La activación del escudo antimisiles en Rumanía por parte EE. UU. ha enfurecido a Rusia.
Un sistema de defensa antimisiles de EE. UU. destinado para proteger a Europa de las amenazas de misiles balísticos se está moviendo a una velocidad superior esta semana, con un sitio en Rumanía que entra en funcionamiento el jueves, y oficiales abriéndose camino en otro sitio en Polonia un día después.
El sistema ha estado en fase de desarrollo durante años y, según oficiales de la OTAN y EE. UU., está dirigido contra las posibles amenazas de largo alcance procedentes de Oriente Medio, principalmente con Irán en mente. Sin embargo, Rusia se opone firmemente a tener tan cerca el avanzado sistema militar, y la decisión seguramente va a exacerbar aún más las tensiones entre Rusia y Occidente, las cuales están más tensas que nunca desde la Guerra Fría.
Defensa propia
Estados Unidos y la OTAN sostienen que el escudo antimisiles – que es capaz de rastrear y derribar misiles entrantes – es puramente defensivo y, de todas formas, no puede hacer nada frente a las amplias reservas de misiles balísticos intercontinentales de Rusia.
"Hemos tenido problemas muy, muy difíciles", negociando con Rusia, dijo en Bucarest el miércoles Frank Rose, subsecretario de Estado para el control de armas, la verificación y el cumplimiento. Y añade:
"Rusia ha estado construyendo un sistema avanzado desde hace mucho tiempo y lo hacen muy bien. No tenemos la capacidad técnica para hacer frente a esa amenaza".
Aunque el Kremlin no considera que el sistema de defensa antimisiles de la OTAN sea una amenaza para sus fuerzas nucleares en su forma limitada actual, teme que el escudo antimisiles dirigido por Estados Unidos pueda llegar a erosionar el efecto disuasivo de las fuerzas nucleares rusas cuando se haga más poderoso en el futuro.
Las autoridades rusas le han restado importancia a la afirmación de que el escudo antimisiles está destinado para defenderse de las amenazas de misiles de Irán, y el presidente Vladimir Putin ha señalado la determinación de EE. UU. y la OTAN de continuar con el proyecto, incluso después de un acuerdo nuclear con Irán como prueba de que está dirigido contra Rusia.
Los oficiales occidentales niegan esto.
"La proliferación de misiles balísticos es una amenaza creciente", dijo la portavoz adjunta de la OTAN Carmen Romero. "Cada vez más países están intentando desarrollar o adquirir misiles balísticos. Por otra parte, la tecnología de misiles es cada vez más sofisticada, letal y precisa, y con un mayor alcance".
"Para nosotros, descartar o ignorar que la amenaza de misiles es muy real, sería una irresponsabilidad".
Rusia ha amenazado con reaccionar al emplazamiento previsto en Polonia mediante el despliegue de misiles Iskander a Kaliningrado, el territorio de Rusia encasillado entre Polonia y Lituania, que es la zona más militarizada en Europa.
Los Iskanders, que pueden estar equipados tanto con cabezas nucleares como convencionales, tienen un alcance de hasta 500 kilómetros, poniendo gran parte de Polonia a su alcance. Fueron desplegados temporalmente en Kaliningrado durante las maniobras militares del año pasado para demostrar la rápida capacidad de intervención de Rusia. Los oficiales de defensa polacos están convencidos de que algunos están allí todavía.
"Los rusos están en contra de fuerzas que son incapaces de amenazarlos", seañala Michal Baranowski, el director de la oficina de Varsovia de la German Marshall Fund de Estados Unidos, una institución dedicada a los asuntos transatlánticos.
"Sus protestas son poco sinceras. Sabemos – y ellos saben – que estas son fuerzas de defensa que se encuentran a un nivel que podría ser fácilmente aplastadas".
EE. UU., la OTAN y oficiales rumanos llevarán a cabo una ceremonia el jueves para marcar el inicio de las operaciones del sitio en Deveselu, un pueblo en el sur de Rumanía, con el secretario general de la OTAN Jens Stolten-berg a cargo de pronunciar un discurso. Al día siguiente, oficiales de Polonia y EE. UU. comenzarán las obras de un nuevo emplazamiento previsto en el pueblo polaco de Redzikowo, cerca del Mar Báltico. Se espera que entre en funcionamiento en el año 2018.
Ambos sitios serán parte de un sistema conocido como el European Phased Adaptive Approach, nomenclatura que indica que su capacidad crecerá a medida que diferentes elementos entren en funcionamiento. Por ahora el sistema también incluye un radar en Turquía y cuatro destructores navales con un puerto de origen en España. Con solo recursos provisionales, ahora está bajo el mando de la Marina de EE. UU., pero será transferido a la OTAN una vez esté en pleno funcionamiento.
El programa fue lanzado por el ex presidente George W. Bush, pero adaptado de manera significativa por el presidente Barack Obama, que eliminó un componente destinado a estar en la República Checa. Praga vio como se tensaba su propia relación con Moscú al aceptar participar, lo que ha dejado cierto resentimiento persistente hacia EE. UU.
En los primeros años de la planificación, Rusia y la OTAN seguían trabajando en lo que llamaron una "asociación estratégica". Hoy en día la relación se encuentra en una fase de mayor confrontación, algo que se ha visto recientemente en encuentros cercanos entre EE. UU. y los militares rusos en el Mar Báltico.
Rusia sobrevoló un buque de guerra de EE. UU. el mes pasado, poniéndose a una distancia de 9 metros del destructor, en lo que la Marina de EE. UU. llamó un "ataque simulado", mientras que un reactor ruso efectuó una maniobra de tonel volado sobre un avión de reconocimiento de la Fuerza Aérea de EE. UU. Los oficiales estadounidenses han denunciado las maniobras como poco profesionales y peligrosas, mientras que el secretario de Estado John Kerry ha dicho que bajo las leyes militares estadounidenses de compromiso, el buque de la Marina podría haber abierto fuego.
Los rusos han restado importancia a los incidentes, con el canciller Sergey Lavrov alegando que los aviones de guerra le echaron un vistazo a la nave "desde una distancia segura".
Los lazos entre Rusia y la OTAN dieron un brusco giro para peor cuando Rusia se anexionó a Crimea en 2014 y comenzó a apoyar a la insurgencia pro-rusa en el este de Ucrania. Eso llevó a la OTAN a incrementar ejercicios militares en Europa central y oriental para tranquilizar a los aliados que salieron del control de Moscú hace un cuarto de siglo y temen que puedan ser el próximo objeto.
Un juego bélico a gran escala de unos 25.000 soldados, Anakonda 16, está previsto que tenga lugar en Polonia el próximo mes, una de las más grandes de los últimos años.
La OTAN también está discutiendo un plan para desplegar una rotación continua de unos 4.000 soldados a los estados bálticos y Polonia posiblemente, para tranquilizar a los aliados nerviosos. Se espera que los ministros de Defensa de la OTAN discutan eso en junio, con una decisión final sobre el despliegue que tomarán el mes siguiente Obama y otros líderes de la OTAN en la cumbre que tendrá lugar en Varsovia.
El analista Baranowski, dijo que incluso con esa esperada concentración, la OTAN solo seguirá teniendo en torno a una décima parte de las fuerzas que Rusia ha desplegado a lo largo de su frente.
"Eso es poco en comparación con lo que Rusia ya tiene allí".