Donald Trump: preocupación y sátiras en Europa
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Ha sido descrito como un demagogo gruñón en Francia, lo han igualado con el Pato Donald en España, y lo han puesto peor que a Lord Voldemort en Gran Bretaña.

En Europa, la cuna de la Ilustración, Donald Trump ha sido tratado de diversas maneras, tanto como una curiosidad como un inquietante espectáculo político de entretenimiento. Casi todos sus movimientos y declaraciones se han recogido desde París a Berlín y Helsinki, incluso aunque los comentaristas de izquierda y derecha descartaran la idea de que Donald J. Trump se convirtiera en presidente, al considerarlo una mera fantasía, o, en el peor de los casos, una pérdida momentánea del sentido.

Eso está cambiando. Tras alzarse con una serie de victorias clave en estados primarios republicanos y con una gran presencia mediática, los medio de comunicación europeos, al igual que los estadounidenses, se están adaptando a la perspectiva de un gran Trump aparentemente imparable. La reacción es una mezcla de desconcierto, indignación y pánico, junto con admiración en ciertos lugares.

También hay lugar para la sátira. El País publicó recientemente una carta imaginaria desde la tumba en la que Felipe II, rey español del siglo XVI que gobernó un vasto imperio, ofrece asesoramiento a Trump.

En esta señala que su país también había sufrido por temas delicados y también había hecho frente a terroristas musulmanes que se hacían pasar por ciudadanos pacíficos, por lo que el rey recomienda a Trump «considerar la posibilidad de reinstaurar la Inquisición».

La cara de Trump con el ceño fruncido aparece con frecuencia en las primeras planas, y su éxito se analiza diariamente en las noticias y programas de radio. La cobertura tiende a centrarse en sus declaraciones más escandalosas en lugar de realizar un examen serio de cómo una posible presidencia de Trump, ante el horror de muchos, podría afectar a la diplomacia internacional. El reconocimiento del nombre y el poder de estrella de Hillary Clinton todavía fascina, al igual que el sorprendente ascenso de su rival demócrata, Bernie Sanders. No obstante, Trump está robando la mayor parte de los titulares.

Jakob Nielsen, el editor en línea y el exjefe de la oficina de Washington de Politiken, un diario danés influyente, dijo que en un principio los editores no se tomaron la candidatura de Trump en serio, y se mostraron incrédulos cuando los corresponsales del periódico en EE. UU. comenzaron a presentar artículos diciendo que podría ganar la nominación republicana.

En una entrevista telefónica desde Copenhague, dijo:

«A medida que Trump ha ido aumentando en popularidad y tras ganar las primeras elecciones primarias, la cobertura ha pasado de la fascinación a la indignación. Aquí hay una sensación de shock después de haber visto a Trump utilizando una retórica casi fascista».

Como reflejo de esta actitud incredulidad, Politiken publicó la semana pasada un dibujo que mostraba a una pareja en un sofá viendo un reportaje de la CNN que preguntaba «¿Llegará Trump hasta el final?». El marido incrédulo dice a su esposa «Esto es demasiado irreal. ¿Podemos ver algo más realista como “Star Wars”?»

«Esto es demasiado irreal. ¿Podemos ver algo más realista como “Star Wars”?»

La toxicidad de la falta de respeto de Trump ha contribuido a alimentar las críticas. Desató la ira de la prensa, y de los funcionarios de Londres y París, después de describir barrios en sus ciudades como zonas prohibidas para la policía. En Gran Bretaña, sus comentarios sobre que se debía prohibir la entrada a los musulmanes extranjeros en EE. UU. tuvieron una gran repercusión mediática, y provocaron tal indignación que los miembros del Parlamento debatieron una petición, firmada por más de 580.000 personas, para que se le prohibiera la entrada al país (aún puede ir de visita).

En Alemania, que se ha constituido como la voz moral de Europa en los últimos meses después de la decisión de la canciller Angela Merkel de no limitar el número de inmigrantes que pueden solicitar asilo, la primera página de un número reciente de Der Spiegel, la revista alemana influyente, muestra a Trump con la bandera de EE. UU. detrás de él envuelta en llamas. «Locura: el agitador de EE. UU.», dice el titular.

