Se espera que la cumbre de la OTAN del próximo mes de julio marque una nueva era de colaboración con la UE para responder a las amenazas a las que Europa se enfrenta.
Sus sedes están separadas solamente por un trayecto en taxi de tres kilómetros por Bruselas y con los años han manifestado, muchas veces, sus intereses y valores comunes. Sin embargo, a pesar de tener 22 miembros en común, la OTAN y la UE siempre han encontrado más fácil hablar sobre cooperación que llevarla a cabo. Pero, eso puede estar a punto de cambiar.
Los líderes de ambas instituciones esperan que la cumbre bianual de la OTAN en Varsovia este mes de julio marque una nueva era de colaboración para defender Europa. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ex primer ministro de Noruega, lo describe como una cumbre "histórica" que debe responder a los grandes cambios que se han producido durante los últimos dos años en las amenazas a las que Europa se enfrenta.
Los terroristas han asesinado a fans del rock en París. La guerra civil de Siria ha enviado una ola de refugiados a Europa. Rusia está librando una "guerra híbrida" en el este, logrando sus objetivos con una mezcla de fuerza convencional, subversión política y desinformación. Todos estos problemas están obligando a la OTAN y a la UE a encontrar nuevas formas de trabajar juntos.
"Nos hemos dado cuenta de que solo poseemos parte de la caja de herramientas", dice un funcionario de la OTAN.
La UE y la OTAN han seguido cooperando en el pasado. Hace más de una década, la UE se hizo cargo de las misiones de estabilización en los Balcanes que utilizan el Cuartel General y las capacidades de planificación de la OTAN. Estas disposiciones permiten a la OTAN apoyar las operaciones dirigidas por la UE en las que la alianza en su conjunto no está establecida. La OTAN y la UE también trataron de establecer una cooperación civil y militar en Afganistán y ambos han enviado fuerzas navales para luchar contra los piratas somalíes desde el año 2008.
No obstante, las dos organizaciones han tendido a trabajar en paralelo en lugar de juntas, dando lugar a un solapamiento y desorden. En parte, esto se debe a la prolongada disputa entre Turquía (un miembro de la OTAN pero no de la UE) y Chipre (un miembro de la UE pero no de la OTAN) por la antigua ocupación de la parte norte de la isla desde 1974. Siempre que sea posible, Chipre impide los intentos de cooperación. Mientras tanto, Estados Unidos y los miembros más atlantistas de la alianza, como Gran Bretaña, siempre han desconfiado de los planes franco-alemanes para establecer un cuartel general de planificación militar de la UE. Sin embargo, la urgencia ante las nuevas amenazas a las que hace frente Europa puede estar forzando el cambio.
"Ahora tenemos una verdadera razón para trabajar juntos", afirma un funcionario de la OTAN. Las tácticas de la guerrilla híbrida que Rusia utiliza para anexionar Crimea y luchar por el control de la región de Donbass del este de Ucrania lejos de Kiev, requieren una respuesta diferente de los enfrentamientos entre las fuerzas que se llevaron a cabo durante la guerra fría. Los recursos diplomáticos, comunicativos, militares y económicos se deben utilizar de común acuerdo.
"Se trata de una línea más difusa entre la paz y la guerra", dice Stoltenberg.
¿Cuáles son las amenazas?
El primer desafío, cuando se enfrenta a una amenaza híbrida, es entender lo que está ocurriendo y saber dónde están sus vulnerabilidades. Eso significa que la OTAN y la UE deben compartir información y analizarla juntas, así como asegurarse de que ambas pueden proteger sus redes de los ataques cibernéticos. También implica proteger las infraestructuras esenciales, como el suministro de energía en Europa oriental, y utilizar las comunicaciones conjuntas para contrarrestar la desinformación.
Stoltenberg espera que surjan tres cosas de la cumbre. La primera será una declaración conjunta de él y sus homólogos de la UE sobre la cooperación híbrida, marítima y de seguridad cibernética, que describe como "una expresión de la voluntad". La segunda es la creación de un programa de estrategias para hacer frente a una serie de escenarios de guerra híbrida, para acelerar la toma de decisiones y responder a preguntas formuladas de antemano sobre quién hace qué. La tercera estará vinculada con las actividades de la UE y la OTAN del próximo año para poner a prueba las reacciones a la amenaza emergente de una guerra híbrida.
La manera en la que las dos alianzas responderán al caos que envuelve a Siria, Irak y Libia está menos clara. Si el nuevo gobierno de unidad nacional en Libia lo pide, la OTAN y la UE proporcionarán ayuda para la creación tanto de las instituciones militares como civiles. La crisis de refugiados dio lugar a una petición de ayuda más urgente de Alemania, Grecia y Turquía a la OTAN. La alianza está trabajando con la agencia de fronteras de la UE Frontex para detener el tráfico ilegal y la migración por medio de la recopilación de información y la vigilancia en el Mar Egeo y en la frontera entre Turquía y Siria.
Un funcionario de la OTAN lo describe como "un desafío de proporciones estratégicas" que requiere el uso de las fuerzas militares. Stoltenberg señala a los funcionarios griegos y turcos que sirven en el buque insignia de la flotilla alemana en el Egeo como un ejemplo de la cooperación dirigida por la OTAN entre la UE y Turquía. Las amenazas de seguridad están presionando a la OTAN y la UE para mejorar su relación. Sin embargo, muchos se mantienen escépticos hasta que los políticos de la UE tomen la cuestión con más seriedad. Ian Kearns, director del European Leadership Network, un grupo de expertos, afirma: "Hay mucha actividad a nivel oficial, pero el gran reto es político".
Éste se pregunta si la idea del programa de estrategias puede funcionar; en una verdadera crisis, la lenta toma de decisiones de la UE podría evitar que cualquier persona siga el guión con la suficiente rapidez. El "cambio de juego", dice, sería un acuerdo sobre Chipre. Los estadounidenses piensan que más cooperación entre la OTAN y la UE sería buena, pero lo que realmente quieren es que sus aliados gasten más en defensa. Stoltenberg está de acuerdo en que no es "sostenible" para los Estados Unidos cubrir el 72% del gasto de la alianza. Sin embargo, señala que al menos los presupuestos de defensa europeos, dejaron de disminuir el año pasado; de hecho, 16 Estados miembros los aumentaron.
"Este es el primer paso en un largo camino", dice.