¿Tiene sentido que los ciudadanos Turcos necesiten un visado para entrar en la UE? ¿Supondría un verdadero riesgo que pudieran circular libremente?
La Unión Europea instó ayer a las autoridades de Turquía a no amenazar más al bloque comunitario para conseguir la liberación del régimen de visados de sus ciudadanos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, dijo este jueves que el gobierno de Recep Tayyip Erdogan no debe presionar al organismo regional con la ruptura del acuerdo migratorio para lograr su objetivo.
El líder de la CE agregó que las amenazas no son la mejor herramienta diplomática, y "cada uno debe renunciar a utilizarlas, porque no tendrán ningún efecto".
Junker espera que Ankara cumpla las condiciones exigidas por el Club de los 28, entre ellas los cambios en sus leyes antiterroristas, para obtener la libre circulación en la región.
Erdogan acordó que su país acogería a los inmigrantes indocumentados que llegan a Europa por la ruta de los Balcanes, que fue utilizada por más de 1 millón de personas el año pasado. A cambio, exigió 6 millones de euros (6,7 mil millones) en ayuda y el fin de los visados de corta duración para los turcos en la zona Schengen a finales de junio. Los europeos prometieron el dinero y acordaron acelerar la liberalización de los visados "siempre y cuando Turquía cumpla todas las condiciones".
Erdogan parece haber pasado por alto esta advertencia. El miércoles dijo que el acuerdo de readmisión de inmigrantes no sería aprobado por el Parlamento turco si no se concede la exención de visados.
No son pocos los requisitos
Hay 72 criterios que supuestamente debe cumplir Turquía, y solo deben seguir trabajando en tan solo cinco de ellos, según un documento del 4 de mayo de la Comisión Europea. Estos son, sin embargo, los más difíciles de poner en práctica: Se refieren a la legislación anticorrupción, la policía y la cooperación judicial con la UE, la protección de datos personales según la normativa de la UE y, lo más importante para Erdogan, ciertos cambios en la legislación que ahora le permite perseguir a periodistas y académicos por "propaganda terrorista".
La represión de Erdogan es deplorable. Uno podría preguntarse, sin embargo, qué tiene esto que ver con los visados de turista de 90 días para la UE. Después de todo, si alguien tiene que escapar de la persecución, la necesidad de obtener una visa es obstáculo importante.
En términos prácticos, la "lista negra" de la UE de países cuyos ciudadanos necesitan visado tiene como objetivo mantener alejados a los inmigrantes indocumentados. Es una herramienta contundente para tal fin.
En 2014, los países del espacio Schengen emitieron 5,7 millones de visados a rusos, y menos del 0,01 por ciento de ese número de rusos fueron capturados ese año por estar en Europa de forma ilegal. Para Turquía, la relación es aproximadamente la misma. Los ciudadanos chinos recibieron 1,7 millones de visados, y solo el 0,5 por ciento de ese número fueron aprehendidos. El número de inmigrantes indocumentados procedentes de estos tres países es pequeño - poco más de 27.000, en comparación con la población de más de 500 millones de Europa. Y este número no es pequeño porque los países de la UE estén haciendo un buen trabajo a la hora de filtrar las solicitudes de visado: las tasas de rechazo de visado son bastante pequeñas - un 1 por ciento para Rusia, un 3 por ciento para China y un 4 por ciento para Turquía.
Por lo tanto, el riesgo de dejar que los ciudadanos turcos, chinos y rusos viajen a Europa sin visados sería insignificante.
El acuerdo de refugiados con Turquía, debería incitar a la UE a abandonar la liberalización de visados como herramienta política y solo mantener la obligación de visado a los países cuyos ciudadanos tengan más probabilidades de permanecer ilegalmente en el territorio del bloque, tales como Afganistán o Eritrea. Todo el mundo debe ser libre de visitar Europa, incluidos los turcos.