Gracias al opio los talibanes prevén un buen año
AP Photos/Allauddin Khan
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Los cultivos de adormidera en la provincia de Helmand prometen buenos rendimientos.

Según un proverbio afgano, la primavera es la que determina cómo acabará un año. Y si los campos de adormideras de Helmand esta primavera son algún indicio, los talibanes tendrán un año muy bueno.

A medida que la cosecha de opio disminuye poco a poco a lo largo de la provincia de Helmand, la más grande de Afganistán en territorio y cultivo de adormidera, los agricultores y funcionarios están presentando altos rendimientos. Los cielos fueron generosos con fuertes lluvias, y el gobierno afgano con su cancelación de campañas anuales de erradicación. De todos modos, había perdido gran parte del territorio en Helmand contra los talibanes.

Lo mismo ocurrió con la tranquilidad que los agricultores, y miles de trabajadores de temporada que habían viajado a Helmand, rasparon la resina de los bulbos de opio. Los combatientes talibanes estaban a la vuelta de la esquina para echar una mano – y para recibir su parte de los salarios e impuestos, en efectivo o en especie. Los campos abarrotados de gente equivalían al sueño de un reclutador insurgente.

"Estamos encantados de haber tenido una buena cosecha este año comparado con años anteriores", declaró Abdul Rahim Mutmain, un agricultor del distrito de Musa Qala. Mutmain dijo que su modesta parcela vió un rendimiento cuatro veces mayor en comparación con el año 2015, que estuvo plagado de malas cosechas y la erradicación concertada de los gobiernos.

"Nadie tiene miedo de que a un trabajador lo inspeccione o le robe la policía. El distrito entero está bajo el control talibán y la mayoría de las cosechadoras son talibanes. En realidad, este es el régimen talibán – puedes llevarte tus narcóticos a cualquier lugar o en cualquier momento que quieras venderlos"

Las Naciones Unidas, que han descrito el comportamiento de los talibanes "más como ‘padrinos’ que un gobierno en potencia", sostiene que la insurgencia extrae una gran parte de sus gastos del tráfico de drogas, que la agencia estima que ascienda a unos 3 mil millones de dólares al año dentro de Afganistán.

La historia de cuán profundamente se interrelacionan los talibanes en el negocio, incluso en las explotaciones, puede ser contada por las oscilaciones en el nivel de violencia desde la cosecha de adormideras del año pasado.

Durante gran parte del invierno, los insurgentes tenían las fuerzas afganas a la defensiva en Helmand, causando importantes bajas, invadiendo puestos avanzados e incluso barrios enteros. La lucha llegó a las puertas de Lashkar Gah, la capital de la provincia, llevando las fuerzas de operaciones especiales estadounidenses y británicas al combate.

En aquel entonces, justo cuando la cosecha comenzó a finales de marzo y principios de abril, las autoridades informaron de un repentino descenso de combates. A pesar del lanzamiento oficial de los talibanes de su ofensiva anual el 12 de abril, con la violencia intensificándose en otras partes del país, Helmand sigue experimentando un período de relativa calma, con los últimos bulbos de adormidera terminándose de raspar.

En Helmand, durante la temporada de cosecha de un mes de duración, los talibanes tienen mejores cosas que hacer que luchar: Obtienen múltiples beneficios de los ricos campos de adormidera.

Según los agricultores, los combatientes a menudo dejan sus armas para trabajar como jornaleros. También recaudan el impuesto de opio que imponen a nivel local, y se quedan por el impuesto islámico del 10% adicional sobre la producción agrícola, llamadoushr. Esos ingresos van supuestamente a los necesitados, pero a menudo terminan yendo a los talibanes.

Por encima de todo, la temporada de cosecha se convierte en una campaña de reclutamiento talibán, con miles de hombres procedentes de todo el país que ya se sienten frustrados con la falta de oportunidades de trabajo.

