La UE ha adoptado durante mucho tiempo una postura más firme sobre la normativa de privacidad y ambiental que EE. UU. Sin embargo, los activistas temen que pronto pueda llegar a su fin.
La semana pasada, la UE y los EE. UU. se reunieron para dialogar acerca de la Asociación Transatlántica sobre el Comercio y la Inversión o TTIP (por sus siglas en inglés). No se ha llegado al acuerdo propuesto, pero el lunes Greenpeace Países Bajos publicó un conjunto de documentos que la organización reclama, entre los que se incluyen un borrador parcial del Acuerdo TTIP. Según la organización, la filtración revela los planes de Estados Unidos para debilitar al menos algunas de las normas de la UE.
Aunque ha generado una controversia similar, el TTIP no debería confundirse con el Acuerdo de Asociación Transpacífico o TPP (por sus siglas en inglés), un amplio trato comercial entre los EE. UU. y otros 11 países, entre ellos Japón, Australia y Nueva Zelanda. En un informe publicado en el 2013, el grupo de expertos del Centro de Investigación de Política Económica estimó que, una vez que se implemente totalmente, el TTIP podría generar ganancias económicas por un valor de 137 mil millones de dólares para la UE y 109 mil millones de dólares para los EE. UU. Sin embargo, los críticos temen desde hace tiempo que el acuerdo pueda debilitar la estricta normativa ambiental y de protección de la privacidad de la UE, mientras que de más poder a las empresas para demandar a los gobiernos.
La última filtración hará poco por resolver la controversia. Los documentos contienen solo aproximadamente la mitad de la propuesta y se crearon antes del inicio de la ronda de negociaciones de la semana pasada, por lo que están incompletos y, probablemente, ya un poco desfasados. Sin embargo, llama la atención que un importante acuerdo comercial no haya recibido mucho interés en los EE. UU.
¿Debilitar la normativa de la UE?
Los activistas temen desde hace mucho tiempo que el TTIP pueda debilitar las leyes de privacidad europeas, como las de privacidad de datos, pero los documentos filtrados tienen sorprendentemente poco que decir sobre esta cuestión. La sección de las comunicaciones electrónicas, por ejemplo, no hace mención alguna a la privacidad. Esto podría deberse a que se espera que las leyes que rigen el flujo de los datos personales de los ciudadanos de la UE en los EE. UU. sean reguladas por un acuerdo independiente, el Acuerdo Privacy Shield, que sustituirá a las disposiciones del acuerdo de Puerto Seguro recientemente anuladas. Aunque también podría ser que la UE y Estados Unidos simplemente no hayan logrado muchos avances sobre la privacidad en las negociaciones. Sin embargo, los documentos plantean otras cuestiones.
Por ejemplo, la UE ha aprobado leyes para reforzar una idea conocida como el principio de precaución. Eso significa que cuando existe alguna duda científica en cuanto a si un producto o una práctica empresarial pueden causar daños al medio ambiente o a la salud de los consumidores, corresponde a la empresa o empresas en cuestión demostrar que no hay peligro. Esta política representa un gran contraste con la ley de Estados Unidos, donde generalmente son los grupos de defensa de los consumidores y los activistas ecologistas los que deben demostrar que una compañía está ocasionando daños. Como consecuencia, se han prohibido los organismos modificados genéticamente (OMG) en gran parte de Europa y se les ha impedido a las empresas utilizar ciertas sustancias químicas en sus productos.
Como era de esperar, a los grupos comerciales de Estados Unidos les gustaría cambiar estas leyes, y de acuerdo con la interpretación de Greenpeace sobre los documentos filtrados, la UE no parece estar oponiendo mucha resistencia.
Lo que no se ha dicho
Una entrada de blog publicada por la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, sostiene que las preocupaciones acerca de que las empresas estadounidenses usen el TTIP para arrollar las normativas europeas son exageradas. "Es normal que ambas partes en una negociación quieran lograr tantos objetivos como les sea posible. Eso no significa que la otra parte ceda a esas demandas", escribió Malmström.
Malmström también afirma que la filtración, que no confirma ni niega que sea cierta, no contiene ninguna información nueva desde que la comisión publica de forma periódica sus documentos expositivos y su propuesta.
En una declaración publicada también el pasado lunes, Greenpeace dijo que este argumento era falso, citando una discrepancia entre lo que la comisión ha afirmado públicamente y lo que dicen los documentos filtrados. Por ejemplo, la Unión Europea ha publicado documentos políticos que hacen hincapié en la importancia del principio de precaución, mientras Greenpeace señala que esta posición brilla por su ausencia en los documentos.
Según explica Greenpeace en la declaración:
"En varias zonas de los EE. UU. propone reducir los estándares de la UE, pero no hay propuestas de la UE en los documentos filtrados para contrarrestar esto".
En otras palabras, es lo que no está en los documentos filtrados lo que preocupa a la organización.
Sin embargo, Malmström se ha mostrado ambigua sobre la determinación de la UE de no disminuir los estándares. "Se pide que se diga, una y otra vez: Ningún acuerdo comercial de la UE reducirá jamás nuestro nivel de protección de los consumidores o la seguridad de los alimentos o del medio ambiente. Los acuerdos comerciales no van a cambiar nuestras normas en materia de OMG, la producción de carne vacuna segura o la forma de proteger el medio ambiente", escribió en la entrada del blog.