Rusia: rehén del régimen de Assad
Valery Sharifulin/TASS
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El presidente sirio Bashar al-Ássad se está volviendo más desafiante mientras los negociadores se preparan para ir a Ginebra, una vez más, para intentar negociar los términos de una transición política y poner fin a la guerra civil de cinco años.

La oposición que encabeza las negociaciones está exigiendo principalmente que el asediado Assad renuncie a su control del poder y detenga el bombardeo en el territorio controlado por los rebeldes.Por el contrario, el régimen celebrará elecciones parlamentarias el miércoles y evidentemente está preparando una nueva gran ofensiva para recuperar la ciudad más grande de Siria, Alepo, de las fuerzas de oposición.

Así pues, parece que el intento de Rusia del mes pasado de acorralar a Assad - al anunciar una retirada parcial de los asesores y los aviones de combate - ha fracasado. Assad parece haberse dado cuenta de que la reputación de Rusia como un líder en Oriente Medio depende, al menos por ahora, de conservar el statu quo y mantener intacto el régimen.

La intervención de Rusia en la guerra en nombre de Assad a finales de septiembre fue seguida por una ofensiva del régimen para recuperar Alepo frente a los rebeldes a finales de 2015. Sin embargo, esa tarea se dejó en gran parte sin terminar en el momento en que Rusia decidió "retirarse" el mes pasado, incluso después de que las fuerzas progubernamentales obtuvieran una victoria importante en enero, al acabar con un asedio rebelde en dos pueblos al noroeste de Alepo que servían como línea de abastecimiento de Turquía para los rebeldes allí.

El hecho de que Putin ordenara a Rusia reducir su presencia en un momento tan crucial para Assad puede haber sido parte de una estrategia más amplia de Rusia para mantener la influencia de Moscú en las próximas conversaciones de paz en Ginebra – tanto sobre Assad como EE. UU. Sin embargo, el asediado presidente ahora parece estar dispuesto a poner en evidencia al presidente de Rusia, Vladimir Putin.

La semana pasada, Paul Salem, el vicepresidente de política e investigación del Instituto de Oriente Medio con sede en Washington, afirmó al The Wall Street Journal que:

"Rusia tiene miedo de que si alguien o ellos mismos lo destituyen, todo el estado se derrumbe. Son rehenes de su supervivencia continuada. Él [Assad] puede soportar el desagrado y la irritación de Rusia. No se siente obligado a hacer concesiones importantes".

Lo peor que esta guerra ha visto nunca

El pasado lunes Rusia desmintió los informes acerca de que estaba planeando cualquier tipo de operación conjunta con las fuerzas del régimen para volver a tomar Alepo. En última instancia, sin embargo, "es poco probable que Moscú renuncie a sus intereses en Siria", tuiteó Charles Lister, un compañero del Instituto de Oriente Medio.

Se puede obligar a Rusia a volver a aumentar su presencia en el noreste para ayudar a Assad, afirmó Lister.

Boris Zilberman, un experto en Rusia de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), contó a Business Insider que "si se está preparando una ofensiva en Alepo, no hay ninguna razón para creer que Rusia no podría añadir fuerza humana y aérea para ayudar a llevar a cabo una operación de este tipo”. Él continuó:

"Estaba claro, al menos para mí, que Rusia estaba reduciendo su presencia pero tenía las capacidades para mantener el statu quo y el eje central para una operación de mayor ritmo. Los rusos han demostrado una y otra vez la indiferencia total y absoluta por las víctimas civiles masivas y los daños colaterales como parte de sus operaciones aéreas. Imagino que si Putin y Assad hacen lo que dicen, los de Alepo todavía puede que experimenten lo peor que esta guerra ha visto nunca".

Mark Galeotti , un experto en asuntos de seguridad rusos y profesor de asuntos globales de la Universidad de Nueva York, explicó a Business Insider que "si los rusos y los sirios se comprometen a volver a tomar Alepo, darán prioridad a los intereses militares sobre la seguridad civil".

Sin embargo, añadió que "no hay evidencia de que Rusia trataría de ser destructiva por su propio bien", y que no queda claro si Rusia va a participar en una nueva ofensiva.

Incluso si Rusia no participa en una "batalla campal” para Alepo, "ayudar al régimen a acabar con el aislamiento de la ciudad es otra cosa", dijo Jeff White, un analista militar del Instituto Washington para la Política de Oriente Próximo. "Los rusos pueden aprovecharse de un desmoronamiento CoH [cese de hostilidades] para hacer esto, culpando de todo a ‘Nusra’ y a los terroristas", contó White a Business Insider en un correo electrónico, refiriéndose a Jabhat al- Nusra, la filial de Al Qaeda en Siria.

Rusia ya parece estar ocupándose de eso. Los militares rusos declararon el lunes que 8.000 militantes de Nusra estaban reuniéndose alrededor de la ciudad y preparándose para cortar la carretera principal de Alepo a la capital de Siria, Damasco.

Si es cierto, eso indicaría un dramático aumento de las actividades de Nusra en el sur de Alepo. Y le daría a Rusia una excusa para ayudar al régimen a aislar la ciudad de los rebeldes mientras se mantiene - al menos por escrito - el acuerdo para el "cese de hostilidades", del cual Nusra no forma parte.

"Si Rusia está señalando una ofensiva contra Nusra, puede estar seguro de que otros grupos rebeldes fijarán eso también como objetivo,” tuiteó Nadav Pollak, un investigador del Instituto de Washington, el lunes.

Zilberman , de la FDD, añadió que la amenaza de una ofensiva inminente también les da a Assad y Putin una valiosa ventaja sobre los EE. UU. en Ginebra, donde se ha previsto que una nueva ronda de conversaciones de paz comience el viernes.

Liste, del Instituto de Oriente Medio, señaló que si bien Assad "está jugando con Ginebra, Rusia y la ONU, es poco probable que finalmente Putin abandone Assad y, por lo tanto, pierda la influencia de Rusia en Siria”.

En ese sentido, Putin sigue siendo un "rehén " del régimen - incluso si eso significa verse de nuevo implicado en la guerra, en su etapa más brutal y crítica.

"Si Rusia se une a una gran ofensiva del régimen en Alepo, no habrá marcha atrás", escribió Lister. "La ciudad será sitiada y eso solo acarreará muerte y destrucción".

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