«En un número reciente de Der Spiegel, el titular dice Locura: el agitador de EE. UU.”».

Un comentario en Bild, un tabloide alemán populista, recientemente señaló que la mayoría de los alemanes no podían decir quién se presentaba a las elecciones estatales alemanas en marzo, pero que seguían la campaña electoral de la «distante» América.

Todas las provocaciones de Trump y su destreza en aprovechar la ira de los estadounidenses, alimentada por los problemas económicos y la globalización, tiene un profundo eco en Europa, donde los ciudadanos desde Gran Bretaña a Francia y Hungría también han apostado por los políticos insurgentes de extrema derecha o extrema izquierda para expresar su disgusto con la corriente política.

Jaroslav Plesl, el editor de Mlada fronta Dnes, un importante diario checo, dijo en una entrevista que la voluntad de Trump de acaparar la atención de la clase política, incluso en su propio partido, lo había convertido en un héroe popular en Europa central y oriental entre las personas que estaban desilusionadas con el orden político posterior a 1989. Igualando la atracción de Trump con la de Ronald Reagan, argumentó que el candidato estaba atrayendo a gente con su espectacularidad y fanfarronería.

Este dijo:

«Las élites de Praga se burlan de él por ser tonto y un mal ejemplo, pero los checos en general, al igual que los checos de clase baja y los externos, se sienten atraídos por Trump. Para muchos jóvenes que adoran la cultura popular estadounidense, Trump representa los valores estadounidenses del mundo del espectáculo y de trabajar duro para tener éxito».

Sin embargo, otros en los medios de comunicación de Europa han expresado su conmoción por la marca de política incendiaria de Trump, sobre todo por los insultos que ha lanzado contra las minorías, los musulmanes, los mexicanos, las mujeres y los discapacitados. Europa tiene su propia marca de personajes de extrema derecha contra los inmigrantes, como por ejemplo Marine Le Pen del Frente Nacional en Francia o Nigel Farage del partido de la Independencia del Reino Unido.

Trump goza de mayor popularidad en Rusia, donde el bromance en ciernes entre el americano y el presidente Vladimir V. Putin le ha hecho ganarse elogios. El canal de noticias Russia Today, o RT, rindió homenaje a los talentos de Trump y dijo que tenía una personalidad sorprendente. Además, publicó un artículo interactivo sobre «las mejores formas de resultar ofensivo al estilo Trump». Entre los insultos de Trump destacan los pronunciados hacia el exparlamentario Barney Frank, de quien Trump dijo que tenía «pezones prominentes».

«Provoca amor y odio por igual. El republicano tiene una extraña habilidad para provocar una respuesta explosiva», dijo el medio de comunicación, que está financiado por el Kremlin.

A los aficionados de Trump en Europa se le añade el padre de Le Pen, Jean-Marie Le Pen, exlíder del Frente Nacional, que escribió lo siguiente en Twitter el sábado: «Si yo fuera estadounidense, votaría a Donald Trump ... Que Dios lo bendiga». Le Pen, de 87 años, ha sido condenado varias veces por incitar al odio racial.

Por el contrario, el diario francés de izquierda Libération expresó perplejidad ante el ascenso de Trump. Bajo el titular «Trump, de una pesadilla a la realidad», señaló recientemente que no parecía haber nada que impida que Trump se alce con la nominación republicana. «Y todo esto se produce a pesar de declaraciones racistas y sexistas».

«Trump en la portada de Libération en Francia»

En Alemania, Trump resultaba exagerado incluso para Bild. Se publicó recientemente un artículo de Franz Josef Wagner, exdirector del diario, en el que decía lo siguiente: «El lado feo de América no está muerto, ni el lado feo de Alemania». Comparó a Trump con un político alemán, Frauke Petry, de la Alternativa de derecha, que ha hecho llamamientos para que la policía dispare a las personas que cruzan la frontera ilegalmente.

«¿En qué clase de mundo vamos a vivir», preguntó, «si estas personas llegan al poder?»

Fuente: New York Times

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