Washington y Bruselas están luchando por reconstruir el impulso para un importante acuerdo comercial, mientras que hay indicios de que este se está tambaleando bajo los ataques cada vez más duros de los políticos de ambos lados del Atlántico.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, viajó a París el martes para presentarle posiblemente el mayor pacto comercial del mundo a uno de los sectores políticos más duros de Europa – una convención de alcaldes de Francia.
Les aseguró que la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) no perjudicará sus intereses.
"Creo que las negociaciones de la TTIP pueden producir un acuerdo que beneficiará a la economía europea – [nuestras pequeñas y medianas empresas] y nuestros agricultores – sin dañar sus estándares".
Frustrado por el endurecimiento de la oposición de los socialistas influyentes de Alemania y el gobierno francés, Juncker ha pedido que los 28 estados miembros vuelvan a confirmar su compromiso con el acuerdo en una cumbre en junio. La Comisión alegó que los países deben demostrar que "todos van a remar en la misma dirección". Reino Unido e Italia son firmes partidarios.
Al hablar en Estocolmo en una gira europea para fomentar la TTIP, Michael Froman, representante de Comercio del presidente estadounidense, Barack Obama, advirtió que no había un "Plan B" si las conversaciones no se concluían este año:
"O trabajamos juntos para ayudar a definir las normas del mundo o dejamos que otros cumplan ese papel".
Los partidarios de la TTIP también se han sorprendido por la creciente oposición a los acuerdos comerciales en EE. UU., donde el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, ha construido su campaña en torno a un mensaje en contra del comercio y la demócrata Hillary Clinton, enfrentándose a un desafío de la izquierda, ha retirado su apoyo para un pacto comercial del Pacífico similar.
Con la presidencia de Obama llegando a su fin, las autoridades de ambos lados creen ahora que la puerta se está cerrando para que se alcance y apruebe un acuerdo en las legislaturas de Europa y EE. UU. antes de que finalice el año. Los funcionarios de la UE insisten en que quieren llegar a un acuerdo sobre un documento de trabajo antes de julio.
La imposibilidad de completar el acuerdo antes de que cambie la administración de Estados Unidos podría condenar el pacto a años a la deriva.
Francia es el que más muestra su escepticismo en cuanto a la TTIP, debido en gran parte a los temores de que el acuerdo podría perjudicar a su venerado sector agrícola y disminuir el valor de las indicaciones geográficas que protegen los icónicos vinos, quesos y carnes franceses.
Mientras Juncker se estaba dirigiendo a los alcaldes, el presidente francés, François Hollande, estaba ofreciendo sus propias, y más desafiantes, garantías en la inauguración de un centro del vino en Burdeos.
"No puede haber ninguna duda sobre sacrificar nuestros intereses para llegar a un acuerdo. Las indicaciones geográficas contribuyen a preservar la calidad agrícola en nuestro país. Ayudan a mantener nuestra actividad agrícola en nuestra tierra".
En mayo, Hollande fue aún más categórico, diciendo que Francia diría "no" a cualquier acuerdo "en este momento".
En Alemania, Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía, criticó a la canciller Angela Merkel en una entrevista la semana pasada, en cuanto a su entusiasmo por concluir la TTIP este año.
Los funcionarios de comercio de Estados Unidos dicen que, irónicamente, las negociaciones de la TTIP han estado haciendo grandes progresos en los últimos meses. También expresan irritación por el hecho de que Hollande esté más interesado en la política nacional antes de las elecciones francesas en abril, en lugar de llegar a un acuerdo en la defensa de las prácticas comerciales de Estados Unidos y la UE de cara a una China en ascenso.
"Por decirlo suavemente, ha habido una gran cantidad de indirectas fuera de Europa en las últimas semanas y estamos intentando verlas una por una", declaró un alto funcionario estadounidense en una entrevista con el Financial Times.
"Esperamos que el mensaje de Bruselas a finales de junio presente pruebas claras de un amplio compromiso europeo con la TTIP".