sujetos que realizaban varias tareas a la vez tenían por lo general una menor densidad cerebral en la corteza cingulada anterior. Esa es el área responsable de la empatía y el control emocional.
La única salvedad es que la investigación no es lo suficientemente detallada para determinar si la multitarea es la responsable de estos efectos, o si los daños cerebrales derivan de los hábitos multitarea. En conclusión, la multitarea no es buena.
¿Qué lección debemos aprender? La multitarea no es una habilidad que debamos añadir a nuestro currículum, sino más bien un mal hábito al que hay que ponerle fin. Desactive las notificaciones, consulte el correo electrónico solo en determinadas ocasiones (en lugar de estar constantemente pendiente de la bandeja de entrada) y céntrese en una única tarea.