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Rodrigo Duterte - un hombre apodado el Castigador y candidato a la presidencia de uno de los países más pobres de Asia.

En un año de política antisistema a nivel global, los filipinos parecen estar dispuestos a votar a favor de Rodrigo Duterte, un asesino confeso de 71 años que prometió una "guerra sangrienta contra la delincuencia" y que se ha situado por delante en las encuestas de opinión.

Durante dos décadas Duterte ha sido el alcalde de la ciudad de Davao, en la isla del sur de Mindanao, donde su arrogancia de hombre duro y la aprobación de la ejecución de delincuentes le dieron los apodos de "Duterte Harry" y "el castigador".

Se le ha comparado con el candidato presidencial estadounidense Donald Trump, al usar la retórica populista para llegar a los filipinos que se sienten muy alejados de los principales partidos políticos.

Según Stephen Norris, un analista senior de Control Risks en Singapur, en el sudeste de Asia, la principal ventaja de Duterte es que con o sin razón muchas personas lo ven como alguien que ha llevado una "vida filipina" con todas las frustraciones y dificultades que conlleva. Este explicó:

"Los votantes creen que cambiaría completamente la situación sobre el tráfico, la delincuencia y la corrupción, porque lo ha hecho a nivel local".

Durante décadas, el liderazgo en las Filipinas ha sido la realidad de familias poderosas cuyas ventajas principales son su riqueza y las relaciones dinásticas.

Sin embargo, la reciente encuesta realizada por Pulse Asia Research Inc. muestra a Duterte, cuyo padre era abogado y su madre maestra, manteniendo una ventaja de dos puntos sobre los otros candidatos, que lo verían asumir la presidencia bajo un sistema electoral de mayoría simple.

Carreteras congestionadas

Aunque el presidente Benigno Aquino generó un crecimiento medio por encima del 6 por ciento – uno de los mayores índices del mundo - y casi cuatro millones de puestos de trabajo durante su mandato de seis años, los ciudadanos aún no están contentos.

Las ventas récord de automóviles han congestionado la ya colapsada capital de Manila, mientras que el gasto en infraestructura no ha mejorado el transporte público. Según Pulse Asia, la corrupción, las drogas ilegales y la delincuencia son preocupaciones de los votantes a nivel nacional y los índices de pobreza siguen siendo obstinadamente altos.

Normalmente vestido de manera informal con pantalones vaqueros y un polo durante la campaña electoral antes de las votaciones del 9 de mayo, Malcolm Cook, investigador principal del Instituto de Estudios del Sudeste de Asia, describe el estilo de Duterte como una mezcla de exalcalde de la ciudad de Nueva York "Rudy Giuliani, Donald Trump y Mad Max".

Mientras sus palabras resuenan en los votantes y, al parecer, la influyente iglesia filipina Iglesia ni Cristo ha respaldado a Duterte esta semana, los inversores están expresando la preocupación por su falta de experiencia económica, además de por las insinuaciones de que va a negociar la disciplina fiscal de Aquino para el gasto en programas populistas. El mes pasado, el peso se desplomó un 1,7 por ciento, convirtiéndose en la moneda de peor rendimiento en Asia, y las acciones cayeron un 1,4 por ciento.

Soo Hai Lim, un administrador financiero de Baring Asset Management con sede en Hong Kong, que supervisa unos 41 mil millones de dólares, dijo:

"Espero que cuando llegue a la presidencia pise más en la tierra y sea menos polémico. Su programa para reducir la delincuencia es bueno, pero a fin de cuentas los inversores necesitan a alguien que pueda aplicar políticas que sean generalmente buenas para el clima de inversión".

Duterte ha tratado de tranquilizar a los dirigentes de las empresas, pero también ha sido impredecible en la campaña electoral y ha evitado los detalles. Se ha comprometido a mantener el gasto en transporte público y donativos en efectivo para los pobres, mientras ha situado la educación y la agricultura como prioridades. Euben Paracuelles, un economista de Nomura Holdings Inc. en Singapur, afirmó:

"Lo mejor es que Duterte será pragmático en la elección de sus políticas. Eso ayudaría a una economía sustentada por el gasto del consumidor, las remesas y un sector de externalización de procesos de negocio en auge".

