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El presidente en funciones de España confía en vencer a los recién llegados políticos, a medida que se acerca la repetición de las elecciones.

Durante la mayor parte de este año, Mariano Rajoy ha sido el Hombre Invisible de la política española, observando y esperando, mientras sus rivales intentaban expulsarlo del poder.

Él miraba mientras otros líderes de partido luchaban – y en última instancia fracasaban – por formar un nuevo gobierno tras las elecciones generales no concluyentes del año pasado. Ahora, con una repetición de la votación avecinándose en junio, está listo para salir al descubierto.

En una entrevista con el diario Financial Times en su residencia a las afueras de Madrid, el presidente del gobierno en funciones expone sus planes para un nuevo mandato de cuatro años, con la promesa de 2 millones de nuevos empleos, así como reducción de impuestos y una reforma del sector público.

Deja a un lado el desafío de los nuevos políticos de España, incluido el partido antisistema Podemos. Argumenta que los votantes elegirán su "experiencia" y "moderación" por encima de la ruptura política. No tiene intención de dar paso a un líder más joven. Y declara:

“Mi trabajo está a medio hacer”.

Cuando Rajoy asumió el cargo a finales de 2011, recibió como legado un país en una profunda recesión, con un déficit público del 9,3% y una crisis bancaria incipiente que explotaría solo seis meses más tarde. Hoy en día, los problemas estructurales siguen existiendo – entre otras cosas una tasa de desempleo del 21% – pero Rajoy proclama los logros económicos de su gobierno: las cifras del desempleo están cayendo, y la economía sigue creciendo a un ritmo rápido – a pesar de la incertidumbre política.

"España ha superado la amenaza de quiebra. Está creciendo y creando puestos de trabajo. Ahora hay que consolidar la recuperación. Me siento bien. Me siento motivado. Y tengo experiencia… Creo que España necesita experiencia en este momento".

Las últimas encuestas pronostican que Rajoy y el Partido Popular surgirán como el mayor bloque del Parlamento una vez más, e incluso podrían ganar más escaños que en diciembre. Pero una mayoría absoluta parece estar fuera de su alcance. ¿Cómo se saldrá de este impasse entonces?

A Rajoy le gustaría hacer una gran coalición al estilo alemán con el PSOE, a pesar de que los socialistas lo han rechazado. "Una gran coalición sería lo mejor para España", sostiene. "Seríamos muchos. Tendríamos una mayoría. Podríamos impulsar reformas. Y podríamos trabajar juntos al nivel europeo".

Descarta a "los nuevos partidos que están surgiendo por todas partes" – desde el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia, al UKIP en Reino Unido. Se reserva un desdén especial para Podemos, supuesto practicante de la nueva política que Rajoy rechaza como "un partido del siglo XIX".

Juan Medina/Reuters

Otro recién llegado, el partido centrista Ciudadanos, es ampliamente considerado un socio natural de coalición para el PP. El problema es que Ciudadanos sostiene que no respaldará un gobierno dirigido por el PP mientras Rajoy esté al mando. ¿Se apartaría él por el bien de la estabilidad política? Su respuesta es inequívoca.

"Lo que es de interés nacional es respetar la voluntad del pueblo. Es bastante curioso que un partido con 40 escaños en el Parlamento [Ciudadanos] le diga a un partido con 123 escaños [PP] que se deshaga de su líder”.

Asimismo, añade, “Yo gané la elecciones”.

Cualquiera que sea la composición del próximo gobierno, sus planes para un segundo mandato vienen con un sorprendente acento estadounidense – y una historia sobre un encuentro reciente con un empresario español de éxito.

"Comenzó su discurso diciendo: ‘Damas y caballeros, he estado en quiebra tres veces’. Me pareció que era un mensaje estupendo. No te des por vencido y no esperes a que el estado o el gobierno lo resuelvan todo por ti", dice entusiasmado.

Rajoy insiste en que "no es el Estado el que crea empleo y riqueza", y que quiere inyectar "una mayor libertad en la economía". Discreto y carente de carisma, ese tipo de mensajes lo hacen sonar ligeramente como el ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan. "No tengo mucho en común con Ronald Reagan," responde, inexpresivo. "Pero no era precisamente un mal presidente".

No todo el mundo en España coincide con la evaluación de la economía de Rajoy – por no hablar de sus recetas para restaurarla. Sin embargo, su mayor debilidad política es un rechazo popular ante la corrupción que ha nutrido a partidos como Ciudadanos y Podemos.

3 posibles resultados de las elecciones

Desde principios de 2013, cuando el PP se vio sacudido por las revelaciones de fondos ilícitos, los escándalos de corrupción han provocado una ola de renuncias y detenciones, así como la vergüenza pública de figuras de alto perfil del partido. Como líder del PP durante ese periodo, Rajoy ha recibido críticas de todas partes.

Sin embargo, el presidente no muestra arrepentimiento. "Mi partido no es un partido corrupto. Había algunas personas [dentro del partido] que hicieron lo que no deberían haber hecho. Pero todos ellos ya han sido obligados a dejar sus cargos".

Rajoy se enfrenta a otro difícil reto político en Cataluña. La próspera región ha experimentado un fuerte incremento en el sentimiento separatista durante los últimos años, y se rige por un gabinete abiertamente comprometido con la independencia. Esa reivindicación ha encontrado hasta ahora una oposición implacable desde Madrid, y continuará haciéndolo.

"Podemos hablar de cualquier cosa [con los líderes catalanes] – excepto de la unidad nacional de España".

En relación a Cataluña, al igual que en otros asuntos, Rajoy ha sido acusado de pasividad. Algunos se refieren a él como "El hombre que siempre espera a que suceda algo”, como una versión gallega del personaje Wilkins Micawber de Charles Dickens.

Sin embargo, sus tácticas de “esperar y ver” han dado buenos resultados a menudo.

"Si gobiernas, tienes que dejar claras dos cosas: la primera es tus prioridades, para distinguir entre lo que es importante y lo que no. La otra es administrar el tiempo”.

En su propio caso, "la gestión del tiempo" significa claramente saber cuándo actuar y cuándo no actuar, cuándo dejar el terreno a sus rivales, cuando dar un paso adelante – y, por último, cuando hacerse a un lado. Y el momento de su partida, insiste, aún no ha llegado.

De hecho, Rajoy sostiene que ha comenzado a rejuvenecer su partido, nombrando a una serie de líderes más jóvenes en puestos importantes. Por el momento, sin embargo, no hay nadie para ocupar su lugar.

Dado por perdido muchísimas veces, parece encantado de demostrarles a los escritores de obituarios que están equivocados. "No tengo un sucesor natural", dice con una amplia sonrisa. "Y le digo otra cosa: a veces no es malo no tener un sucesor natural".

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