Si bien para los consumidores europeos la caída de los precios del petróleo es algo positivo (porque libera fondos para otros gastos), los bancos de la región lo ven como una maldición, ante la posibilidad de que aumente la morosidad en el sector energético, lo que no deja de preocupar a los inversores.
Después de la publicación de los resultados del cuarto trimestre, se hizo evidente que Citigroup (NYSE: C), JPMorgan Chase (NYSE: JPM) y otros bancos de EE. UU. se han visto obligados a cubrir las pérdidas derivadas de los préstamos en el sector energético por un valor de más de 2 mil millones de dólares, y si los precios a los que cotiza el petróleo se mantienen en torno a 30 $ por barril, el coste se incrementará aún más. En este contexto, los prestamistas europeos están tratando de evaluar sus propias pérdidas.
El coste de las acciones de los bancos europeos está por debajo del mercado y cotizan con un descuento sobre su valor contable, por lo que las preocupaciones de los inversores son más que razonables. Sin embargo, los datos publicados hasta ahora son insuficientes y varían mucho de un banco a otro.
Por ejemplo, los bancos franceses siempre han recibido los beneficios de los servicios de venta al por menor para cubrir pérdidas en préstamos corporativos. Estos se consideran los más vulnerables a los desafíos del sector del petróleo y gas, y sería bueno que sus informes contuvieran información que diera pie al optimismo.
Hay diferentes estimaciones de la magnitud del problema. Jonathan Tyce de Bloomberg Intelligence sugiere que en el mercado de petróleo y gas, en general, las pérdidas pueden ser de más de 100 millones de euros. Los analistas de Nomura estiman que los bancos pueden ser los más perjudicados por los problemas del sector de petróleo y gas, así como del sector de metales y minería. Los bancos Credit Agricole (EPA: ACA), BNP Paribas (EPA: BNP), Société Générale Société Générale (EPA: GLE) y Natixis (EPA: KN) están entre los siete primeros prestamistas más expuestos a las compañías energéticas y entre los cinco primeros a las compañías de metales y minería.
Algunos europeos, como Natixis, exigieron recientemente fondos adicionales, citando las pruebas de resistencia interna. Pero a diferencia de sus homólogos estadounidenses, las empresas europeas no publicaron datos sobre la magnitud de los problemas financieros a los que se enfrentan si el petróleo no sube.
El mercado tiene muy poca información acerca de la seguridad de los bancos, sobre cómo cubren sus procedimientos de evaluación de riesgo y sobre la calidad de los prestatarios. Los bancos europeos tienen que adoptar un enfoque más uniforme, puesto que las normas de información actuales no permiten afirmar que el problema esté totalmente bajo control.
En jueves ING (NYSE: ING) publicó información sobre el estado de su cartera de energía de 29 mil millones de euros, lo que representa alrededor del 14% del volumen total de los préstamos a las empresas.
El banco holandés planea reservar 3,8 mil millones de euros en caso de que los precios del petróleo se mantengan al mismo nivel. Otras partes de la cartera de crédito fueron clasificadas como «expuestas en cierto modo».
Aunque distingue entre diferentes prestatarios, por ejemplo, entre una empresa comercial y una empresa minera estadounidense, los criterios de ING no están claros, lo que explica que los inversores perciban a los bancos como instituciones que reaccionan ante el problema más que tratar de adelantarse a ellos. Los analistas de KBC Securities plantearon la cuestión de que las cifras pueden estar en cierto modo alteradas.
Otros bancos son mucho peor, como por ejemplo, el Deutsche Bank (ETR: DBK), que no reveló la cantidad de créditos a la industria energética y señaló únicamente que su participación es relativamente pequeña.
Credit Suisse (VTX: CSGN) anunció el jueves que la cantidad de préstamos relacionados con la industria del petróleo y el gas fue de 9,1 mil millones de dólares, y la mayor parte de ella estuvo relacionada con la financiación de exploración y producción de petróleo. A diferencia de ING, el banco no ha anunciado la asignación de reservas.
Si los bancos europeos quieren neutralizar los descuentos y superar la desconfianza de los inversores, deben empezar a realizar una evaluación estandarizada de los prestatarios y la garantía del préstamo, así como asignar las reservas en caso de aplicación de los distintos escenarios.