Estados Unidos y Rusia, entre otras potencias, han llegado a un acuerdo sobre el cese de las hostilidades «en una semana» y la entrega de ayuda humanitaria – pero todavía queda un largo camino por recorrer.
Dentro de una semana entrará en vigor en Siria un alto al fuego y se empezará a entregar ayuda humanitaria en las zonas sitiadas de todo el país, según dijeron EE. UU., Rusia y otras potencias a última hora del jueves por la noche en las conversaciones de Múnich. Sin embargo, no se ha alcanzado ningún compromiso claro para poner fin a los ataques aéreos rusos.
Impulsado por la creciente preocupación internacional por la guerra, John Kerry, el secretario de Estado norteamericano, dijo que se ha progresado en la aplicación de un «cese de las hostilidades» en todo el país.
Aunque no está claro cómo será esto posible a menos que Rusia deje de bombardear a civiles y a los rebeldes que están luchando contra el presidente sirio, Bashar al-Assad. Las acciones contra el Estado Islámico continuarán.
Los diplomáticos occidentales confirmaron que no ha habido ningún acuerdo por parte de Moscú para poner fin de forma inmediata a los ataques aéreos - una demanda clave de la oposición siria, que probablemente sean escépticos sobre los resultados de las conversaciones.
Kerry dijo que un grupo de trabajo de la ONU «trabajaría para desarrollar el plan para un cese de la violencia a largo plazo y duradero».
Después de las largas negociaciones que incluyeron Rusia y más de una docena de países, Kerry dijo que todos los participantes coincidieron en que las negociaciones de paz de Siria deben reanudarse en Ginebra en cuanto sea posible.
Kerry, flanqueado por el ministro ruso de exteriores, Sergei Lavrov, y el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, reconoció que la reunión de Múnich ha permitido alcanzar solo compromisos en papel. Él y Lavrov acordaron que la «prueba de fuego» será si todas las partes cumplen con esos compromisos. El ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, dijo: «Solo podremos ver si esto ha sido un importante avance en unos días».
Kerry dijo a los periodistas que el alto el fuego no se aplicaría a los grupos extremistas, incluyendo ISIS y el Frente al-Nusra. También dijo:
«Estamos haciendo todo lo posible diplomáticamente para poner fin a este conflicto. Sigue siendo un conflicto complicado, con el aumento de los niveles de violencia y de las actividades de los terroristas».
El principal grupo opositor de Siria dio la bienvenida al plan, según dijo a la prensa el portavoz Salim al-Muslat. No obstante, advirtió que el acuerdo debe mostrar sus frutos antes de que su grupo se sume a las conversaciones políticas con representantes del Gobierno en Suiza. Este dijo:
«Si vemos acción y aplicación, pronto nos veremos en Ginebra».
Las entregas de ayuda a Deir ez-Zor empezarán desde el aire y simultáneamente a otras zonas sitiadas, incluyendo Madaya, Mouadhimiyeh y Kafr Batna. «El acceso humanitario a estas áreas más urgentes será el primer paso hacia el pleno acceso, sostenido y sin obstáculos en todo el país», dijo el comunicado emitido por el Grupo Internacional de Apoyo de Siria (ISSG por sus siglas en inglés).
«El cese de las hostilidades empezará en una semana, después de la confirmación por parte del gobierno sirio y la oposición, tras las consultas apropiadas en Siria. Durante esa semana, el grupo de trabajo ISSG llevará a cabo acciones para el cese de las hostilidades».
El ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, dijo que el acuerdo para comenzar un alto el fuego en Siria dentro de una semana es un «importante paso» para poner fin a la guerra civil en el país, pero advirtió que únicamente tendría éxito si Rusia cesa el bombardeo de los grupos moderados de la oposición.
Rusia, en particular, afirma que está atacando a grupos terroristas. Sin embargo, los grupos no extremistas, incluso civiles, están siendo bombardeados. Si queremos que este acuerdo funcione, este bombardeo tiene que cesar: las hostilidades continuarán si los grupos de oposición moderados siguen siendo atacados.
Mientras que tenían lugar las conversaciones de Múnich, la gravedad de la crisis de Siria, que ya dura cinco años, fue puesta de manifiesto por las declaraciones del primer ministro ruso, Dimitry Medvedev, quien fue citado por el diario alemán Handelsblatt:
«Los estadounidenses y nuestros socios árabes deben pensar seriamente sobre esto - ¿quieren una guerra permanente? Todas las partes están obligadas a sentarse a negociar en vez de provocar una nueva guerra mundial».
Medvedev aparentemente respondía a las sugerencias de que Arabia Saudí y otros estados del Golfo podrían sumarse a la campaña de Estados Unidos contra ISIS en Siria.
Sin embargo, EE. UU. acusó a Rusia de empeorar el conflicto con sus acciones militares en apoyo de Assad. Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado, dijo a la prensa en respuesta a una pregunta sobre la advertencia de Medvedev de una «guerra mundial»:
«Ha sido el apoyo de Rusia al régimen de Assad en los últimos meses, y más recientemente, en el asedio a Alepo, lo que ha intensificado el conflicto. Si eso preocupa a Rusia, entonces deberían mirar lo que están haciendo para apoyar el régimen de Assad».
Más temprano, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, dio la bienvenida a la posibilidad de la llegada de tropas de tierra desde Arabia Saudí, aunque solo para proporcionar fuerzas especiales o ayudar a entrenar a las fuerzas locales, en lugar de la coalición islámica a gran escala para luchar contra ISIS que Riad pretendía en un principio.
El ISSG, que cuenta con 17 miembros, incluye partidarios y oponentes de Assad. Los diplomáticos dijeron que las discusiones se centraron en un plan para poner fin a la guerra en Siria, que se ha materializado en un acuerdo formal, pero requeriría vigilancia y verificación. No estaba claro cuánto tiempo puede durar cualquier cese.
Horas antes de que el acuerdo fuera anunciado en Múnich, los observadores de Siria con experiencia expresaron su escepticismo sobre si se lograría un verdadero avance o si realmente el plan se llevaría a cabo.
«La cuestión esencial es si el régimen de Assad proporcionará acceso por tierra a las zonas sitiadas», dijo un diplomático. «Eso depende del régimen, no de Rusia. Si los rusos dejan de bombardear a civiles y vemos movimiento en el acceso, esto podría abrir el camino para la reanudación de las conversaciones en Ginebra sobre un alto el fuego global y una transición política en paralelo. Desafortunadamente, es probable que el régimen empiece con buenas intenciones pero al final no haga nada. El problema es que un acuerdo de Kerry-Lavrov no incluye a ninguno de los actores sobre el terreno. Necesitamos a los sirios a bordo».