Los inversores en Apple ya se habían preparado este año para un fuerte disminución del 25%, que supondría la primera caída en ventas del iPhone. Sin embargo, ahora, tendrán que acostumbrarse a la idea de que esta intensa caída continuará durante al menos dos trimestres. Y mientras más se esfuerce Apple por restablecer la fortuna de su producto dominante, mayor será la preocupación de que los gloriosos días de crecimiento del iPhone se han quedado atrás.
La profundidad de la caída en la actividad principal de smartphones de Apple (NASDAQ: Apple [AAPL]) se hizo evidente el pasado martes, cuando la compañía comunicó resultados menos satisfactorios de lo esperado para el primer trimestre de este año y presentó un pronóstico pesimista para el segundo.
En lugar de comenzar una recuperación estable en el trimestre actual, las ventas de unidades de iPhone ahora podrían estar en camino de una reducción aún mayor que en los tres primeros meses, cuando cayeron un 16%, comparado con el mismo periodo del año anterior.
No importó que los ejecutivos de Apple insistieran en que el punto débil en la previsión era, en parte, el resultado de un ajuste de inventario 2 mil millones de dólares, que ocultan la posible fortaleza de la demanda de los consumidores. Con solo de 41 mil millones a 43 mil millones de dólares, la previsión de los ingresos de Apple para el trimestre que termina en junio eran tan inferiores a las expectativas de 47 mil millones de dólares de Wall Street, como para perturbar al mercado, cortando el 8% del precio de las acciones de la empresa en la negociación del mercado secundario.
Las cifras subrayaron lo que ya era evidente: Apple está viviendo en la sombra de su propio éxito pasado. El aumento de las ventas que siguieron al lanzamiento del iPhone 6, que comenzaron en septiembre de 2014, ha dejado una resaca considerable. Y cuanto más tiempo pasa, más presión habrá en Apple para demostrar que todavía puede despertar entusiasmo por su antigua línea de smartphones cuando llegue el momento de revelar el iPhone 7 a finales de este año.
"Hemos llegado al límite de la innovación", sostiene Geoff Blaber, analista de CCS Insight. "El iPhone no puede crecer indefinidamente." El mayor desafío de Apple, añade, es estar a la altura de las desmesuradas expectativas generadas por su propio éxito en el pasado.
Sin embargo, según los ejecutivos de Apple, no hay nada nuevo en el ciclo actual de productos de iPhone, aunque la reducción haya sido mayor.
La pausa es muy similar a la vista hace dos años, según Tim Cook, director ejecutivo. Entonces, al igual que ahora, Apple llevó a cabo una revisión importante del iPhone con un año en el que realizó un menor número de cambios. En todo caso, la tasa de actualización por parte de los clientes de iPhone es mejor de lo que era entonces, y la imagen subyacente sigue siendo favorable, insistió en una llamada con los analistas tras el anuncio de las ganancias.
Cook también le quitó importancia a las teorías de que Apple estaba pasando de ser una empresa en crecimiento a una empresa madura. Cuando le preguntaron si la desaceleración significaba que era el momento de reconsiderar la posición de la empresa en el mundo de la tecnología, él replicó: "Esto también pasará".
Pero había señales suficientes en las últimas ganancias como para hacer que los inversores se lo pensaran dos veces.
Una de ellas fue una caída en el sector de la Gran China de Apple, hasta hace poco su fuente más fuerte de crecimiento. A pesar de que representa sólo el 25% de las ventas totales, la región fue la responsable del 60% de la disminución de los ingresos en el primer trimestre.
Sin embargo, según Cook, la China continental era más fuerte de lo que sugieren esas cifras, con una demanda final que solo bajó un 5% después de un ajuste de inventario. El mayor descenso regional, agregó, fue causado por ventas más bajas en Hong Kong – resultado, según él, de la disminución de las compras por parte de los turistas.
Una bajada considerable de los precios globales de iPhone también aumentó la inquietud de Wall Street. Con los clientes mostrando una preferencia por los modelos antiguos más baratos, en lugar del teléfono insignia más reciente, el precio de venta promedio disminuyó de 49 dólares tres meses antes, a 642 dólares.
Se espera que los precios vengan bajo más presión en el trimestre actual, tras el lanzamiento del iPhone SE, un dispositivo más barato con una pantalla más pequeña de cuatro pulgadas diseñada para ampliar el alcance de Apple en más partes del mercado de smartphones.
Si las ventas de iPhone han marcado este año, entonces ha habido poco para compensar la diferencia. Otros productos de hardware de Apple también obtvieron resultados insatisfactorios en el último periodo. El iPad continúa su descenso, con ventas de unidades por debajo del 19% de un año antes, mientras que una reducción a la mitad de los ingresos del sector de "otros productos" de la compañía a partir de los tres meses anteriores, hizo alusión a una descenso importante de las ventas del Apple Watch.
En una aparente confirmación, Cook dijo que las ventas del Apple Watch se estaban perfilando para ser tan estacionales como lo eran para el iPod, que produjo el 40% de sus ventas anuales en el último trimestre del año. E incluso las ventas del Mac, que se había mantenido durante una caída más amplia en la demanda de ordenadores, registraron un descenso, con ventas de unidades por debajo del 12%.
En medio de la reducción más amplia, se dejó en manos del sector de servicios de Apple la producción del único punto positivo. Hace tres meses, la mayoría de los analistas prestó poca atención cuando Apple trató de arrojar luz sobre las posibilidades de dividir sus servicios, eligiendo en su lugar, verlo como una señal de que la empresa estaba intentando desviar la atención de la caída del iPhone.
Teniendo en cuenta que todavía representa dos tercios de las ventas totales, y que ya ha visto este tipo de cambios violentos, el destino del iPhone probablemente siga dominando la atención de Wall Street en años venideros.