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Con toda su fuerza, aspiraciones y ambiciones entran en la edad adulta, pero no pueden encontrar un lugar para sí mismos. Los jóvenes se ven obligados a inmigrar a otros países, pero nadie los acepta con los brazos abiertos.

En ningún momento de la historia nuestro mundo ha tenido una demografía tan desequilibrada como ahora, con las personas de mayor edad concentradas en los países ricos y los jóvenes en los países no tan ricos. Se ha hablado mucho de los retos de las sociedades que envejecen. Sin embargo, la gran cantidad de jóvenes es lo que más presión ejerce sobre la economía global, lo que causa agitación política, estimula la migración masiva y tiene profundas consecuencias en numerosos aspectos, desde el matrimonio, el acceso a Internet o el crecimiento de las ciudades.

La parábola de nuestro tiempo bien podría ser:

Preocúpese de sus jóvenes para tener una vejez tranquila.

Una cuarta parte de la humanidad son ahora jóvenes (edades comprendidas entre los 10 y 24 años). La gran mayoría vive en países en vías de desarrollo, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

El país en el que más se siente la presión de la gran cantidad de jóvenes es en la India. Cada mes, aproximadamente un millón de jóvenes indios cumplen 18 años, la mayoría de edad, buscan trabajo, se registran para votar. Esto convierte a la India en el país con el mayor número de jóvenes y personas en edad de trabajar del mundo.

En la actualidad el número de indios con edades comprendidas entre los 15 y los 34 años, 422 millones, es más o menos igual que la población conjunta de EE. UU., Canadá y Gran Bretaña.

Yavuz Sariyildiz / Shutterstock.com

En general, la juventud mundial de hoy en día tiene más probabilidades de ir a la escuela que sus padres. Están más conectados con el mundo que cualquier generación anterior a ellos. Por ello, son más ambiciosos, lo que también los hace más propensos a hartarse antes de lo que les ofrecen sus mayores. Muchos no tienen posibilidad de conseguir un trabajo decente en el país y millones se trasladan de los pueblos a las ciudades e incluso a otros países lejanos, donde cada vez son menos bienvenidos.

Los presidentes y representantes elegidos democráticamente son conscientes del problema: Las aspiraciones, cuando se ven frustradas, pueden volverse una fuerza potente, rencorosa. Ya no se puede estar seguro de que la gran marea de personas jóvenes en edad de trabajar enriquecerá al país, como lo hicieron hace una generación en el este de Asia. Esto fue lo que dijo Charles J. Kenny, economista en el Centro para el Desarrollo Global, con sede en Washington:

«No se puede decir, “Mira, tengo una gran cantidad de jóvenes, es fantástico”. Tiene que haber una economía preparada para responder».

«La creación de puestos de trabajo decentes es el gran desafío para el desarrollo al que se enfrentan estos países», agregó.

Un ejemplo de ello son las protestas de las últimas semanas que paralizaron un estado del norte de India cuya economía está mejorando. Los manifestantes se vieron impulsados ​​por una poderosa casta de terratenientes cuyos hijos no pueden ni mantenerse a sí mismos a través de la agricultura, ni asegurarse puestos de trabajo de su elección. Los manifestantes tomaron las calles exigiendo cuotas en los puestos del gobierno. Bloquearon las líneas de ferrocarril y prendieron fuego a camiones. Según la policía, 30 personas murieron en los disturbios.

Esto es solo parte del reto de la India. Cada año el país debe crear un número estimado de 12 a 17 millones de empleos.

A nivel mundial, los trabajadores jóvenes están en una situación precaria. Dos de cada cinco o no están trabajando o trabajan en puestos mal pagados que no les permiten salir de la pobreza, según cifras publicadas recientemente por la Organización Internacional del Trabajo. En el mundo en desarrollo, donde pocos pueden permitirse el lujo de estar en el paro, la mayoría de los trabajadores jóvenes tienen trabajos esporádicos, mal pagados y sin ninguna protección legal. Las mujeres están en una situación peor.

El desempleo juvenil es especialmente notable en los países más ricos. En toda Europa, el desempleo juvenil es del 25%, no solo a causa de una economía lenta, sino debido a que muchos jóvenes europeos no tienen las habilidades para los puestos de trabajo disponibles, desde electricistas a asistentes sanitarios, lo que explica en parte el aumento del sentimiento antiinmigración en el continente. En EE. UU., casi el 17% de las personas entre 16 y 29 años ni estudian ni trabajan.

