A pesar de que el precio del petróleo ha alcanzado mínimos históricos, los impuestos que los gobiernos europeos aplican a la gasolina están impidiendo que los conductores se beneficien también.
Hace unos seis meses, cuando el precio del petróleo cayó por debajo de los 40 $ el barril por primera vez en seis años, Nicholas Samy cambió su camión que gastaba mucha gasolina y compró un pequeño Toyota Yaris.
«La gasolina sigue siendo cara», dijo Samy, propietario de una empresa de construcción en el Reino Unido, mientras echaba gasolina en una gasolinera Shell en el centro de Londres, donde la gasolina sin plomo cuesta poco más de 1 libra el litro.
Los precios del petróleo más bajos en una década todavía tienen que llegar un poco más lejos y beneficiar a los europeos, donde los impuestos a los combustibles son de los más altos del mundo. Desde Bélgica hasta Polonia, los europeos cada vez conducen menos y compran coches más pequeños, a pesar de que los precios de la gasolina han caído más de un 20% en algunos países.
El crudo Brent, de referencia internacional, ha caído más de un 70% hasta alcanzar menos de 33 $ el barril, desde su máximo de 114 $ el barril en junio de 2014. Los precios de la gasolina europea no han caído tanto.
En Suecia, los precios de la gasolina han caído un 18% desde que el petróleo empezara a caer, pero la demanda ha disminuido un 3%. En el Reino Unido, donde los precios de la gasolina han caído un 20% desde junio de 2014, la demanda ha caído un 1,8%.
Las cosas son diferentes en EE. UU. que en Europa
Mientras tanto, los precios de la gasolina de EE. UU. cayeron un 44% durante el mismo período, a menos de 2 $ por galón, impulsando la demanda hasta un 2,5%. Los estadounidenses condujeron más en 2015, haciendo una media de cerca de 320 kilómetros más que en 2014, según los datos recopilados por la firma de investigación de mercado Euromonitor International. En los países europeos como el Reino Unido y Alemania, la media de kilómetros que condujeron los conductores en 2015 ha caído ligeramente, debido en parte al buen transporte público, más concretamente las amplias y bien conectadas redes de ferrocarril.
Los europeos también están comprando coches más pequeños, y en las economías en recuperación como España, Italia y Portugal, las ventas de vehículos han aumentado.
Los coches urbanos compactos representaron un 42% de todas las ventas de vehículos nuevos en la Unión Europea en 2015, y más de la mitad de todos los automóviles vendidos en Dinamarca, Grecia y Francia, según los datos de la AAA, una filial de la Asociación de fabricantes de automóviles de Francia.
Por el contrario, los fabricantes de coches vendieron un récord de 17,5 millones de coches a los estadounidenses en 2015. Más de la mitad eran vehículos utilitarios deportivos, según Autodata Corp., una firma de investigación de mercado con sede en EE. UU.
Neil King, analista automotriz de Euromonitor International, con sede en Londres, dijo:
«La recuperación de la venta de coches en Europa tiene más que ver con la situación de los consumidores y la mejora de la confianza económica que con la caída de los precios del combustible»
En términos generales, el pronóstico es que la demanda de petróleo en Europa no ha cambiado durante 2015, según la Agencia Internacional de la Energía, un grupo con sede en París que supervisa las tendencias energéticas.
La demanda cayó a principios del año pasado debido a la debilidad del crecimiento económico en Europa y la presencia de vehículos más eficientes en el mercado, dijo Matthew Parry, analista de petróleo de la AIE. Los precios de la gasolina no bajaron lo suficiente como para modificar permanentemente el comportamiento de los europeos, dijo. «Los consumidores se han acostumbrado al menor precio del petróleo», dijo.
La culpa es de los impuestos
Una importante razón para la diferencia entre Europa y EE. UU., los principales consumidores de petróleo mundiales, son los impuestos a los carburantes. A cada litro de gasolina sin plomo en el Reino Unido se le aplica un impuesto especial de 58 peniques más un 20% de IVA, algo común en los países europeos.
En EE. UU. hay un impuesto federal a la gasolina de 18,4 centavos por galón, pero también hay existe una gran variedad de impuestos estatales, que van desde los 8,95 centavos por galón en Alaska hasta los 65,3 centavos por galón en Pensilvania.
Algunos grupos de consumidores europeos han culpado a las petroleras de no permitir que los consumidores se beneficien de la caída de los precios del petróleo.
Edmund King, presidente de la Asociación del Automóvil del Reino Unido, dijo en un comunicado de prensa de enero:
«El precio del petróleo se ha desplomado, pero los precios de la gasolina han caído muy poco».
Royal Dutch Shell PLC, la empresa petrolera más grande de Europa y un importante refinador y distribuidor de gasolina, y otras compañías energéticas, dicen que la culpa no es suya. Un portavoz de Shell dijo que los impuestos constituyen dos terceras partes del precio de la gasolina, lo que minimiza el impacto de la caída de los precios del crudo.
No obstante, no todos los conductores europeos parecen preocupados por el precio del combustible.
La demanda de diésel ha subido un 2,9% en el Reino Unido y un 2,7% en general en Europa en 2015, dijo la AIE. Los coches diésel son comunes en Europa y es el combustible preferido en los vehículos comerciales.
En Alemania, un país al que todo el mundo le encantan los coches, la gente está comprando coches nuevos en parte debido a que los precios de la gasolina han caído un 18% de media desde junio de 2014. «Es una de las razones por las que el mercado europeo y alemán de automóviles está creciendo», dijo Eckehart Rotter, portavoz de VDA, la asociación alemana de la industria del automóvil.
Las ventas de SUV alemanes, o geländewagen, llevan subiendo constantemente desde 2014 y representaron casi una quinta parte de todos los automóviles vendidos en Alemania el año pasado, según VDA. Los geländewagen son generalmente más pequeños que sus homólogos estadounidenses y funcionan con motores más eficientes.
Pero por norma general los europeos se inclinan más por los coches más pequeños.
La mayoría de los países europeos también tienen una población que está envejeciendo y disminuyendo, lo que tiene como consecuencia familias más pequeñas, según Euromonitor International. Las familias con menos hijos suelen optar por vehículos más pequeños.
Melissa Taylor, una administradora de Londres y madre de un niño de 10 años de edad, pasó de un Volkswagen Golf a un Mini Cooper color azul cromo el pasado mes de marzo. Decidió que un SUV es demasiado grande para su familia.
«En mi familia solo estamos mi hijo y yo», dijo.