El Rey Felipe anunció el martes por la noche que abandona formalmente la búsqueda de un nuevo primer ministro. Tan solo unos días antes de la disolución del parlamento, su declaración despeja el camino para unas nuevas elecciones el 26 de junio.
A pesar de una serie de ofertas y contraofertas de coalición de última hora, la noticia no sorprendió a nadie: desde las elecciones generales no concluyentes de diciembre, los principales políticos del país han fracasado una y otra vez para salvar sus diferencias. Ninguno de ellos se ha acercado a los 176 votos que son necesarios en el Parlamento para ser elegido primer ministro.
Lo que aún queda por ver es si estas nuevas elecciones tendrán un resultado diferente, y si saldrá un gobierno que funcione. Estos son los tres escenarios posibles.
Una mayoría de centro-derecha
Un sondeo reciente sugiere que podría - después de todo - haber una forma sencilla de acabar con el bloqueo político actual de España tras el 26 de junio. Estos estudios sugieren que el apoyo tanto al Partido Popular como Ciudadanos podría aumentar lo suficiente como para que ambos grupos consigan una mayoría en el parlamento.
Sobre el papel, no deberían llevarse demasiado mal: ambos tienen ideas no muy diferentes, apoyan las reformas estructurales de la economía y se oponen fuertemente a la independencia catalana. En el mundo profundamente tribal de la política española, ambos partidos (y muchos de sus líderes) provienen de mundos muy parecidos.
Sin embargo, en la práctica hay dos enormes obstáculos: el primero es Mariano Rajoy. Ciudadanos es reacio a apoyarlo para un nuevo mandato en el cargo. Esto se debe en parte a su aparente ineficacia a la hora de luchar contra la corrupción, y en parte a que representa una generación y un estilo político que no encaja con la promesa de Ciudadanos de traer un cambio generacional a la política.
El segundo obstáculo es que Ciudadanos ha virado hacia la izquierda en los últimos meses, lo que lo ha llevado incluso a firmar un acuerdo de coalición con los socialistas. Este acuerdo y los constantes ataques de líderes de Ciudadanos contra Mariano Rajoy han envenenado las relaciones entre ambos partidos. Por todo ello, un acuerdo entre los dos partidos - con o sin Rajoy – podría ser posible, aunque difícil.
Una izquierda resurgente
Tal vez la mayor incógnita de la política española actual es la posible alianza entre Podemos e Izquierda Unida. Ambos se encuentran a la izquierda del PSOE ideológicamente, pero son rivales entre ellos.
Podemos ha rechazado durante mucho tiempo que le etiqueten de partido de izquierdas, y se considera a sí mismo como un movimiento transversal que representa a los españoles de a pie contra la élite política corrupta. La pureza ideológica importa a los líderes de Podemos menos que el éxito electoral - que el partido ha disfrutado con creces. En diciembre pasado, Podemos obtuvo el 21 por ciento de los votos y consiguió 69 escaños en el parlamento. Por el contrario, Izquierda Unida (IU) obtuvo el 4 por ciento de los votos y tan solo dos escaños.
Una lista conjunta podría aumentar considerablemente la representación general de ambos partidos, aunque solo sea porque el sistema electoral de España penaliza a los partidos pequeños. De hecho, algunos creen que una lista conjunta aumentaría las posibilidades de alcanzar a los socialistas - y en última instancia, podría allanar el terreno para un amplio gobierno de izquierda. Sin embargo, ese escenario solo sería posible si Podemos e IU logran dejar de lado las rivalidades personales e institucionales y forman una plataforma común. La experiencia nos dice que esto no será tarea fácil.
Ningún cambio
Si echamos un vistazo a las últimas encuestas, resulta difícil no llegar a la conclusión de que los votantes españoles están en general contentos con las decisiones que tomaron en diciembre. Todo esto hace pensar que es posible que las elecciones de junio podrían acabar con unos resultados similares a las de diciembre.
¿Entonces qué pasaría a continuación? A menos que los líderes de los partidos quieran que el estancamiento político dure indefinidamente, tendrán que empezar a considerar las opciones de coalición que no se planteaban en la primera ronda. Este dilema será especialmente difícil para el PSOE, que se ha opuesto a una alianza con podemos y a una gran coalición con el PP.
Los representantes socialistas tienen razones para temer que las cosas no van a ser fáciles para su partido en ninguno de los escenarios. Sin embargo, la negativa a ceder casi seguro acabará hundiendo a España en un período de prolongada ingobernabilidad. Para Rajoy, por su parte, una gran coalición (o un acuerdo con los socialistas que permitiera al PP gobernar en minoría) también podría significar un problema. Es casi seguro que los socialistas exigirán la cabeza de Rajoy para darle su apoyo al partido en el parlamento. Es de esperar que la negociación sea larga y ardua, y las cosas no serán fáciles para el partido que acabe en el poder.