El gobierno chino ha prohibido la cobertura mediática de la filtración de documentos financieros.
De todas las élites con empresas fantasmas offshore y dudosos planes de evasión de impuestos revelados en los filtrados “papeles de Panamá”, aquellas residentes en Pekín tienen más razones para entrar en pánico que sus homólogos en otras partes del mundo.
Vergüenza, multas, y tal vez dimisión de su cargo público (como ha sido el caso del primer ministro de Islandia) podría ser el precio que tienen que pagar. Un pequeño número puede que sea sometido a procesamiento penal por evasión de impuestos. Sin embargo, los riesgos son mucho mayores para las élites políticas y empresariales de China, que tienen sus nombres o los de sus familiares asociados a los 11,5 millones de documentos que dan detalles sobre las empresas fantasma en paraísos fiscales y otros planes para evadir impuestos u ocultar riquezas.
A diferencia de otros países, bajo la presidencia de Xi Jinping China ha estado en una cruzada de tres años contra la corrupción, y hasta el momento ha encarcelado a decenas de miles de funcionarios corruptos, incluyendo el antiguo zar de seguridad del país y 50 generales.
La primera indicación de la seriedad con la que el gobierno chino está tratando la filtración de los papeles de Panamá es la prohibición inmediata y tajante de cualquier difusión de la historia en los medios de comunicación. Según informes de prensa, los censores de internet del país han eliminado de forma sistemática los mensajes que mencionen la palabra “Panamá”.
Evidentemente, Pekín no habría recurrido a medidas tan severas si los papeles de Panamá no hubieran contenido dinamita política que podría causar un daño enorme en la cumbre de la dirección del Partido Comunista de China (PCCh).
Técnicamente, poseer empresas fantasma offshore no infringe la ley china, pero incumple las normas del PCCh. El partido prohíbe expresamente que sus miembros “inviertan en empresas fuera de las fronteras de China”. También se les prohíbe usar sus influencias para ayudar a sus esposas e hijos a dedicarse a tales actividades. De modo que si esta norma se interpretara y cumpliera estrictamente, permitiría atrapar a todos aquellos líderes de PCCh cuyas familias han contratado los servicios del bufete de abogados panameño, Mossack Fonseca, para montar sus vehículos de inversión en paraísos fiscales.
Puesto que el propio cuñado del presidente Xi, Deng Jiagui, ha poseído tales inversiones offshore con la ayuda de Mossack Fonseca, Xi tiene que dar algunas explicaciones. Si Deng se ha deshecho completamente de sus inversiones offshore, el presidente Xi no sufrirá ninguna pérdida de autoridad. No obstante, si Deng u otro familiar de Xi sigue teniendo tales vehículos en su posesión, el líder supremo de China se verá seriamente debilitado.
Además de implicar a los miembros de la familia del presidente, los papeles de Panamá también muestran que familiares de cinco miembros, antiguos y actuales, del Comité Permanente del Buró Político, el máximo órgano decisorio del régimen, poseen vehículos de inversión offshore similares. Estos incluyen, entre otros, a la hija y yerno de Li Peng (primer ministro desde 1988 a 1998) y la nieta de Jia Qinglin (miembro del Comité Permanente del Buró Político desde 2002 a 2012).
El último informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) también da detalles sobre los familiares del viceprimer ministro Zhang Gaoli y Liu Yunshan, el propagandista del partido. Según el informe, Liu tiene una nuera, Jia Liqing, que ha sido identificada como la directora y accionista de una empresa registrada en las Islas Vírgenes Británicas en 2009.
Tales revelaciones pueden crear una importante división dentro del régimen. Si los miembros de la familia de Xi no han vendido estas participaciones tan controvertidas, sus compañeros pueden respirar aliviados, puesto que el presidente chino no hallará la manera posible de usar este incidente contra ellos. Sin embargo, si los familiares de Xi se deshacen de sus activos offshore, los papeles de Panamá podrían proporcionar munición nueva para la batalla contra sus rivales.
Lo que hay que tener en cuenta aquí es que, antes de las filtraciones de los papeles de Panamá, los gobernantes más poderosos de China probablemente sospechaban entre ellos de haber ocultado activos en el extranjero, pero no tenían pruebas concluyentes. Ahora los papeles de Panamá le han dado al PCCh material documentado con el que puede iniciar una guerra interna entre ellos.
Además de ampliar la división en el Comité Permanente del Buró Político, el material que aparece en los papeles de Panamá también hará que los máximos dirigentes chinos pierdan credibilidad frente a sus compañeros más jóvenes, tanto miembros del Buró Político como del Comité Central. Al igual que la mayoría de las cleptocracias, las familias de líderes chinos en altos cargos están más arriba en la cadena alimenticia y han tenido más tiempo para amasar fortuna y ocultarla en el extranjero.
Por otra parte, aquellos que ocupan posiciones menos elevadas, puede que tengan menos tiempo y recursos para adquirir suficiente riqueza que ocultar. Si este es el caso, la evidencia de una clara infracción de las leyes del PCCh arruinará la reputación de los principales líderes chinos ante los ojos de sus subalternos. En vista de un posible impacto de los papeles de Panamá en la cohesión del PCCh, es fácil ver por qué el partido no desea que ni el público chino ni la mayoría de sus miembros conozcan la verdad. Pero los esfuerzos por parte de los líderes chinos de suprimir esta historia, la más fascinante desde el caso de Edward Snowden, son probablemente inútiles.
Los papeles de Panamá son un tesoro oculto lleno de pruebas de corrupción y actos ilícitos en los niveles más altos de muchos países, incluido China. El ICIJ, ahora con los papeles de Panamá en su poder, ha hecho pública solo una pequeña parte de los documentos. Puede que los líderes del PCCh sobrevivan al impacto inicial, pero tarde o temprano, las pruebas y las nuevas revelaciones acumuladas podrían llegar a ser una carga demasiado pesada para soportarla.