Los hábitos hedonistas de algunos de los miembros más jóvenes de la élite de China están vistos como fuera de lugar en medio de una campaña nacional de austeridad.
La progenie de los ricos y famosos de China puede tenerlo difícil a la hora de ajustarse al guión socialista que está de moda estos días con el presidente Xi Jinping. Pero al menos ahora, sus excesos no serán transmitidos al mundo.
La Administración Estatal de Prensa, Publicación, Radio, Cine y Televisión de China ha prohibido que los hijos de los famosos aparezcan en reality shows de televisión, según un artículo del 17 de abril, realizado por Xinhua, la agencia estatal de noticias.
En los últimos años, la programación nacional se ha visto inundada por los reality shows en los que aparecen los consentidos vástagos de las élites de China, a menudo intentando adaptarse al tipo de vida menos privilegiada que tienen la gran mayoría de los chinos. Las nuevas regulaciones están supuestamente diseñadas para proteger a los menores que podrían ser explotados por los padres representantes - o cadenas de televisión ávidas de dinero.
El otoño pasado, a los niños menores de 10 años se les prohibió ser representantes de campañas publicitarias chinas. Sin embargo, los actores pequeños siguen siendo un pilar en los programas de variedades producidos por la cadena estatal CCTV, ya sea cantando a pleno pulmón canciones patrióticas o dando vueltas a ritmos sintetizados.
En lugar de ello, la prohibición puede tener más que ver con el malestar que provoca mostrar cómo vive un 1% de China – en particular los más jóvenes de ellos.
Desde que asumió el cargo hace más de tres años, el presidente Xi ha intentado que el gobierno del Partido Comunista Chino sea más relevante para la gente en una época en la que la brecha de la riqueza de China ha aumentado de forma alarmante. Cientos de miles de delegados rebeldes han sido atrapados en la campaña anticorrupción de Xi, que hace hincapié en la vida austera de los funcionarios – los menús de banquetes, por ejemplo, sólo consistirán en "cuatro platos, una sopa", en lugar de una mesa repleta de manjares.
Pero la llamada nacional al ascetismo queda debilitada cuando la malcriada juventud china, a menudo única descendencia nacida de la política de planificación familiar de un solo hijo, está hasta altas horas de la madrugada acelerando sus Ferraris o tirando decenas de miles de dólares en una sola salida al karaoke.
Conocidos como fuerdai (segunda generación de ricos) o guanerdai (funcionarios de segunda generación), estos niños privilegiados pueden parecer más interesados en gastar la riqueza de sus padres – que ellos mismos consiguieron – en lugar de ganar sus propios millones.
En un ejemplo notorio, Wang Sicong – el hijo de Wang Jianlin, un magnate de bienes inmuebles y del entretenimiento, a menudo considerado el hombre más rico de China – publicó en las redes sociales una foto de su perro con no uno sino dos Apple Watches de oro puestos.
A principios de este mes, Coco, que es una raza de Alaska con su propia cuenta de redes sociales, celebró su segundo cumpleaños con globos, pasteles y un grupo de amigos caninos. El año pasado, los medios estatales chinos atacaron a Wang Sicong, con Xinhua opinando que el joven de 28 años, "difunde información vulgar de forma imprudente" que lleva al "culto al dinero", así como "el sexo y la violencia”.
Otro descendiente de la élite de China estuvo en el centro de un escándalo político que aún sigue transformando las políticas de poder. Ling Gu – el hijo de Ling Jihua, el antiguo asistente del predecesor de Xi, Hu Jintao – murió en un accidente de Ferrari hace cuatro años en Pekín. Según informes, entre sus compañeros de coche se incluían dos mujeres en estado de desnudez. La caída de su padre comenzó después de que surgieran informes de que había intentado encubrir el accidente; el año pasado fue formalmente acusado de aceptar sobornos, entre otros presuntos delitos.
La administración de Xi ha tratado de controlar a los fuerdai, aun cuando otros miembros de la clase dorada de China se estén quejando de ver sus reputaciones injustamente manchadas por unos cuantos presumidos.
El año pasado, se ordenó a más de 70 hijos de multimillonarios de la provincia de Fujian que asistieran a clases para promover su sentido del patriotismo y responsabilidad social, según el Diario de la Juventud de Pekín. Mientras tanto, Tian Liang, un ex saltador olímpico de trampolín, que apareció en la primera temporada del programa “¡Papá! ¿Dónde vamos?” con su hija, que entonces tenía 5 años de edad, parece haber tenido dudas sobre su participación en el reality show de éxito.
Tian, quien se retiró de los saltos de trampolín después de que las autoridades deportivas estatales lo atacaran por pasar demasiado tiempo persiguiendo promociones y no medallas de oro, lamentó que su hija mostrara más interés en las oportunidades comerciales que en el aula. Está intentando convencer a Cindy, el nombre inglés de su hija, de que no pase más tiempo en el mundo del espectáculo.