Crecimiento sostenible

Luz Lorenzo, jefe de investigación de Filipinas en Maybank Kim Eng ATR en Manila, explicó:

"Si las políticas fiscales y monetarias siguen siendo razonables, las Filipinas pueden sustentar el crecimiento de al menos un seis por ciento durante la próxima administración".

Fervie Termulo, un hombre de negocios de 35 años, es uno de los votantes de la nación católica de unos 100 millones de personas que buscan un cambio. La vida de Termulo ha mejorado en algunos aspectos bajo el gobierno de Aquino: El propietario de un taller de reparación de productos electrónicos también se ha convertido en copropietario de una tienda de lavado de coches, abrió dos puestos de barbacoa y conduce un Uber a tiempo parcial. Ha triplicado sus ingresos hasta 640 dólares al mes, muy por encima del salario mínimo.

Sin embargo, a su esposa le robaron a punta de cuchillo hace dos años en su provincia natal al norte de Manila, y Termulo dice que el hurto y el consumo de drogas han aumentado.

"Quiero que estos delincuentes sean detenidos y Duterte es quien debe hacerlo. No sé cómo lo hará, pero creo en él".

Las acusaciones, de grupos como el de Vigilancia de los Derechos Humanos, que sostienen que la defensa de las ejecuciones extrajudiciales por parte de Duterte llevó a la muerte a más de 1.000 presuntos delincuentes desde finales de 1990, no han hecho mella en su popularidad.

Greg Poling, un especialista del sudeste de Asia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, afirmó:

"Duterte está aprovechándose de unos sentimientos fundamentales. En un país con un alto índice de delitos violentos, sus duras palabras y sus antecedentes en la reducción de la delincuencia como alcalde de Davao son atractivos para muchas personas, aunque sus métodos son muy alarmantes".

Mientras que Duterte supera al candidato que ocupaba el primer lugar, la senadora Gracia Poe, se sitúa en tercer lugar por detrás del candidato Aquino Mar Roxas y el vicepresidente Jejomar Binay en cuarto lugar. En una encuesta sobre economistas de Bloomberg, Poe y Roxas fueron nombrados los mejores dirigentes de la política económica.

Narcotraficantes

La retórica de hombre duro de Duterte ha forzado los límites. Cuando presentó su candidatura el año pasado, aconsejó que "la gente montase varias empresas funerarias" para hacer frente a la gran cantidad de narcotraficantes que iban a morir. Más tarde prometió matar a 100.000 delincuentes y arrojar sus cuerpos en la bahía de Manila.

En diciembre, en una entrevista de radio, Duterte admitió haber ayudado a matar al menos a tres presuntos violadores y secuestradores durante una operación de rescate en Davao en 1988.

"Dije 'arriba las manos'. Nadie lo hizo, así que disparé".

Duterte dijo que disparó dos veces con su arma, pero negó haber cometido un crimen, diciendo que estaba intentando detenerlo como una "persona autorizada".

Después de haberse retratado a sí mismo como un hombre que vive modestamente, ha tenido que hacer frente a acusaciones sobre su riqueza. El senador Antonio Trillanes, un aspirante a la vicepresidencia que apoya a Poe, acusó a Duterte de no declarar los activos de 2,41 mil millones de pesos (51 millones de dólares) en 17 cuentas durante más de nueve años.

"Pura basura"

El 27 de abril Duterte dijo: "No soy un hombre rico y nunca he robado. No crean lo que dicen los demás. Eso es pura basura".

También está desconcertado por otros países, que incentivan las críticas desde Australia después de que él dijese a sus partidarios en un acto que debería haber sido el primero en la lista para un cambio cuando una misionera australiana fue violada en 1989. Más tarde explicó que solo era una forma de hablar, pero la sede pidió disculpas.

Duterte también ha dudado entre amenazar a China por su disputa territorial en el Mar del Sur de China y comprometerse a dialogar.

Su desprecio por la estructura del gobierno - ha prometido abolir el congreso si se interpone en su camino - ha suscitado la preocupación por una vuelta a la era del exdictador Ferdinand Marcos.

Según Cook, de ISEAS, si gana Duterte puede usar las órdenes ejecutivas para intentar ampliar sus poderes:

"Eso llevaría a una mayor incertidumbre política y a un conflicto entre los diferentes poderes del Estado. Si tratara de excederse, el Tribunal Supremo intentaría limitar eso".

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