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El presidente de China Xi Jinping adquiere más control sobre el ejército al recibir el título de comandante en jefe del Centro de Mando de Operaciones Conjuntas.

Para reforzar su condición como el líder más poderoso de China en décadas, el presidente Xi Jinping ha asumido un papel más directo como jefe de las poderosas fuerzas armadas del país con el nuevo título de comandante en jefe de su Centro de Mando de Operaciones Conjuntas, según anunciaron medios de comunicación y analistas estatales el jueves.

El nuevo nombramiento de Xi fue revelado en unas noticias que tuvieron un lugar destacado en los informativos nacionales el miércoles y jueves, en las que apareció públicamente por primera vez en traje de camuflaje llevando la insignia del centro de mando.

Durante su visita el miércoles, Xi pidió a su personal "seguir de cerca las tendencias de la revolución militar a nivel mundial y esforzarse por construir un sistema de mando en el combate conjunto que responda a la necesidad de luchar y ganar una guerra digital", según hizo público la agencia de noticias Xinhua.

Xinhua citó a Xi diciendo: “Los funcionarios deberían cambiar sus ideas, innovar y hacer frente a las dificultades, en un intento por construir un sistema de mando en el combate conjunto que era absolutamente leal, hábil en la lucha, eficiente en el mando y valiente y capaz de ganar guerras".

Las capacidades del mando en combate deberían medirse por "los estándares de ser capaz de luchar y ganar guerras", explicó Xi, haciendo hincapié en la necesidad de prepararse para los conflictos, analizar los posibles riesgos de seguridad y hacer frente de manera efectiva a "todo tipo de emergencias".

El centro conjunto, supuestamente ubicado bajo tierra en las afueras de Pekín, se encuentra bajo la supervisión directa de la Comisión Militar Central del Partido Comunista gobernante, que está dirigida por Xi y supervisa a los 2,3 millones de miembros del Ejército de Liberación Popular (ELP), las fuerzas armadas de mayor prestigio del mundo.

En su visita a Xi le acompañaron los dos vicepresidentes de la comisión, los generales Fan Changlong y Xu Qiliang.

Entre sus otros títulos, Xi es también líder del Partido Comunista gobernante y presidente de un recién creado Consejo de Seguridad Nacional, lo que le proporciona un mayor control sobre los servicios de seguridad interna.

Como jefe de las fuerzas armadas, Xi ha supervisado una reorganización de la estructura de mando del EPL en cinco comandos para mejorar la integración de los diferentes servicios. Ha ordenado una reducción de 300.000 efectivos en las fuerzas, que verá la eliminación de muchas unidades obsoletas y no combatientes, y ha hecho más énfasis en la marina, las fuerzas aéreas y el ejército de misiles que en las fuerzas de tierra.

La aparición de Xi en traje de campaña con las insignias el pasado miércoles puso de manifiesto su papel más directo en las cuestiones militares. Cuando aparece simplemente como jefe de la Comisión Militar Central habitualmente lleva la chaqueta verde aceituna, camisa y pantalones sin insignias ni decoración.

Durante los tres años que Xi lleva en la presidencia, se le considera como el líder chino que ha acumulado más poder y autoridad que ningún otro desde Deng Xiaoping a finales de la década de 1980. También ha surgido un culto a la personalidad en torno a él para rivalizar con el fundador del estado comunista, Mao Zedong, con sus lemas, dichos y temas políticos ampliamente difundidos en los medios de comunicación.

Sin embargo, su reputación también ha sido cuestionada debido a unas cartas anónimas, supuestamente de miembros del Partido Comunista, pidiendo su dimisión. Las revelaciones en los medios de comunicación internacionales sobre la inmensa riqueza acumulada por los miembros de su extensa familia también han circulado ante su implacable campaña contra la corrupción en el partido, el ejército y las industrias estatales.

El nuevo título de Xi y su visita al centro conjunto tuvieron más importancia “política que militar” y no implica que se hará cargo de la gestión diaria del EPL, aclaró Andrei Chang, editor de la revista militar de Hong Kong “Kanwa”, que ha seguido de cerca los asuntos militares chinos. Según Chang:

“A lo largo de la historia de China, el poder político siempre se ha basado en el control del ejército. Esta fue una visita para hacer alarde de su fuerza ante sus enemigos potenciales y demostrar que es fuerte y está al mando”.

Junto con sus reformas estructurales, Xi ha destacado la importancia del ELP con frecuentes visitas muy divulgadas a bases militares y un enorme desfile el pasado septiembre, que vio los equipos más recientes del ejército circulando por el centro de Pekín, mientras se oía el ruido de los aviones de guerra y helicópteros pasando por encima de sus cabezas.

Xi también ha buscado políticas asertivas en el disputado Mar de China Meridional para construir aeródromos insulares en antiguos arrecifes de coral y limitar la capacidad de la Marina estadounidense para operar en la zona.

Este hecho ha incrementado las tensiones con los vecinos del sudeste asiático de China y ha instado a EE. UU. a destinar más recursos a Asia y reforzar su cooperación con los aliados tradicionales, incluyendo a Vietnam, su antiguo enemigo.

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