"La cosecha de adormidera constituye un buen momento para que los talibanes para que interactúen con caras nuevas, y un momento aún mejor para los nuevos reclutamientos" declaró Bashir Ahmad Shakir, el jefe del comité de seguridad en el consejo provincial de Helmand.

Abdul Jabar Qahraman, el representante del gobierno de Afganistán a cargo de los enfrentamientos en Helmand, dijo que los talibanes estaban haciendo campaña "24-7" para reclutar gente del grupo de 15.000 obreros, la mayoría jóvenes sin empleo, que llegaron a Helmand para la temporada de cosecha. Asimismo, sostuvo que el gobierno detuvo a unos 700 trabajadores para interrumpir la cosecha, pero los hombres fueron puestos en libertad unos días más tarde, a excepción de un pequeño número de sospechosos de ser miembros del movimiento talibán. Según Qahraman:

"La guerra en Afganistán no es una guerra de ideología, es una guerra de beneficios financieros”.

"Las adormideras apoyan económicamente a los talibanes", agregó. "Sus comandantes llenan sus bolsillos con dinero en efectivo. Una vez que reciben el dinero, se preparan para la lucha ".

Pero Zabihullah Mujahid, un portavoz talibán, afirmó que el cultivo de opio era una cuestión regional y "tradicional" que les proporciona a las personas los ingresos que necesitan para el resto del año.

"El cultivo de la adormidera no tiene nada que ver con nosotros, y en un ambiente de conflicto como este, no podemos evitarlo tampoco. Es natural que en algunas zonas los talibanes sean residentes ahí y tengan necesidades familiares, tal vez para satisfacer esas necesidades puede que participen en la recolección. Pero no es un trabajo formal por nuestra parte ".

Piense en los cuatro acres de Mutmain en el distrito de Musa Qala. Este año, dice que recolectó aproximadamente 40 kg de opio en bruto, en comparación con cerca de 13,5 kg de seis acres el año pasado. Entre los 25 trabajadores que contrató para los 15 días de recolección de la resina, según Mutmain 10 de ellos eran miembros activos del Talibán que habían dejado temporalmente las armas para trabajar en la cosecha. El resto eran hombres jóvenes de otras provincias, sobre todo las zonas vecinas.

“Se hacen buenos amigos – pasan juntos al menos 12 o 15 días, que es tiempo suficiente para construir confianza", explica Mutmain. Los talibanes combatientes relatan "historias de valentía, cómo se las arreglan para hacer estallar los vehículos blindados" e invaden puestos de control.

"Ese tipo de cuentos impresionan de verdad a los recién llegados, y algunos van a los campos de batalla con ellos y se unen".

Poco después de que la cosecha hubiera terminado, un recaudador de impuestos talibán llegó con un bloc de notas y un testigo, cuenta Mutmain. A veces, los agricultores necesitan alinear las bolsas de plástico de opio que han recogido, cada una con un peso de unos 4,5 kg, para su inspección. Pero la mayoría de las veces, los talibanes creen en su palabra.

"O les pagas con el precio actual, o con narcóticos", declaró Mutmain en relación al impuesto. Él pagó en efectivo, el equivalente a 400 $.

Mahatabuddin Khan, otro agricultor del distrito de Khanshin, dijo que pagó sus impuestos en especie. Había contratado a 15 personas, cinco de ellas talibanes y el resto hombres jóvenes de los distritos del norte de Helmand, para trabajar en sus dos acres, que en última instancia produjeron cerca de 16 kg de opio.

El recaudador de impuestos llegó incluso antes de que la cosecha hubiese terminado. Calculó cuánto produciría el terreno frente a él, y Khan pagó algo menos de 1 kg de opio en bruto.

Muchos en Helmand temen un año difícil de combate por delante, ahora que la máquina insurgente está alimentada con nuevos fondos y combatientes.

"Las fuerzas militares afganas en Helmand se están preparando para hacer frente a la temporada estival más dura de combate", dijo Shakir, el miembro del consejo provincial.

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