Las divisiones internas hacen mella en Podemos
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Podemos se presentó en las elecciones de diciembre como una alternativa para el cambio en la sociedad española, ya harta del bipartidismo. Sin embargo, la euforia inicial parece quedar lejos ahora que el partido está luchando por mantener la unidad.

Para miles de partidarios de Podemos, las elecciones de diciembre fueron una noche para recordar. Cantando «sí, podemos» se reunieron en una manifestación en Madrid para aclamar un impresionante éxito en las urnas al mismo tiempo que la dirección del partido anti-austeridad saludaba a sus seguidores levantando los puños en el aire.

Fueron unos buenos momentos, cuando el partido de dos años de antigüedad Podemos cambiaba radicalmente la política española con su llamada al cambio, terminando tercero y negando a los partidos tradicionales de centro-izquierda y de derecha la posibilidad de una mayoría.

España se merece un Gobierno

La ilusión no ha durado demasiado

Tres meses después, la armonía se ha desvanecido un poco, puesto que las aparentes divisiones dentro de los escalafones superiores de Podemos y algunas renuncias han acaparado los titulares en un momento en el que el partido está luchando por recuperar la ventaja en las negociaciones para formar un gobierno.

Antonio Barroso, un vicepresidente de Teneo Intelligence, dice:

«Las divisiones internas son un problema para Podemos. Todo el mundo estaría de acuerdo en que Podemos realizó la mejor campaña electoral y proyectaba un mensaje fuerte, pero esa campaña fue tan fuerte porque tenían un mensaje unido. A los votantes españoles no les gustan los partidos divididos y si Podemos no es coherente, es posible que pierda la simpatía de los españoles».

El miércoles, el líder del partido, Pablo Iglesias, se reunirá con Pedro Sánchez, el líder del PSOE, en un nuevo intento para discutir un acuerdo que ponga fin a un estancamiento político que ya dura tres meses.

Las divisiones internas hacen mella en Podemos
Andrea Comas/Reuters
Sánchez e Iglesias se verán sin Ciudadanos

El PSOE, el segundo partido más votado en las elecciones, ahora está ganando posiciones según las encuestas, impulsado por los esfuerzos de Sánchez para encontrar una coalición. Sin embargo, Podemos no está teniendo la misma suerte.

No se espera que se alcance un acuerdo tras las conversaciones del miércoles. Su base es el pacto del PSOE con Ciudadanos, el cuarto partido de centro derecha que no goza de la simpatía de Iglesias.

Sin embargo, las negociaciones son una de las últimas oportunidades para explorar el terreno común antes de que se convoquen nuevas elecciones en junio, algo que podría beneficiar a Podemos.

Después de años de recesión seguidos de una recuperación desigual, el grito de Podemos por el cambio fue escuchado por muchos españoles. El partido se comprometió a hacer una política diferente, evitando la corrupción que afecta al PP - que ganó la mayoría de votos en diciembre - y poner al país por delante de los intereses del partido.

Un nuevo partido, pero con los mismos problemas que los demás

Sin embargo, los acontecimientos recientes sugieren que Podemos está empezando a sufrir las mismas divisiones que aquejan a sus rivales políticos.

A principios de este mes, Iglesias relevó de su cargo a su número tres, Sergio Pascual, citando su «deficiente gestión».

El mismo día Iglesias publicó una carta abierta en la que advertía a sus compañeros de que «los movimientos o facciones que compiten por el control de la estructura y los recursos» convertirían a Podemos en un partido igual que los demás.

Las recientes dimisiones de varios de los consejeros del partido en Madrid y las críticas al liderazgo de Iglesias por parte de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, ​​cuyo partido está alineado con Podemos, han dado aún más la impresión de que la unidad del partido está desmoronándose.

Después de que los comentarios aparecieran en un nuevo libro, Ana Colau se retractó rápidamente en Twitter insistiendo en que «Podemos es la mejor noticia para la política institucional de las últimas décadas y que es el mejor aliado para el cambio».

Las divisiones internas hacen mella en Podemos
AP Photo/Emilio Morenatti

Podemos también ha respondido a los rumores de división, diciendo que los medios de comunicación españoles están exagerando el problema.

La popularidad del partido mejoró después de las elecciones de diciembre, alcanzando el segundo puesto por detrás del PP en las encuestas de enero, cuando Iglesias ofreció su propio acuerdo con el líder del PSOE. «Ya no queda tiempo para dudar. O quieres cambio o estancamiento», dijo en ese momento, aprovechando la sensación de que los españoles no estaban dispuestos a una coalición.

Fue un momento para el partido, aunque no tuviera éxito.

Una encuesta de Metroscopia publicada por El País el 13 de marzo, poco después de que Podemos y el PP votaran en contra de unirse al pacto del PSOE-Ciudadanos en una votación parlamentaria, demostró que el partido había caído al cuarto lugar, perdiendo 4 puntos desde las elecciones de diciembre.

La dirección del partido ha hecho muy poco en los últimos días para demostrar unidad. Los medios españoles han recalcado el hecho de que el ayudante de Iglesias, Íñigo Errejón, apenas ha sido visto en público desde la marcha de Pascual.

Algunos analistas creen que Podemos todavía tiene posibilidades en unas nuevas elecciones. Señalan que el partido cosechó unos buenos resultados en diciembre a pesar de que Juan Carlos Monedero, uno de sus fundadores, abandonara su cargo el año pasado.

«Podemos puede conseguir unos buenos resultados en las nuevas elecciones», dice Vincenzo Scarpetta, un analista de políticas en Open Europe. «Puede presentarse como el partido de izquierda, sobre todo después de que el PSOE tuviera la oportunidad de alcanzar una alianza de izquierda pero acabara firmando un pacto con Ciudadanos».

Las divisiones internas hacen mella en Podemos
Juan Medina/Reuters

Scarpetta añade: «Sin embargo, eso no es lo que reflejan las encuestas, muestran que el PSOE y Ciudadanos son recompensados por los votantes por intentar alcanzar un acuerdo».

Pocos dudan de habilidad de Iglesias de fomentar el entusiasmo entre los ciudadanos, y el grito de guerra de «sí, podemos» podría escucharse muy alto en las elecciones de junio. Sin embargo, el partido debe dejar atrás sus diferencias internas si no quiere perder seguidores.

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