Corea del Norte: el dinero es más importante que la lealtad al Partido
AP Photo/Wong Maye-E
Página principal Análisis, Corea del Norte

En Corea del Norte, la población actualmente se preocupa más por ganar dinero que por afiliarse y asistir a los eventos de los partidos políticos.

El hermano de Kim Dan-bi es el ejemplo de la situación actual de Corea del Norte: un veterano del ejército y miembro del Partido de los Trabajadores que ostenta el poder, ahora es gerente de una empresa propiedad del Estado.

Sin embargo, cuando tiene tiempo -según Kim, un desertor que ahora vive en Corea del Sur- su hermano ayuda a vender mercancías tales como televisores y ropa de cama de contrabando desde China, una actividad suplementaria lo suficientemente lucrativa para que se haya podido comprar un coche. Kim afirmó:

"Estar en el Partido, en realidad, no me ayuda económicamente. Incluso es una carga para aquellos que están gestionando su propio negocio".

Su historia ilustra el reto que representa para el gobernante Kim Jong Un la emergente economía de mercado paralelo que se ha afianzado en el país aislado y autoritario, mientras su gobierno se prepara para un inusual Congreso del Partido de los Trabajadores (que está previsto que empiece el 6 de mayo).

Para los miles de delegados que se reunirán en Pyongyang, la asistencia al evento confirmará su estatus entre la clase gobernante. Sin embargo, para un número cada vez mayor de norcoreanos, cuando se trata de salir adelante el dinero supera a la afiliación al partido, según los desertores que han huido para rivalizar con Corea del Sur.

Un ex miembro del Partido y un alto funcionario del Estado de Pyongyang, que desertó en 2014 y se negó a ser identificado por su nombre para proteger a los miembros de su familia que todavía viven en Corea del Norte, explicó:

"Si se inscribe en el Partido, pierde el tiempo libre que podría dedicar a vender en los mercados, pero debido a los acontecimientos se está obligado a asistir".

"La gente común piensa: esto no tiene nada que ver conmigo", dijo refiriéndose a los preparativos para el evento del próximo mes.

La cultura del Partido

La cultura del Partido de los Trabajadores sigue estando omnipresente en Corea del Norte, donde la mayoría de los pueblos tienen un edificio donde los representantes oficiales del partido dan conferencias los sábados, normalmente para distribuir la propaganda centralizada en zonas fuera del alcance de los tradicionales medios de comunicación estatales.

Algunos miembros, que temen perder su tarjeta de miembro, lo guardan en una cubierta de color carmesí adornada con el martillo, la hoz y el pincel, insignia del Partido de los Trabajadores.

Seo Jae-Pyoung, que pertenecía al Partido antes de marcharse de Corea del Norte en 2001 y mantiene un contacto regular con fuentes del país, afirmó: "Los miembros del Partido también están obligados a asistir a las conferencias del miércoles después de trabajar".

"Kim ha controlado de forma más estricta las conferencias, con una campaña que se está llevando a cabo para movilizar a la gente antes del Congreso de la próxima semana. El año pasado, Kim utilizó el 70 aniversario del Partido para prometer que introduciría una política ‘que anteponga a las personas’", añadió Seo.

Una vez que se convirtió en un encuentro habitual, el Congreso del Partido de los Trabajadores se celebró por última vez en 1980. Algunos observadores de Pyongyang consideran la reunión como una señal de que el joven líder Kim está convirtiendo el país que su padre Kim Jong II gobernó mediante relaciones extraoficiales en un estado más "normal", donde están arraigados los procesos formales del Partido.

Sin embargo, los desertores y académicos afirman que la importancia de la afiliación a un partido ha disminuido desde la devastadora hambruna de la década de 1990, que dio lugar a una red informal de mercados ascendentes de los que ahora dependen más la mayoría de los norcoreanos que del Estado.

"La diferencia entre ser un miembro del Partido o no solía ser la diferencia entre ser tratado como un ser humano o no", dijo Seo, que trabaja con desertores de Corea del Sur.

"El orgullo por ser miembro del Partido se ha debilitado. Las personas ahora solo se preocupan por el dinero".

Dinero y poder

No se disponen datos sobre la afiliación a los partidos en Corea del Norte, pero las estimaciones han situado el número entre 3 y 4 millones de una población de aproximadamente 25 millones.

Según desertores, la adhesión a un partido solía ser la clave para obtener un mejor puesto de trabajo y un estatus en Corea del Norte.

La obtención de un lugar codiciado en la jerarquía a menudo implicaba muestras de lealtad, como la limpieza de las zonas próximas a las estatuas de Kim Jong II y Kim II Sung (abuelo del actual líder y fundador del Estado) o la plantación de flores en sitios revolucionarios o históricos.

Para los pocos que se hallan en la cúspide, la afiliación a un partido puede ser ahora un camino hacia la riqueza puesto que, temerosos de perder su tradicional control sobre la sociedad, un Partido que todavía apoya de manera oficial una economía al estilo soviético está comenzando a participar el mercado.

Christopher Green, investigador en la Universidad de Leiden (en los Países Bajos), que está especializado en la economía de Corea del Norte, explicó:

"En el extremo superior de la escala económica, los miembros del Partido se encuentran entre aquellos que ganan más dinero – al utilizar sus contactos políticos para obtener acceso a los recursos".

Sin embargo, para la mayoría tener éxito en una empresa privada es más importante que ir escalando puestos en el Partido. Un desertor, que era médico y miembro del Partido en Corea del Norte y que llegó a Seúl en 2014, dijo que los médicos del hospital controlado por el Partido donde trabajó no tenían un sueldo fijo, pero recibían sobornos por tratar a los pacientes.

Declaró, de forma anónima, que obtiene ingresos por la venta de pequeños productos electrónicos y joyas de contrabando desde China durante sus horas libres. Además, añadió: "En los hospitales, los médicos trabajan por turnos así que la mitad de ellos puede salir a vender cosas y la otra mitad puede quedarse para tratar a los pacientes".

Lea también:
Por favor, describa el error
Cerrar