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Los conflictos que se están desarrollando en Europa debido a la afluencia masiva de inmigrantes han provocado que la primera acogida calurosa del pueblo europeo esté cambiando hacia una postura totalmente contraria.

El otoño pasado, vimos cómo los futbolistas del Bayern de Múnich posaban en el estadio de fútbol de Múnich junto con niños refugiados; hoy los votantes europeos están impulsando partidos políticos anti-inmigrantes y los gobiernos están cerrando sus puertas a los recién llegados. El estribillo de la crisis de inmigrantes en Europa ha cambiado de «bienvenidos» a «ya basta».

¿Ha perdido Europa de repente el corazón? ¿O simplemente está despertando a la realidad de que ha fracasado al gestionar este drama?

«No es sostenible ya que nadie está jugando un juego común», dijo Yves Pascouau, experto en migración en el Centro de Política Europea. «Tenemos que solucionar este problema y avanzar».

Pero no todos los europeos ven esto como un problema en el que deban intervenir. Preocupados por sus propias economías débiles y unos valores nacionales debilitándose, muchos europeos afirman que la guerra en Oriente Medio y la pobreza en África no son su responsabilidad.

La compasión tomó el papel protagonista hace seis meses cuando el número de refugiados sirios se disparó y la foto de un niño muerto de 3 años de edad en una playa de Turquía disparara el número de voluntarios. Los guardias fronterizos recibían a los viajeros cansados ​​con un caluroso «Bienvenidos a Alemania», y la canciller Angela Merkel inspiró a otras naciones a hacer lo mismo. Los jugadores del Bayern de Múnich fomentaron la integración al posar en un partido de fútbol junto con niños alemanes y refugiados.

A continuación, los refugiados siguieron llegando, junto con migrantes económicos procedentes de Senegal, otros que huyen de la represión de Sudán, y muchos, muchos otros. En medio de la creciente ola llegó un puñado de extremistas violentos, que encontraron una causa común con los jóvenes airados cuyas familias habían llegado una generación antes.

París fue atacada. Unas mujeres fueron agredidas en Colonia. Las actitudes cambiaron, creando un punto de inflexión en la crisis que ha dominado Europa durante el último año y definirá su futuro inmediato.

Ahora, el resentimiento contra la política de brazos abiertos está impulsando el apoyo a un partido nacionalista alemán que cosechó unos buenos resultados en tres elecciones estatales. Al mismo tiempo, unos jóvenes anti-inmigrantes prendieron fuego a unos neumáticos en el puerto francés de Calais y evitaron que los inmigrantes llegaran al centro de la ciudad este fin de semana, denunciando una «verdadera invasión». Suecia, país que ha acogido a más inmigrantes per cápita que cualquier otro, ha sufrido una serie de ataques incendiarios contra centros de asilo y otros lugares.

REUTERS/Yannis Behrakis

Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, la primera parada de los migrantes que pretenden cruzar el mar hacia Turquía, dijo:

«Europa se encuentra en una encrucijada crítica. Las fuerzas de extrema derecha son la verdadera amenaza para Europa ahora».

Los gobiernos también están tomando medidas. La ruta que cientos de miles de migrantes han tomado a través de los Balcanes fue cerrada hace unos días, y son cada vez más los países que están cerrando sus fronteras. Alrededor de 42.000 personas están atrapadas en la Grecia debilitada por la deuda, incluyendo a 14.000 almas desesperadas que languidecen en un campo fétido en la ciudad fronteriza de Idomeni.

Algunos líderes europeos consideran que el cierre unilateral de fronteras es una amenaza para un continente cuyo objetivo era la eliminación de las mismas y cuya base es el consenso.

¿Ha llegado el fin de Schengen?

Pero los defensores afirman que se trata de la única forma de demostrar a los migrantes con pocas posibilidades de conseguir asilo que los contrabandistas están vendiendo un falso sueño de prosperidad en Europa.

Incluso ahora Merkel ha dejado claro que no tiene la intención de repetir lo que hizo en septiembre, cuando acogió a los inmigrantes que se agolpaban en Hungría.

Sigue insistiendo en una solución de toda Europa que erradique las causas de esta migración masiva. Pero su gobierno ha estado endureciendo los controles - declarando que varias naciones de los Balcanes y los países del norte de África son países de origen seguros, por lo que sus ciudadanos no tienen derecho a asilo – en un intento por reducir el flujo de inmigrantes que tienen pocas posibilidades de conseguir el permiso de permanencia.

Disuadir a los migrantes es fundamental para el complejo plan de migración que la UE pretende aprobar la semana que viene. La idea es que Europa devuelva a Turquía a cualquier persona de cualquier país que no tenga derecho a asilo o haya intentado evadir el proceso de solicitud de asilo. Por cada persona que sea devuelta, los países de la UE acogerán a un refugiado de guerra sirio que haya sido confirmado como tal.

«La política de acoger a todo el mundo ha acabado», dijo el jueves el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, a la televisión ZDF. «Queremos alcanzar soluciones. Y una solución es que acabemos con estos caminos ilegales hacia Europa y rompamos el modelo de negocio de los contrabandistas».

Es posible que ahora que se acerca un clima más cálido, obtengamos algunas respuestas. Ahora que la ruta de los Balcanes está cerrada, es posible que surjan otras rutas - y un viaje aún más peligroso desde Libia a través del Mediterráneo hasta Italia pueden ofrecer una promesa renovada.

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