Si se destituye a Dilma Rousseff, Michel Temer se convertiría de forma automática en el próximo presidente de Brasil.
Hace solo unos meses Michel Temer descartó la posibilidad de que pudiesen destituir a la presidenta Dilma Rousseff. "No creo que vaya a llegar muy lejos", declaró el vicepresidente de Brasil en el Financial Times en diciembre, antes de cambiar rápidamente de tema.
Actualmente, mientras Rousseff se enfrenta a una votación en el Senado el miércoles que se espera que apoye una moción para destituirla, Temer, de 75 años, está a punto de convertirse en presidente.
La votación en el Senado todavía podría enfrentar obstáculos. Esta semana el jefe en funciones del Congreso de Brasil se vio obligado a revocar rápidamente una decisión para suspender el movimiento contra Rousseff, a quien se acusa de usar ilegalmente fondos del Estado para tapar un agujero en el presupuesto – cargos, según ella y su partido, motivados por cuestiones políticas.
Pero salvo si hay sorpresas, el abogado constitucionalista y experto en política asumirá la tarea de rescatar a la mayor economía de América Latina de una profunda recesión y restaurar la confianza pública en una clase política afectada por un escándalo de corrupción en Petrobras (BVMF: PETR4), la compañía petrolera estatal.
Casado tres veces, comenzó a salir con su tercera esposa, Marcela, una ex modelo más de 40 años menor que él, cuando era un adolescente. Su apariencia un poco gótica también llevó a un rival a calificarlo en broma de "mayordomo de la casa del terror".
El hijo menor de una familia cristiana del Líbano que dejó su pueblo natal de Btaaboura en 1925 -nació en Tietê, en Sao Paulo, en el seno de una familia de cultivadores de arroz y café. Años después, Btaaboura llamó a su calle principal "Rua Michel Tamer, vicepresidente de Brasil" en honor a su famosa descendencia de América del Sur.
El actual vicepresidente de Brasil se graduó en la Facultad de Derecho, trabajó como profesor durante la dictadura militar de dos décadas en Brasil antes de dedicarse a la política en la década de 1980.
En 2001, asumió el liderazgo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño o PMDB, una agrupación libre de políticos regionales propensos a gastarse el dinero de los contribuyentes en ganar votos, que ahora es el principal partido del Congreso.
Temer, que fue elegido presidente del Congreso tres veces, tuvo que hacer frente durante años a las complejidades de la política de coalición de Brasil. El PMDB se alió con el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff que gobernaba en 2007 y, cuando Rousseff fue elegida en 2011, nombró a Temer vicepresidente.
Los primeros años transcurrieron tranquilamente antes de que las tensiones con Rousseff salieran a la luz pública el año pasado, cuando una carta filtrada de Temer reveló su frustración por el hecho de que el presidente y su partido lo estuviesen dejando fuera de la toma de decisiones.
En un documento similar al anuncio de un divorcio, criticó la forma en la que le habían tratado, como un vicepresidente "decorativo", al dejarlo fuera de las reuniones importantes con gente como Joe Biden, el vicepresidente de Estados Unidos, al ignorarlo cuando sugería nombramientos y al tratarlo con "una absoluta falta de confianza".
Sus diferencias con Rousseff se pusieron de manifestó en un plan económico liberal que publicó el año pasado, el cual contempla la reforma de muchos santos griales de la izquierda, como las pensiones y las leyes laborales.
Incluso pretendía introducir la forma de un presupuesto en base cero defendida por Jorge Paulo Lemann, el barón de la cerveza multimillonario, que requeriría que todos los gastos del gobierno se justificasen cada año.
El año pasado, pasó desapercibido cuando Eduardo Cunha, presidente del Congreso, puso en marcha la moción de destitución. Como principal beneficiario del movimiento -el vicepresidente asume el poder de forma automática si se destituye al presidente- no quería que se le viera como si estuviese ansioso por el poder.
Sin embargo, tuvo meteduras de patas. En otra filtración, un video de él practicando un discurso de agradecimiento en caso de que Rousseff fuese destituida en abril, reforzó la imagen que se tiene de él de un "conspirador" y "usurpador".
Amable, pero serio, los destellos de su vida privada revelan una parte emocional del hombre que sería el presidente número 40 de Brasil.
Es el autor de numerosos libros sobre derecho constitucional y uno de sus trabajos más recientes fue una colección poesía.
"Qué deseo es ese que te lleva a despojarte, para desenmascararte a ti mismo", escribe en la introducción.
En una entrevista con la revista brasileña TPM, su esposa también volvió a contar cómo justo después de dejarla en su casa después de su primera cita, Temer le dijo: "Te amo, te amo, te amo".
"Para mí es como si tuviese 30 años", dijo sobre su diferencia de edad, añadiendo que ella pensó que él era "extremadamente encantador" en su primera cita.
Si, como se espera, Temer asume la presidencia de Brasil esta semana, tendrá que aprovechar ese encanto para levantar a un país herido por la recesión económica y dividido por el odio político.
Sin embargo, aún puede verse envuelto en el escándalo Petrobras, después de haber sido mencionado por algunos testigos en la investigación, aunque no está siendo investigado oficialmente y ha negado haber cometido ningún acto ilícito.
No obstante, no se espera que permanezca como presidente mucho tiempo tiempo, después de declarar al Financial Times en diciembre que no iba a presentarse para las elecciones previstas para el 2018.
En otro de sus poemas, que parece ser una conversación entre dos personas acerca de por qué se han embarcado sin un destino podría señalar el dilema al que se enfrenta Brasil con un presidente no electo que se prepara para dirigir un país desorientado políticamente y perplejo por su caída en desgracia. Temer escribe:
"Tú porque no sabías a dónde querías ir y yo porque ya he ido en tantas direcciones diferentes y he terminado a ningún sitio".