La Arabia Saudí de Mohamed bin Salman
AP Photo/Hassan Ammar, File
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Arabia Saudí ha perdido miles de millones, pero su joven príncipe Mohammed bin Salman tiene un plan para cambiar la situación.

Arabia Saudí tiene problemas. Desde su rivalidad geopolítica con Irán, a la amenaza que extremistas como el Estado Islámico representan para el país, la nación le está haciendo frente a presiones provenientes de una serie de ángulos.

Incluso su relación de muchos años con Estados Unidos se está desmoronando, con el renovado escrutinio público de los supuestos vínculos entre autoridades saudíes y los conspiradores del 11-S siendo solo la punta del iceberg.

Todos estos problemas son dramáticos, pero bajo todos ellos hay un asunto menos interesante, pero igual de importante para los saudíes: cómo arreglar la ilógica economía de su país.

Hoy lunes, el mundo conocerá muchas más cosas sobre ese plan. Arabia Saudí está listo para revelar el ampliamente anticipado "Visión para el Reino de Arabia Saudí”, un proyecto para diversificar la economía de su dependencia de la gigantesca industria petrolera del país, y dejar de malgastar miles de millones de dólares cada año.

¿Y cuántos miles de millones se han malgastado exactamente? Sabemos que Arabia Saudí incurrió en un déficit de 98 mil millones de dólares el año pasado, y en un nuevo y extenso artículo de Bloomberg Businessweek, Mohammed Al-Sheikh, asesor financiero del estado saudí, se muestra reacio al calcular que en los últimos años, había habido “un gasto ineficiente de 80 a 100 mil millones”.

El gasto ineficiente no era exactamente algo nuevo, por supuesto — el reino saudí ha sido conocido desde hace mucho tiempo tanto por sus generosos subsidios estatale, como por la expansión de su burocracia— pero se convirtió en un problema mayor cuando el precio del petróleo bajó de más de 100 $ por barril en 2014 a menos de la mitad en 2015, llevándose con él los ingresos del reino saudí.

El petróleo de Arabia Saudí había sido durante mucho tiempo la única exportación viable del país, lo cual representaba el 90% del presupuesto del estado. En la nueva realidad del petróleo barato, las cosas van a tener que cambiar: El gobierno de Arabia Saudí ya ha comenzado a recortar algunas de las subvenciones más cuantiosas que les da a los ciudadanos saudíes — aumentando el precio de la gasolina en el país un 50% en diciembre (aunque todavía sigue siendo muy barata, a 24 centavos de dólar por litro).

El hombre a cargo de todo esto es el príncipe Mohamed bin Salman, el hijo de 30 años del rey Salman, que es ahora, tras una reestructuración un tanto controvertida, el tercero en la línea de sucesión. Peter Waldman, corresponsal de Bloomberg en Arabia Saudí pasó recientemente ocho horas con el poderoso joven príncipe, que explicó lo que Arabia Saudí haría ahora que los precios del petróleo están cayendo en picado.

Mohamed explicó que la "Visión para el Reino de Arabia Saudí" verá la creación del mayor fondo soberano del mundo, diseñado para albergar con el tiempo 2 billones de dólares en activos, aunque hay planes en torno a una oferta pública inicial para vender menos del 5% de Saudi Aramco, la enorme compañía petrolera estatal del país.

También se han rumoreado otra serie de movimientos: se dice que se están estudiando más recortes de prestaciones y subsidios estatales, la introducción de un impuesto sobre el valor añadido en los productos de lujo y bebidas azucaradas, intentos de acceder a nuevos recursos mineros y un nuevo impulso turístico.

En una entrevista anterior con The Economist, Mohamed había sugerido que lo que Arabia Saudí estaba planeando guardaba algunas similitudes con la privatización de las industrias estatales en Gran Bretaña en la década de 1980. “Sin duda”, respondió el príncipe cuando le preguntaron si "esto era como la revolución de Thatcher para Arabia Saudí”.

El artículo de Bloomberg también ofrece una idea acerca del modo de pensar del príncipe, que ahora está estableciendo el curso del futuro de Arabia Saudí. Si bien el objetivo principal de Mohamed parece ser la burocracia de su país, también plantea cuestiones sobre sus valores culturales.

Él cree que las mujeres deberían poder conducir, pero está esperando el momento adecuado para plantear el tema con las poderosas autoridades religiosas de Arabia Saudí. La famosa policía religiosa del país también está siendo frenada bajo su mando. Y, personalmente, no cree que su generación tenga mucho interés en la poligamia de las generaciones anteriores: Simplemente no tienen tiempo para ello. En palabras de Mohamed, "Es [bastante] difícil vivir con una sola familia".

El tranquilo, racional y amigo de occidente Mohamed que puede verse en las últimas apariciones en los medios, parece diseñado para reforzar la confianza internacional en el futuro de Arabia Saudí. Eso es probablemente algo que su país necesita en estos momentos, si quiere ayudar con los billones de dólares en inversiones que algunos expertos de fuera dicen que necesita para crear una economía diversificada.

Sin embargo, parte del problema reside en el hecho de que el repentino ascenso de Mohamed probablemente ha causado alarma en algunos sectores. El príncipe puede que ahora se esté retratando a sí mismo como un modernizador con un plan de acción, pero al mismo tiempo parece estar detrás de algunos de los movimientos de política exterior más agresivos y controvertidos de Salman — encabezando una "alianza militar islámica" contra el terrorismo que dejó a muchos analistas perplejos, y defendiendo la intervención militar liderada por Arabia Saudí en Yemen.

Y aunque el príncipe puede estar apuntando hacia un nuevo futuro más ahorrativo para Arabia Saudí, el coste financiero de estas acciones es enorme — y el coste humanitario probablemente mucho peor.

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