Criptografía y privacidad en la era de la economía de datos
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¿Qué ocurre cuando la oleada de cifrado que se extiende por el mundo de la tecnología personal choca contra las realidades de la economía de datos?

La mayor parte del reciente debate sobre la difusión del cifrado se ha centrado en las implicaciones para la privacidad personal y la seguridad nacional. Se ha hablado menos sobre el asunto: en concreto, sobre lo que un mayor uso del cifrado supondrá para la utilización de los productos y servicios de tecnología y para los modelos de negocio que dependen de recoger y obtener el valor de los datos.

Esta semana fue el turno de WhatsApp para introducir el cifrado en la vida diaria, con la noticia de que las conversaciones entre sus mil millones de usuarios serían cifradas. WhatsApp, la aplicación de mensajería de Facebook (NASDAQ: Facebook [FB]), ya ha tenido problemas en Brasil por no guardar los mensajes solicitados por un tribunal. Ahora, tampoco podrá "leer" las comunicaciones en tiempo real.

Cuando los fabricantes de los productos y servicios del mercado de masas demuestran que toman medidas como esta para proteger a sus usuarios, pueden cambiar las expectativas. Aunque la batalla legal de Apple (NASDAQ: Apple [AAPL]) con el gobierno de Estados Unidos sobre un iPhone cifrado perteneciente a uno de los asesinos de San Bernardino finalizó sin resultados concluyentes, envió un mensaje claro acerca de lo que sería capaz de hacer la compañía para proteger a sus usuarios.

Al menos, a nivel de dispositivo, el cifrado se está convirtiendo rápidamente en la norma. El cambio de Amazon (NASDAQ: Amazon.com [AMZN]) el mes pasado sobre su último sistema operativo Fire lo demostró. La noticia de que el software ya no cifra los datos como una cuestión de rutina provocó una protesta instantánea de los defensores de la privacidad – obligando a la empresa a echarse atrás rápidamente con una promesa de restaurar esa capacidad en una futura actualización.

Después de retrasos, Google (NASDAQ: Alphabet Class C [GOOG]) también se ha movido para hacer el cifrado la opción por defecto en la versión más reciente de Android, su sistema operativo móvil. Según la compañía, no muchos de los usuarios de Android del mundo verán el beneficio a corto plazo: cinco meses después del lanzamiento del software, solo el 2,6 por ciento de los teléfonos Android pondrán en funcionamiento la última versión del sistema operativo.

Pero esto es solo una parte de la historia. Pocas personas podrían querer restringir el acceso a todos sus datos en un solo dispositivo. Además del riesgo de pérdida, sería retroceder en el tiempo en uno de los principales beneficios del cloud computing: el acceso a la información personal de diferentes dispositivos. Los terroristas de San Bernardino también utilizaron el iCloud de Apple, aunque la última vez hicieron una copia de seguridad de los datos desde un iPhone unas siete semanas antes de los asesinatos del año pasado.

Los datos en iCloud están cifrados - pero, lo verdaderamente crucial es que Apple tiene las claves, haciendo posible que los tribunales le ordenen entregar la información. Como resultado, desde su conflicto con el FBI, Apple también ha estado buscando la manera de poner los datos cifrados de iCloud fuera de su propio alcance.

Sin embargo, existen buenas razones para pensar que esta tendencia hacia un fuerte cifrado llegará a un límite natural. Poner los datos de la nube fuera del alcance de las empresas limitaría su valor. En el nivel más básico, significa que los usuarios no podrían recuperar su información personal si olvidaron sus contraseñas.

Hacer la información ilegible también haría más difícil adaptar muchos servicios en línea. La personalización es la gran esperanza para un mundo inundado de demasiados datos. Determinar las experiencias digitales depende de ser capaz de analizar la información personal y de comportamiento de un usuario.

También existen poderosas motivaciones económicas para limitar el cifrado. Como dijo Berkman Center de la Universidad de Harvard en un reportaje reciente, los asuntos de publicidad de empresas como Google y Facebook dependen de poder dirigir los anuncios en base a lo que saben acerca de sus usuarios.

También se evalúan muchos de los nuevos tipos de datos por su capacidad para ser procesados. Por ejemplo, el "Internet de las cosas" se basa en la idea de ser capaz de recoger, cotejar y analizar grandes cantidades de información que proporcionan los innumerables objetos inteligentes. Además de los sensores, muchos de estos dispositivos tendrán cámaras y micrófonos: efectivamente se les verá y escuchará.

No es de extrañar que muchos en la industria de la tecnología rechacen la idea de que la difusión del cifrado hará la vida más difícil para hacer cumplir la ley, y en lugar de eso, que una "edad de oro de la vigilancia" se acerca.

Esta es una frase que difícilmente infundirá confianza en sus clientes. Pero los problemas de privacidad a menudo pasan a un segundo plano cuando los nuevos servicios digitales aportan una mayor comodidad para la vida de los usuarios. Una batalla sobre el cifrado se prepara para proseguir con fuerza en los próximos años, pero su impacto en la economía de datos no debería pasarse por alto.

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