Eso no es un buen augurio. Un aumento en el desempleo juvenil es mejor indicador de la agitación social que prácticamente cualquier otro factor, advirtió Raymond Torres, jefe de investigación de la Organización del Trabajo. «El contrato social se debilita a causa de las promesas no cumplidas», dijo.

En cierto modo, el retrato demográfico mundial refleja lo que estamos haciendo: Nuestros bebés son mucho menos propensos a morir, y nuestros abuelos viven más tiempo. Las mujeres tienen menos hijos y mueren con menos frecuencia en el parto. Más buenas noticias: las matrículas en educación primaria se han disparado en el mundo en desarrollo. En la India, por ejemplo, casi todos los niños están matriculados en la escuela.

Pero incluso esas ganancias son desiguales. Según la última encuesta realizada por una organización no lucrativa nacional llamada Pratham, la mitad de los escolares indios matriculados en quinto grado no pueden leer un libro de texto de segundo grado, y la otra mitad no sabe restar. Están en la escuela, pero no están aprendiendo mucho.

Además, incluso una educación modesta contribuye a crear ambición. Sin embargo, también puede frustrar a aquellos que no pueden encontrar trabajo. En todo Oriente Medio, donde los gobernantes autoritarios invierten en educación, el desempleo juvenil se ha disparado, junto con los disturbios.

La brecha mundial generacional es cada vez mayor. En Alemania, la edad media es de más de 46 años, y en Rusia, 39. En EE. UU., la edad media es de más de 37; en la India, 27; y en Nigeria, un poco más de 18. China se está quedando sin trabajadores jóvenes a un ritmo tan rápido que el año pasado puso fin a su política de un solo hijo, establecida hace décadas, para permitir que las parejas casadas tuvieran dos hijos.

La brecha de edad en todo el mundo hace que la inmigración, junto con la creación de empleo en los países del sur, sea fundamental para equilibrar el mundo demográficamente, según Rainer Münz, jefe de investigación y desarrollo en el Erste Group Bank en Bruselas. Münz propone lo que llama un sistema de «arbitraje demográfico» en el que los países industrializados compitan por el talento de otros lugares. Incluso China, sostiene, tendrá que unirse a esta tendencia. Estas fueron sus palabras:

«Un arbitraje demográfico entre las sociedades que envejecen y que se enfrentan a la disminución de la fuerza de trabajo y de la población joven sería beneficioso si todo el asunto pudiera gestionarse».

Muchos políticos están haciendo lo contrario. Por ejemplo la semana pasada, Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, dijo a los inmigrantes que no venieran a Europa, que ha tratado de contener el flujo ofreciendo ayuda al desarrollo a los países de origen de los inmigrantes.

Aún así, la ayuda al desarrollo no puede contener sueños. A medida que los países pobres prosperan y su juventud gana en formación, estos se muestran más propensos a inmigrar. Esto explica en parte por qué la India tiene la diáspora más grande del mundo: En 2015, 16 millones de personas vivían fuera de la India, el doble de la cantidad en el año 2000.

Tal vez lo más preocupante para algunas sociedades sea la brecha entre hombres y mujeres.

En China, donde las niñas han sido sistemáticamente discriminadas de la población, había 34 millones de hombres más en 2010, según datos del censo. En la India, hay 17 millones más de hombres y niños con edades comprendidas entre los 10 y 24 años. Esto hace que el mercado matrimonial sea aún más competitivo, por lo que un hombre sin un buen trabajo tiene una gran desventaja. Muchos están obligados a ser solteros para toda la vida, lo que genera conductas violentas, según algunos investigadores, especialmente contra las mujeres.

Resulta poco sorprende entonces que las recientes protestas de la India tuvieran lugar en Haryana, el estado con el desequilibrio de género más claro de la nación, con 879 mujeres por cada 1.000 hombres. Este desequilibrio se debe a un desdén por las hijas. La tecnología y el aumento de los ingresos han permitido que las parejas paguen pruebas ilegales para determinar el sexo del bebé, y a menudo se producen abortos en caso de fetos femeninos. El resultado es un excedente de hombres jóvenes, por lo que es necesario importar a novias de otras partes del país.

Por lo tanto, la parábola de nuestro tiempo podría más bien ser la siguiente:

Preocúpese de sus hijas, o su futuro se verá arruinado.

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